Esbozos de mujeres

Una comedia ir¨®nica, breve y bien escrita. Se pregunta uno d¨®nde va: a ning¨²n sitio. Ocho mujeres, una de ellas fantasma, est¨¢n en escena: suyas son las lenguas de gato del t¨ªtulo, m¨¢s que las de chocolate que aparecen y son, a veces, comidas. Lengua de gato ser¨ªa esa lengua un poco ¨¢spera, un poco como de papel de lija, pero al mismo tiempo cari?osa; as¨ª sus palabras. Las que se pueden esperar de unas mujeres cuando un hombre hace unos retratos de mujer: frivolidad. La escritura, la forma de vac¨ªo, la iron¨ªa, la isla del gineceo con sus odios y amores, me hace recordar algunos ejemplos del teatro de la Rep¨²blica y sus aleda?os: por ejemplo, a Benjam¨ªn Jarn¨¦s y otros de los que bebieron en el surtidor inagotable de Ram¨®n G¨®mez de la Serna.Otra mujer de fuera de escena, Mar¨ªa Ruiz, directora cuidadosa, quiz¨¢ haya ayudado a feminizar un poco m¨¢s la obra, a ir m¨¢s all¨¢ de lo que puede escribir un hombre, sin dejar perder el sentido de monada del original, de forma que las grandes tragedias que se cuentan resultan fr¨ªvolas; y, naturalmente, lo sean las ocho actrices que en esta ocasi¨®n suponen el Teatro de la Cava: pero al ser mujeres reales, pisando y pesando sobre el tablado, humanas y actuales, le dan esa realidad inevitable, incluso con su falta de terminaci¨®n como actrices. La feminidad y la moner¨ªa ideada se van, por la naturaleza humana presente all¨ª, a algo m¨¢s actual y menos tenue.