?A qui¨¦n defiende el ¨¢rbitro?
Defensa. Ambos equipos, como es habitual en los planteamientos de Floro y Valdano, utilizaron la zona como base de su sistema defensivo. El Albacete emple¨® para ello un n¨²mero elevado de efectivos, pues a los defensas propiamente dichos hubo que sumarles todos los centrocampistas y un media punta. Todos formaron un entramado por el que el Madrid no supo introducirse. El equipo madrdista tan s¨®lo jug¨® con cuatro zagueros que ejerc¨ªan la labor defensiva.Ataque. Los dos conjuntos colocaron a un solo hombre como delantero nato, si bien el Madrid lo hizo por obligaci¨®n, dada la expulsi¨®n de Luis Enrique. Los manchegos en ataque s¨®lo ten¨ªan una opci¨®n: pase largo de Zalazar en diagonal a las bandas. Pero s¨®lo marcaron a bal¨®n parado. En el primer tiempo, los de Valdano renunciaron a una de sus m¨¢ximas (participar todos) e intentaron iniciar el ataque con balones largos desde atr¨¢s, salt¨¢ndose la media. Tras el descanso jugaron todos y mejoraron en el control de juego.
El n¨²mero 9. Tanto Dertycia como Zamorano ejercieron como ¨²nicas puntas de lanza de sus respectivos equipos. Se encontraron solos y cada vez que quer¨ªan participar en el juego deb¨ªan desplazarse fuera de su lugar en el campo. Hicieron un derroche de facultades, pero su efectividad fue casi nula.
Expulsiones. El desarrollo del partido se vio condicionado por el criterio del ¨¢rbitro al juzgar ciertas acciones. Luis Enrique recibi¨® la primera tarjeta en una jugada en la que se emple¨® igual que su oponente, Alejandro. La segunda, por una mano involuntaria, aunque cort¨® la trayectoria del pase. Antonio fue expulsado por una acci¨®n en la que propin¨® una patada de impotencia a Hierro. Pero lo curioso es que Sala, el jugador que hizo la entrada con peor intenci¨®n y m¨¢s peligrosa, termin¨® el partido con una tarjeta amarilla. La primera obligaci¨®n del ¨¢rbitro debe ser perseguir y castigar la violencia. Las mejor¨ªas arbitrales no s¨®lo se consiguen vistiendoles de colores. Hay preocupaci¨®n porque el portero no tenga un color parecido a los jugadores de campo, pero si el ¨¢rbitro viste igual que uno de los equipos no sucede nada. ?Verdad, Gracia Redondo?.
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