Aristide desaira a Clinton e ignora el acuerdo de Puerto Pr¨ªncipe para su retorno a Hait¨ª
El presidente de Hait¨ª, todav¨ªa en el exiio, Jean-Bertrand Aristide, el hombre por quien se desencaden¨® la mayor operaci¨®n militar de Estados Unidos en Am¨¦rica Latina desde la invasi¨®n de Panam¨¢, hizo ayer un notorio desaire a la pol¨ªtica de Bill Clinton e ignor¨® el acuerdo que deb¨ªa permitir su regreso al poder despu¨¦s del 15 de octubre. La actitud de Aristide, quien en ¨²ltima instancia debe dar legitimidad a la ocupaci¨®n militar, supone el primer obst¨¢culo serio para los planes norteamericanos de democratizar Hait¨ª. Dos altos funcionarios ten¨ªan previsto entrevistarse ayer con ¨¦l para tratar de convencerle.
La reacci¨®n de Aristide, que ayer defendi¨® el acuerdo de la Isla del Gobernador y guard¨® revelador silencio sobre el compromiso conseguido el domingo pasado en Puerto Pr¨ªncipe, ha provocado gran preocupaci¨®n en Washington. Jean Casimir, el embajador en EE UU del depuesto presidente y del actual r¨¦gimen, agrav¨® esa preocupaci¨®n al revelar, tras entrevistarse con Aristide, que ¨¦ste quiere que las tropas norteamericanas desarmen al ej¨¦rcito haitiano. Adem¨¢s, el emisario de la ONU, Dante Caputo, que fragu¨® el acuerdo del Gobernador, dimiti¨® ayer en desacuerdo por lo pactado en la capital haitiana. "Se ha salido con la suya [C¨¦dras]: se ha quedado en Hait¨ª, y con tropas de EE UU en lugar de las de la ONU", declar¨® ayer Caputo en Buenos Aires a la agencia Reuter.El presidente Clinton rehuy¨® las preguntas de los periodistas sobre ese asunto y encomend¨® al consejero nacional de Seguridad, Anthony Lake, y al teniente general John Sheehan entrevistarse con el presidente haitiano para buscar un compromiso.
M¨¢s de 24 horas despu¨¦s de que las tropas norteamericanas comenzaran a llegar a Hait¨ª en el marco del acuerdo alcanzado con el dictador de ese pa¨ªs, general Raoul C¨¦dras, Aristide distribuy¨® ayer un comunicado por escrito en el que queda evidente su disconformidad con lo suscrito por la delegaci¨®n encabezada por Jimmy Carter.
"Tenemos que construir un Estado de derecho en el que no quepa la violencia ni la venganza en nuestra naci¨®n. Por eso es por lo que tenemos que seguir comprometidos con los acuerdos que hemos firmado, especialmente el acuerdo de la Isla del Gobernador. Consecuente con nuestra Constituci¨®n y aprobado por las Naciones Unidas y por la Organizaci¨®n de Estados Americanos, ese acuerdo nos devolver¨¢ la democracia", afirma el texto del presidente haitiano. El comunicado no hace referencia al acuerdo de Puerto Pr¨ªncipe.
El acuerdo de la Isla del Gobernador, firmado en esa zona de la ciudad de Nueva York por C¨¦dras y Aristide el 3 de julio de 1993, presenta notables diferencias con el que consigui¨® Carter:
- La resoluci¨®n del Consejo de Seguridad adoptada el 31 de julio pasado, en la que se apoya la ocupaci¨®n norteamericana, obliga a los militares haitianos a abandonar el pa¨ªs. Dice textualmente que hay que usar "todos los medios necesarios para la salida de Hait¨ª de los l¨ªderes militares, conforme al acuerdo de la Isla del Gobernador".
- Promete una amnist¨ªa para los militares, pero siempre que lo apruebe as¨ª un Parlamento democr¨¢tico. El acuerdo de Puerto Pr¨ªncipe concede esa prerrogativa al actual Parlamento, en el que los militares han introducido 13 diputados a su favor. Este Parlamento fue declarado ilegal por Estados Unidos y por las Naciones Unidas.
- La amnist¨ªa incluye ¨²nicamente los delitos pol¨ªticos, no los actos de sangre, violaciones o secuestros. La amnist¨ªa del acuerdo de Puerto Pr¨ªncipe es ilimitada.
-El perd¨®n del acuerdo de la Isla del Gobernador no afecta a los delitos cometidos hasta la firma de ese acuerdo. La del compromiso de Carter incluye las muertes ocurridas hasta hoy..
Ambos acuerdos son, por tanto, muy diferentes, y, al respaldar calurosamente el de la Isla del Gobernador, parece obvio que Aristide est¨¢ rechazando el que fue conseguido en Puerto Pr¨ªncipe para evitar, in extremis, una invasi¨®n por parte de Estados Unidos.
Si la Administraci¨®n norteamericana no consigue cambiar la posici¨®n de Aristide, lo que no parece f¨¢cil porque se trata de un hombre que ha demostrado sostener sus puntos de vista de forma implacable, todo el escenario de Hait¨ª puede modificarse. Al coincidir este conflicto, adem¨¢s, con el nuevo tratamiento de guante de seda que Washington ofrece al general C¨¦dras, los seguidores del sacerdote derrocado hace tres a?os por los militares pueden sentir que las tropas norteamericanas no est¨¢n en Hait¨ª para protegerlos.
Todo esto viene a demostrar las incertidumbres que planean sobre esta operaci¨®n militar, en la que est¨¢ por ver incluso qui¨¦nes son los amigos y qui¨¦nes son los enemigos.
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