La decepci¨®n del patriarca Mrinal Sen
La segunda pel¨ªcula a competici¨®n en la jornada de ayer era Antareen (El confinado) de Mrinal Sen, el patriarca -por edad, ya que naci¨® en 1923; pero tambi¨¦n por su impecable trayectoria art¨ªstica- del prol¨ªfico cine producido en la India. El de Sen es virtualmente desconocido en Espa?a, si se except¨²a un miniciclo que TVE le dedic¨® hace alg¨²n tiempo, y salvo en alg¨²n festival, resulta casi imposible el acceso a su cine, que ha conocido varias etapas desde su inicial realismo, deudor del cine del gran Satyajit Ray, hasta la tentaci¨®n intimista que de cuando en cuando recorre su obra. Este cronista recuerda el pase, en Valladolid, de Ghandar (Las ruinas), uno de sus m¨¢s emocionantes filmes de c¨¢mara.Antareen, que tiene su punto de partida en un relato de Sadat Hasan Manto, inspirado a su vez en otro de Rabindranath Tagore, se demostr¨® a la postre un filme decepcionante. Su punto de partida era interesante: la larga y casual intimidad telef¨®nica que establece por azar una mujer con un desconocido. Ella ha sido abandonada por su marido mientras el desconocido, escritor, est¨¢ de vacaciones en el desvencijado palacio de un amigo. Ambos est¨¢n solos, y con el hilo director de la narraci¨®n que proporciona Tagore,, intentar¨¢n una comunicaci¨®n que se demuestra no ya dificil, sino condenada al fracaso.
Sin avance
Con elementos al fin y al cabo parecidos, Jean Cocteau -y Roberto Rossellini- hizo La voz humana, ese mon¨®logo telef¨®nico genial que es un perfecto ejemplo de imparable avance dram¨¢tico. Nada de esto ocurre aqu¨ª: los dos personajes principales se quedan virtualmente donde estaban en el comienzo, los di¨¢logos aportan muy poco informaci¨®n al espectador (unido a unos subt¨ªtulos atroces en su presentaci¨®n en el festival y al desconcimiento del cuento de Tagore), de forma que la atenci¨®n se diluye en proporci¨®n directa al anquilosamiento de la trama.
En otro orden de cosas, tambi¨¦n ayer se proyect¨® a concurso para la mejor ¨®pera prima ¨¦l filme alem¨¢n Verh¨¹gnis de Fred Kelemen, guionista, director y montador. Es una pelicula extra?a, en ocasiones hipn¨®ticamente atractiva, que narra episodios de la vida marginal, en una ciudad que se parece vagamente a Berl¨ªn, de unos cuantos seres que s¨®lo tienen en com¨²n su origen no alem¨¢n. Es un filme de una dureza considerable, a la que ayuda una imagen ¨¢spera y poco n¨ªtida, pero en consonancia con las fantasmales vidas que muestra. Es dificil, pero arriesgado y respetable: si el jurado se demuestra rupturista, bien podr¨ªa, optar al premio final.
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