Cambio de hora
Hoy, cuando usted se haya despertado, habr¨¢ dormido (o trasnochado) una hora m¨¢s, pero se la sacar¨¢n del cuerpo. A partir de ma?ana, las noches durar¨¢n una hora m¨¢s y los d¨ªas tendr¨¢n una hora menos. Me refiero, claro est¨¢, respecto de la merienda.Aparte de que esa hora que hoy ha vivido de m¨¢s nos la deb¨ªa el Gobierno. Nos la hab¨ªa robado en abril con la disculpa de ahorrar energ¨ªa y de adelantar artificialmente la llegada del buen tiempo. Cosa que entonces agradecimos, aunque esa noche nos costase trasnochar o dormir una hora menos.
Esos cambios anuales del horario que peri¨®dicamente se producen, por orden gubernativa, cada oto?o y cada primavera nunca los he entendido del todo. Ni para qu¨¦ se hacen, ni c¨®mo, ni por qui¨¦n, ni de qu¨¦ manera afectan a nuestra econom¨ªa y a nuestros cuerpos. Porque lo que parece claro es que, adem¨¢s de incidir en aqu¨¦lla, que es lo que busca el Gobierno, tambi¨¦n re percute en ¨¦stos. ?O es que a ustedes no les pasa como a m¨ª, que, durante dos o tres d¨ªas, tengo la sensaci¨®n, m¨¢s que de haber cambiado de hora, de haber cruzado el oc¨¦ano?
Lo primero que no entiendo es si en abril se adelanta la hora y en septiembre se atrasa o es a la inversa; cuesti¨®n que, a fuer de sencilla, se me hace tan complicada (debe de ser porque soy de letras) que me cuesta cada vez complejas y arduas diatribas con los taxistas, con el consiguiente coste en tiempo y en dinero. Lo segundo es de qu¨¦ modo y en virtud de qu¨¦ extra?o misterio los espa?oles ahorramos la cantidad de energ¨ªa que el Gobierno dice que ahorramos con s¨®lo cambiar la hora de los relojes. Porque si es cierto que, en virtud de ello, nos acostamos una hora antes, con el consiguiente ahorro de energ¨ªa el¨¦ctrica, no es menos cierto tambi¨¦n que madrugamos una hora m¨¢s, lo que supone que enchufamos antes, aparte del mal humor, el televisor y los electrodom¨¦sticos. En cualquier caso, hagamos lo que hagamos (con el reloj y con nuestros propios cuerpos), lo que est¨¢ claro es que hemos de dormir las mismas horas y, por tanto, que estamos vivos el resto, andando en coche, dando la luz, viendo la televisi¨®n, poniendo el lavaplatos y el microondas.
Al final, va a tener raz¨®n t¨ªa Lina, una vieja de mi pueblo que se niega a cambiar la hora (no s¨®lo ¨¦sta, sino la que llevamos de adelanto, respecto de la real, desde la posguerra) y se gu¨ªa por el Sol, que es m¨¢s serio y fiable que el Gobierno.
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