No levanta cabeza
Defensa. Oviedo y Atl¨¦tico de Madrid mostraron ayer dos concepciones distintas sobre d¨®nde se puede empezar a descender. El equipo asturiano, fiel al estilo de Ramodir Antic, cede tres cuartas partes del terreno al oponente y agrupa sus efectivos a pocos metros del borde de su ¨¢rea. Acepta el riesgo de ver c¨®mo el bal¨®n est¨¢ pr¨®ximo a su meta, y se obliga a hacer numerosas faltas, pues cualquier jugador contrario que desborde est¨¢ en situaci¨®n de causar peligro. El conjunto madrile?o, sin embargo, inicia su presi¨®n defensiva en el ¨¢rea contraria. Sus delanteros atosigan a los defensas, sus centrocampistas cierran la posible conexi¨®n con el centro del campo y los zagueros achican el terreno de juego, sacan a los delanteros hasta la l¨ªnea central. El bal¨®n siempre est¨¢ lejos de su porter¨ªa, aunque si el Oviedo consigue pasar, encuentra mucho espacio entre el portero colchonero y sus compa?eros.Ataque. Sin duda fue el aspecto que menos mostraron ambos conjuntos. El Oviedo mantuvo a Carlos como ¨²nico delantero. Estuvo muy s¨®lo y no particip¨® pr¨¢cticamente en el juego. El gol se debi¨® m¨¢s a la indecisi¨®n de Abel que a los m¨¦ritos ofensivos de los ovetenses. El Atl¨¦tico inici¨® con Kiko y Kosecki, que tuvieron mucha movilidad. El primero bajaba en exceso a recoger balones, con lo que se alejaba demasiado de la zona de peligro. El segundo se perdi¨® siempre en acciones individuales que no llegaban a buen t¨¦rmino, precisamente por no contar con sus compa?eros.
Faltas. La consecuencia del repliegue defensivo por parte del Oviedo, que provoca situaciones de peligro constante, fue la multitud de faltas que cometieron los jugadores de Antic. Sus disc¨ªpulos no dudaban en entrar al contrario sobrepasando, con demasiada frecuencia, los l¨ªmites del reglamento. De este modo, hurtan a los espectadores cualquier posibilidad de disfrutar de una continuidad en el juego. Su desarrollo siempre est¨¢ interrumpido por el silbido del ¨¢rbitro. Da la sensaci¨®n de que lo asumen como un elemento importante de su t¨¢ctica.
Levantar la cabeza. Qu¨¦ estudiada, trabajada y excelente oportunidad desperdici¨® Roman Kosecki en los primeros instantes del partido. Adem¨¢s tuvo un car¨¢cter ejemplar. Resulta chocante ver c¨®mo un jugador de supuesta categor¨ªa, desde el momento en que rob¨® el bal¨®n hasta que realiz¨® el remate, no fue capaz de mirar, aunque fuera de reojo, al portero y a la porter¨ªa. Situaciones como ¨¦sta deciden el desarrollo de un encuentro, y m¨¢s en un partido con pocas oportunidades como el de ayer. Son acciones en las que levantando la cabeza se encuentra la soluci¨®n m¨¢s apropiada y, probablemente, la m¨¢s segura para no fallar. Tambi¨¦n en ellas los aficionados descubren la verdadera clase de un futbolista. Sobre todo si se trata de un delantero.
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