Los padres intentan lavar sus propias frustraciones
Inma Puig, una psic¨®loga que ha pasado por todos los estados del mundo ten¨ªstico -desde jugadora a entrenadora-, ofrece una singular interpretaci¨®n de las agresiones f¨ªsicas y psicol¨®gicas que sufren algunos ni?os en las pistas de tenis o en casa."Desde fuera todo eso no puede entenderse", comenta. "Lo primero que hay que preguntarse es por qu¨¦ lo hacen. Y la respuesta es que para cualquier padre que adopte este tipo de posturas, lo que hace su hijo sobrepasa los niveles propios del deporte. Ya no se trata simplemente de ganar o perder un partido, sino de lavar en aquel resultado todas sus frustraciones, sus problemas laborales, sus desenga?os, y de poner en el ni?o toda su proyecci¨®n".
En su larga etapa como psic¨®loga profesional en FIT Sport -escuela de tenis-, Inma Puig las ha visto de todos los colores. Tambi¨¦n ella ha presenciado algunas veces escenas pat¨¦ticas entre padres e hijos, y ha visto c¨®mo surg¨ªan problemas internos en familias muy unidas por culpa del tenis.
"Muchos chicos que deciden abandonar el tenis son los mejores de sus familias", asegura Inma. "Pero no pueden soportar la violencia -en algunos casos f¨ªsica y en la mayor¨ªa psicol¨®gica- de sus padres y pierden la ilusi¨®n. Los padres act¨²an con buena fe, pero con ignorancia. Hacen lo que pueden y creen que eso les da derecho a interponerse en la relaci¨®n entre el t¨¦cnico y su hijo. En cinco minutos, en casa pueden echar por la borda el trabajo de cinco horas en la pista".
"De columna"
Pero eso no siempre es matem¨¢tico. La misma Inma Puig reconoce que en algunos casos esta violencia es el ¨²nico incentivo que mantiene competitivos a los ni?os. "Tan malo es pecar por exceso como por defecto", dice.
"Hay ni?os que reciben poca atenci¨®n de los padres y preferir¨ªan ser pegados a que no se les haga caso. Su reflexi¨®n es: 'Si me pegan, es que me quieren'. El padre que pega a sus hijos lleva a cabo un tipo de educaci¨®n que no es la recomendable, pero algunas veces logra sacar vibraciones de su hijo, aunque sea a golpes. Es como un mal menor".
Puig explica que son muchos los padres que le preguntan qu¨¦ deben hacer. "De columna", les responde. "Estar ah¨ª, en la pista, en casa, a su lado. Nada m¨¢s. Si el ni?o lo necesita, vendr¨¢ y se apoyar¨¢ en vosotros. Si no, mejor". Pero la mayor¨ªa no lo comprenden. No entienden bien que habiendo aportado dinero e infraestructura -desplazamientos, comidas...- no tengan derecho a mandar.
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