Los liberales alemanes s¨®lo conf¨ªan en la ley electoral para seguir en el Gobierno
La resaca de las elecciones del domingo en Baviera ha Regado a Bonn, donde la pregunta clave es si los liberales (FDP), tras el nuevo fracaso sufrido con s¨®lo un 2,81/1 de votos, alcanzar¨¢n en las elecciones federales del pr¨®ximo 16 de octubre el 5% necesario para -entrar en el Parlamento Federal (Bundestag) o se quedar¨¢n por. debajo de esa barrera fat¨ªdica y ser¨¢n barridos de forma definitiva del panorama pol¨ªtico alem¨¢n. El partido que encabeza el ministro de Exteriores, Klaus Kinkel, conf¨ªa en la peculiaridad del sistema electoral germano para seguir en el Parlamento y en el Ejecutivo de Helmut Kohl.
M¨¢s de uno se alegra de ver cumplida esta segunda posibilidad. Con su condici¨®n de partido bisagra, el FDP ha sabido siempre mamar en las ubres del poder en Alemania. Esto le da un tufo de oportunismo pol¨ªtico, de partido sin ideolog¨ªa, que s¨®lo se justifica como fabricante de mayor¨ªas, lo que le permite sacar partido en poltronas y prebendas.Un viejo chiste en Bonn dice que cuando se encuentran dos democristianos (CDU) se saludan con un "?Buenos d¨ªas, Herr M¨¹ller!"; dos socialdem¨®cratas "?Hola, compa?ero!", y dos del FDP?, con un "?c¨®mo le va subsecretario?". J¨®venes alemanes con vocaci¨®n pol¨ªtica no vacilaban hace a?os en exponer que ellos entraban en el FDP, "porque es el partido que ofrece m¨¢s posibilidades de hacer carrera".
Este conjunto de oportunistas sufre ahora ante la perspectiva de quedarse en la calle si el 16 de octubre el FDP fracasa de nuevo, tras una serie de seis derrotas consecutivas en elecciones regionales a las que ha de sumarse el fracaso de las europeas. El FDP consigui¨® por ¨²ltima vez entrar en un Landtag (Parlamento regional) el 5 de abril de 1992 en las elecciones regionales de Schleswig-Holstein. Su derrota el 16 de octubre podr¨ªa significar tambi¨¦n la p¨¦rdida del poder para el canciller Helmut Kohl y los democristianos.
Clavo ardiendo
No obstante, hay argumentos fuertes en contra de esta posibilidad y a ellos se agarraban ayer como a un clavo ardiendo los dirigentes liberales. El FDP ha quedado en 26 ocasiones fuera de los parlamentos regionales, pero jam¨¢s fuera del Bundestag. Esto se debe al sistema electoral alem¨¢n, que concede dos votos al votante cuando se elige el Bundestag. El primer voto va para el diputado elegido de forma directa por mayor¨ªa simple. El segundo voto va para el partido y es el que determina el volumen de votos que le corresponder¨¢n en el Bundestag. El elector tiene la opci¨®n de votar por un diputado de un partido con su primer voto y por la lista de otro partido diferente con el segundo.En esto se basa la esperanza del FDP de rebasar el 5% el 16 de octubre: conseguir un porcentaje importante de segundos votos de electores de la Democracia Cristiana y tal vez de alg¨²n que otro socialdem¨®crata despistado. Un ejemplo muestra de forma palpable el juego de este mecanismo. En las elecciones al Landtag de Baviera de 1990 el FDP consigui¨® un 5,2% de votos. Tan s¨®lo seis semanas despu¨¦s, en las elecciones para el Bundestag, el FDP logr¨® un 8,7% de los segundos votos en Baviera. Un incremento de un 3,5% en apenas mes y medio.
Si esto se repite el 16 de octubre pr¨®ximo, el FDP habr¨ªa rebasado en Baviera el 5%, al sumar al 2,8% conseguido el domingo ese incremento del 3,5%.
Esto recuerda la cuenta de la lechera, porque de hecho la situaci¨®n de los liberales es ag¨®nica, aunque todos los sondeos les dan porcentajes todav¨ªa en torno al 6% en el ¨¢mbito federal. El presidente del partido, el ministro de Exteriores y vicecanciller Klaus Kinkel, se esforzaba ayer en jurar que Baviera no es Bonn.
El FDP carece de liderazgo como el que ofrec¨ªa hace cuatro a?os el ex ministro de Exteriores Genscher. Genscher y Kinkel son pol¨ªticos como tambi¨¦n se puede decir que Beethoven y Julio Iglesias son m¨²sicos. Kinkel tiene el carisma de un jefe de negociado.
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