La ONU, ahora
UNA NUEVA sesi¨®n de la Asamblea General de la ONU ha comenzado. El curso pol¨ªtico internacional estrena as¨ª su foro anual de debate y, como cada a?o, se reabre la discusi¨®n sobre la utilidad de la propia organizaci¨®n. Como cualquier otro sujeto geopol¨ªtico, la ONU se halla en fase de transici¨®n. No sabemos cu¨¢nto durar¨¢ esa fase ni hacia d¨®nde se encamina; ni siquiera si es una transici¨®n que acabar¨¢ adquiriendo car¨¢cter de permanencia. Hasta la implosi¨®n de los reg¨ªmenes comunistas, la ONU era criticada por su presunta inoperancia cuando el solo hecho de su existencia era ya un factor poderoso en favor de la paz mundial. Las superpotencias ten¨ªan, pese a todo, una tribuna universal que los contemplaba, que los med¨ªa, que a veces hasta lograba imponer alguna votaci¨®n de censura, siquiera fuese ¨²nicamente moral.Este paso aparentemente cansino de la organizaci¨®n y su utilidad, sin duda relativa, para la soluci¨®n de los problemas mundiales sufri¨® una aceleraci¨®n de ¨¦xitos a fines de los ochenta y comienzos de la presente d¨¦cada. El arreglo de paz en Camboya, el fin de la guerra irano-iraqu¨ª, otras intervenciones complejas, pero en conjunto positivas, como en la guerra de Angola, crearon la s¨²bita impresi¨®n de que todo era posible, de que el planeta estaba encontrando una especie de apagafuegos internacional apoyado por un vasto consenso de naciones bajo la direcci¨®n del peruano Javier P¨¦rez de Cu¨¦llar.
Sobre el papel, el hecho de que la Uni¨®n Sovi¨¦tica dejara de bloquear todo aquello que no le conviniera directamente era un dato en favor de la eficacia en sentido estricto de la misma, sin entrar a juzgar qu¨¦ objetivos movieran esa eficacia.
La racha de ¨¦xitos no pod¨ªa durar. Desde Somal¨ªa hasta el conflicto en la antigua Yugoslavia, pasando por la cat¨¢strofe de Ruanda, los problemas que se han sucedido exceden con mucho la capacidad de la organizaci¨®n de ir m¨¢s all¨¢ de unas recomendaciones, de una cobertura para la acci¨®n de los que pueden hacerlo. En este sentido, tambi¨¦n ser¨ªa injusto reprochar al gran foro internacional no ir m¨¢s all¨¢ de donde le es posible. Pero la evoluci¨®n de los ¨²ltimos tiempos, muy unida a la desaparici¨®n de la Uni¨®n Sovi¨¦tica y a la supremac¨ªa mundial en t¨¦rminos geopol¨ªticos que s¨®lo puede ejercer Estados Unidos, afecta seriamente a la credibilidad de la ONU.
La organizaci¨®n mundial puede convertirse en una especie de tamp¨®n legitimador para aventuras pol¨ªticas de las grandes potencias. Y el hecho de que ese poder blanqueador se pueda haber dispensado hasta la fecha en casos globalmente aceptables para la opini¨®n mundial, como es el de Hait¨ª, una vez que qued¨® claro que la fuerza norteamericana invad¨ªa pac¨ªficamente la isla caribe?a, no le resta elementos de inquietud para el futuro, sea en el Caribe o en el C¨¢ucaso.
En medio de todo ello, el secretario general Butros Butros-Gali, m¨¢s un pol¨ªtico que un gestor, ans¨ªa ser un agente del cambio mundial y meter a la ONU en los grandes contenciosos internacionales. El activismo es irreprochable, pero con ¨¦l se corre el riesgo de un sobrecalentamiento. No ser¨ªa bueno que quedara esa impresi¨®n de esta nueva etapa de la organizaci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.