Cuatro 'cabezas rapadas' apu?alaron en una pierna a un mendigo de Chamber¨ª
Francisco Jos¨¦ Garc¨ªa, mendigo de 30 a?os, not¨® humedad en la pierna cuando se alejaron los cuatro cabezas rapadas que le propinaron una paliza el pasado d¨ªa 15 mientras dorm¨ªa en una esquina. "Era sangre" recuerda, "me hab¨ªan metido una moj¨¢ [pu?alada] en el rnuslo". Garc¨ªa fue trasladado a un hospital. Sali¨® con tres puntos. Ahora no duerme en el 118 de la calle de San Bernardo (Chamben). "Me buscan; ya han preguntado por m¨ª" dice.
Eran aproximadamente las doce de la noche. Garc¨ªa, que desde hace una semana ped¨ªa en una esquina y viv¨ªa en otra del barrio de Chamber¨ª, se dispon¨ªa a acostarse. Junto a ¨¦l dorm¨ªan ya siete mendigos. Entonces oy¨® un golpe y un grito. Se deshizo un poco del aturdimiento de la borrachera. Lo suficiente como para enterarse de lo que pasaba: un grupo de cuatro cabezas rapadas, de un sonoro patad¨®n, acababan de desbaratar, al lado de ¨¦l, el conjunto de cartones bajo los que se encontraba una mujer alcoh¨®lica de 40 a?os.Todos los mendigos pusieron pies en polvorosa excepto la mujer y Garcial. quien no dejaba de aconsejarse a s¨ª mismo: "T¨² c¨¢llate, Francisco, c¨¢llate". No se call¨®.."Los tipos que eran cuatro, se me quedaron mirando. Yo me repet¨ªa:.'Francisco, c¨¢llate'. Y de pronto les dije: 'Y vosotros, ?qu¨¦ mir¨¢is? ?No. os da verg¨¹enza lo que le acab¨¢is de hacer a esa mujer?", contaba ' el pasado lunes, Garc¨ªa.
Uno de los cabezas rapadas se acerc¨® al mendigo y le peg¨® un empuj¨®n. Francisco responpdi¨® a la agresi¨®n y tir¨¦ al suelo al skin.
Entonces, en un instante, se abalanzaron sobre ¨¦l los compa?eros del rapado y Garc¨ªa se vio a s¨ª mismo cuerpo a tierra aguantando una lluvia de patadas y de golpes. "Cuando todo termin¨® vi que estaba mojado; era sangre. Entonces ca¨ª en que me hab¨ªan metido una moj¨¢ [navajazo] en el muslo", relata Francisco, quien cuenta tambi¨¦n que los agresores no ten¨ªan m¨¢s de 18 a?os.
Parte m¨¦dico
"No ten¨ªa muchos golpes fuertes porque me tap¨¦ bien con las manos", a?ade. Cuando dice esto enarbola el parte m¨¦dico que le dieron en el hospital, en donde se lee claramente: "Herida por arma blanca".
Un vecino alertado por los gritos llam¨® a la ambulancia y a la polic¨ªa. "Se presentaron unos agentes municipales a los que les cont¨¦ lo que hab¨ªa pasado; despu¨¦s, en el hospital, me pusieron unos tres puntos y luego me soltaron", contin¨²a el mendigo.
Uno de los mendigos que dorm¨ªa junto a Garc¨ªa la noche de la agresi¨®n, y que prefiere no decir su nombre, est¨¢ seguro de que hab¨ªa m¨¢s cabezas rapadas: "Adem¨¢s de los cuatro m¨¢s j¨®venes, hab¨ªa otros tres, de por lo menos 30 a?os, que vigilaban por si surg¨ªan problemas", explica. "Yo no quise actuar porque pens¨¦ que me romper¨ªan la cabeza; ten¨ªan armas: palos, navajas y cadenas" a?ade este mendigo, que recuerda sin dificultad el principio de la agresi¨®n: "Llegaron y empezaron a insultarnos: 'Hijos de puta, tiraos, y cosas por el estilo. A m¨ª ya me hab¨ªan amenazado antes en el parques cuenta.
Ahora, Garc¨ªa dice tener miedo. Explica que, desde que ocurri¨® el incidente, los cabezas rapadas le persiguen. "Me andan buscando, han preguntado por m¨ª y me andan buscando", cuenta, bastante nervioso. "Ya no volver¨¦ a dormir en el mismo sitio, aunque ¨¦ste es mi barrio y aqu¨ª he vivido siempre; de aqu¨ª es mi familia", dice.
Miguel ?ngel P¨¦rez, un vecino del barrio, amigo de los mendigos, cuenta que conoce a los agresores: "Son de San Bernardo; s¨®lo se meten con los que est¨¢n hechos polvo", dice P¨¦rez. "Los d¨ªas de diario son chicos normales, pero los fines de semana se visten de skins y se van por ah¨ª, llenos de pastillas y de alcohol", a?ade.
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