Ambici¨®n y riesgo

La primera tentaci¨®n que surge despu¨¦s de ver las tersas, implacables im¨¢genes de la pel¨ªcula de Gonzalo Su¨¢rez, es volver sobre lo que siempre se vuelve cuando se habla de su cine: al binomio cine / literatura, que la voluntad del director convierte siempre en un discurso inextricable, propio, ferozmente personal.Pero la tentaci¨®n pasa pronto cuando uno se percata qu¨¦, tambi¨¦n como casi siempre, estas referencias no son m¨¢s que falsas pistas que enmascaran (y que ayudan a dar espesor) otras finalidades: a la postre, a este cr¨ªtico, le gusta ver el filme como una revisitaci¨®n, por otros derroteros, de El s¨¦ptimo sello, la bella reflexi¨®n bergmaniana sobre la vida y la muerte, sobre la posibilidad de hurtarle a la gran guada?a el destino de unos inocentes, aunque por ello tengan que morir otros. La parodia que el filme ilustra no es otra que la confirmaci¨®n de que s¨®lo el amor y la inocencia lo pueden todo. Incluso pueden con la muerte.

Pero en el filme hay, tambi¨¦n vacilaciones y hasta excesos que un guion m¨¢s trabajado hubiera eliminado de ra¨ªz -sobran algunos personajes; para nada sirve la larga secuencia del cabar¨¦, por poner alg¨²n ejemplo- Pero, de lo que nadie podr¨¢ jam¨¢s acusar a Su¨¢rez es de taca?er¨ªa, de cuentagoteo de la inspiraci¨®n: la suya surge a chorros, y si siempre es de agradecer la ambici¨®n, a¨²n m¨¢s en un contexto como en el que nos movemos, en el que no es precisamente la generosidad de ideas lo que prima. As¨ª, podemos hablar tambi¨¦n de un empe?o ¨¦tico, de un documento de nuestra existencia cotidiana; de un intento de acercamiento, a trav¨¦s de un g¨¦nero de culto como es el cine negro, a un mundo fabulado en el cual la referencia central es la ca¨ªda de los muros ideol¨®gicos, el todo vale, la violencia racista, un mundo en el cual caben cada vez menos las actitudes valientes y m¨¢s el c¨¢lculo, la corrupci¨®n, la violencia.

Actores espl¨¦ndidos

Todas estas cosas est¨¢n en el filme, y aunque en ocasiones no terminen de ensamblarse adecuadamente, lo cierto es que forman un conjunto de fascinante inter¨¦s al que hay que- a?adir, por supuesto, un elenco de actores espl¨¦ndidos.Vaya por delante que todos est¨¢n bien; pero sus dos m¨¢ximos protagonistas, Javier Bardem y Mar¨ªa de Medeiros, bordan sus papeles. Bardem, reciente Concha de Plata en San Sebasti¨¢n por sus papeles secundario en D¨ªas contados y protagonista aqu¨ª, logra dome?ar su impresionante fuerza en la pantalla para dar un personaje matizado, sensible y comedido, aunque sin desde?ar el arrebato -su secuencia er¨®tica con Charo L¨®pez es de pura antolog¨ªa-. Por su parte, la falsa fragilidad de Medeiros se va adue?ando, poco a poco, de la pel¨ªcula, hasta culminar uno de los tours de force m¨¢s logrados del ¨²ltimo cine espa?ol.

Acierto de Su¨¢rez: que Medeiros ocupe un lugar central en la pantalla es el discurso ¨²ltimo de este filme, a veces vacilante, excesivo; pero tambi¨¦n valiente, arriesgado, generoso, como si Su¨¢rez se situara por vez primera ante una c¨¢mara. Y no hay mejor elogio para su trabajo que el reconocimiento de su juventud perpetua. Que dure.