Dudas y objetivos

LA POL¨ªTICA presupuestaria es uno de los pocos instrumentos que les quedan a los Gobiernos para definir y alcanzar algunos de sus objetivos. En un entorno de tan elevada integraci¨®n econ¨®mica y financiera internacional como el actual, la capacidad de los Gobiernos para llevar a cabo pol¨ªticas macroecon¨®micas aut¨®nomas es escasa, incluso en las decisiones de exacci¨®n de ingresos p¨²blicos y de realizaci¨®n de los gastos. En las circunstancias actuales, ese margen de maniobra de los Gobiernos se encuentra adem¨¢s limitado por los elevados d¨¦ficit p¨²blicos que desde la d¨¦cada pasada registran la casi totalidad de los pa¨ªses industrializados. El resultado es ese volumen de deuda p¨²blica, tambi¨¦n situado en cotas excepcionales, que va absorbiendo una parte cada vez mayor del gasto en concepto de intereses. La percepci¨®n de las implicaciones adversas derivadas de unas finanzas p¨²blicas descontroladas sobre la estabilidad de las econom¨ªas ha llevado a los Gobiernos de la OCDE a mantener como prioridad la consolidaci¨®n fiscal. Los mercados financieros llevan meses ilustrando, con su exigencia de elevadas remuneraciones a los t¨ªtulos de deuda p¨²blica, los efectos m¨¢s adversos de esa situaci¨®n. El caso espa?ol vuelve a ser lamentablemente representativo. Es poco probable que el proyecto de Presupuestos del Gobierno sea recibido favorablemente por esos mercados.El presidente del Gobierno, en su intervenci¨®n televisiva del jueves, hizo uso de sus habilidades pedag¨®gicas para transmitir los prop¨®sitos de ese proyecto, pero no se?al¨® si con ¨¦l se asegura de forma efectiva el necesario saneamiento de las finanzas p¨²blicas. Tampoco explic¨® las consecuencias -sobre el propio d¨¦ficit, sobre la deuda p¨²blica y sobre la inflaci¨®n- de los propuestos aumentos del gasto p¨²blico y los impuestos. El aumento de los impuestos indirectos in crementar¨¢ la inflaci¨®n, probablemente en mayor me dida que la prevista por el Gobierno. Las esperanzas de mayor rigor pueden frustrarse y acabar en mera pretensi¨®n de contentar a unos y otros y en serias dudas sobre la voluntad y la capacidad de las autoridades para reducir los desequilibrios. Tan importante como transmitir a los beneficiarios, de algunas ventajas incorporadas en ese proyecto -empresarios, pensionistas, funcionarios- la buena nueva es asegurar que las ventajas se mantendr¨¢n m¨¢s all¨¢ de la vigencia del Presupuesto y que son compatibles con el saneamiento de las finanzas p¨²blicas.

No son menores las dudas acerca de la capacidad para cumplir con lo presupuestado, que vienen avaladas por la experiencia, pese a la considerable mejora del ¨²ltimo a?o. La ejecuci¨®n presupuestaria no ha estado marcada precisamente por el rigor. A la memoria vienen algunos dict¨¢menes del Tribunal de Cuentas en los que se han denunciado pr¨¢cticas que dejan en mal lugar al Parlamento, que cada a?o aprueba la ley presupuestaria.

El Gobierno deber¨¢ explicar al Parlamento la compatibilidad. entre esos Presupuestos y los objetivos del programa de convergencia. Tambi¨¦n ha de explicar c¨®mo va a distribuir justamente el esfuerzo fiscal. Y la oposici¨®n est¨¢ obligada a demostrar que disponen de alternativas viables para administrar esas finanzas p¨²blicas atendiendo a los intereses generales. Las descalificaciones globales a las que se dedican frecuentemente algunos de los portavoces de los partidos de la oposici¨®n resultan ya casi menos cre¨ªbles que algunas de las piruetas macroecon¨®micas que suele realizar el Gobierno cuando llega septiembre.