La polic¨ªa militar de EE U U relevar¨¢ a los 'marines' para desarmar a las fuerzas paramilitares en Hait¨ª
El Pent¨¢gono anunci¨® ayer que retirar¨¢ a 1.800 marines de Hait¨ª y los sustituir¨¢ por miembros de la polic¨ªa militar, a los que considera mejor preparados para desarmar a los temidos attach¨¦s, las fuerzas paramilitares leales al r¨¦gimen del general Raoul Cedr¨¢s. Los marines, tropas especializadas de asalto, ya han empezado a recoger sus enseres. El teniente coronel Roger Kaplan, portavoz del Pent¨¢gono, declar¨® anoche en Washington: "Disponemos de casi toda una brigada de polic¨ªa militar y ya hemos dado pasos para desarmar a los attach¨¦s".
A pesar del anuncio del despliegue de polic¨ªas militares, el n¨²mero dos del Pent¨¢gono, John Deutch reiter¨® en Washington la tesis oficial: las tropas norteamericanas desplegadas en la isla s¨®lo entrar¨¢n en acci¨®n si la vida de civiles corre peligro (lo que ya ha ocurrido en m¨¢s de una ocasi¨®n) y ser¨¢ siempre proporcional al ataque. No hay cambio. El desarme de los civiles es parte de los acuerdos firmados por el ex presidente Jimmy Carter y el presidente t¨ªtere Emile Jonassaint. Fuentes de la Embajada estadounidense en Puerto Pr¨ªncipe sugieren que el propio Ej¨¦rcito y la polic¨ªa haitiana est¨¢n de acuerdo en prestar su colaboraci¨®n en la acci¨®n que podr¨ªa comenzar esta misma semana.El descontrol interno de la polic¨ªa haitiana, sin due?o aparente y bajo intensos rumores de que su jefe, Michel Fran?ois, ha huido a la Rep¨²blica Dominicana, hacen harto complicada su participaci¨®n en tareas de pacificaci¨®n y hacen urgente la presencia de monitores extranjeros. Fuentes diplom¨¢ticas europeas confirmaron ayer que Espa?a tiene previsto enviar a Hait¨ª entre 12 y 15 polic¨ªas.
La casa del temido coronel Fran?ois, jefe de los attach¨¦s, est¨¢ desde hace tres d¨ªas sin vigilancia alguna. Su guardia pretoriana, su protecci¨®n especial, ha desparecido como por vud¨². Tampoco hay rastro de su autom¨®vil., Nadie le ha visto desde hace una semana. Radio Metropole informa satisfecha de su, huida. "?Se fue, se fue Fran?ois!", dice Jean convencido del milagro. Los portavoces de la fuerza estadounidense de ocupaci¨®n, m¨¢s cautos, reiteran la cantinela: no tenemos confirmaci¨®n independiente alguna "pero entra dentro lo posible pues su familia ya se fue". Sin embargo, el l¨ªder del Frente para el Avance y el Progreso de Hait¨ª (FRAPH), desminti¨® categoricamente a un corresponsal de la France Presse en una entrevista telef¨®nica el pasado s¨¢bado por la noche (madrugada del domingo en Espa?a) que el coronel Michel Fran?ois haya abandonado el pa¨ªs.
Las patrullas norteamericanas se mantienen alejadas de los puntos m¨¢s conflictivos del pa¨ªs. Se mueven en estado de alerta por la zona del puerto, donde en la noche del s¨¢bado hubo un muerto en un intento de saqueo. La gente est¨¢ muy dispuesta a lanzar nuevos ataques contra los almacenes de materiales de construcci¨®n. Dicen que son de los militares.
Un poco m¨¢s lejos, en pleno Cit¨¦ Soleil, un gueto de miseria extrema en el que malviven arracimadas m¨¢s de 200.000 personas, el d¨ªa pinta tranquilo. La gente masculla miedo. Los matones del FRAPH salieron de la zona con prisa el viernes, pero juraron volver para vengar la afrenta.
En la abarrotada iglesia de la Imaculada Concepci¨®n, los fieles visten sus galas m¨¢s escogidas. Rezan, cantan y aplauden. Se oye el sobrevuelo de los helic¨®pteros de combate estadounidenses. Dos bongos ro¨ªdos y un ¨®rgano decr¨¦pito ponen m¨²sica a la petici¨®n divina de "que vuelva, que vuelva pronto", en referenc¨ªa al presidente constitucional Jean-Bertrand Ar¨ªstide.
El padre Arthur Volel, salesiano como Aristide, amigo del l¨ªder exiliado, tiene manos delgadas y r¨¢pidas, como de espadach¨ªn. Tiene 71 a?os y lleva 28 en Cit¨¦ Soleil. Junto a los m¨¢s pobres. Jam¨¢s ha recibido la visita de un nuncio apost¨®lico. "Cada uno escoge su camino conforme a su conciencia", dice muy despacio. "Yo estoy satisfecho con el m¨ªo". Los fieles le cantan cumplea?os feliz en franc¨¦s, creole e ingl¨¦s. El padre Volel mira al suelo, como si hurgara en la memoria en busca de sus sue?os m¨¢s bellos. "Aqu¨ª hacemos labor social", afirma peripuesto, "ayudamos a los enfermos y traemos un cami¨®n de agua potable".
"Todo se va a arreglar"
Leonel y Miguel, dos hermanos dominicanos de nueve y once a?os, no han comido nada hoy. "Ayer tom¨¦ ca?a de az¨²car", reconoce Leonel, como un triunfo. "Me la dio mi amigo Cey". Con ¨¦ste trabajan en la zona del puerto de Cit¨¦ Soleil, moviendo los fardos de ca?a de un lado a otro. Miguel comi¨® lo mismo. Y el viernes se arrampl¨® como fest¨ªn tres pl¨¢tanos enteritos. "Nunca he comido carne", dice el chaval. Los dos, como los miles de ni?os de Cit¨¦ Soleil pasan hambre.
"Dicen que va a volver nuestro presidente y todo se va a arreglar": repiten alegres lo o¨ªdo en las charcas malolientes donde unos se lavan a un metro de donde otros defecan un recuerdo de comida. "Todo se va a arreglar", repican sonrientes. Los pobres de Cit¨¦ Soleil, los m¨¢s pobres de Am¨¦rica, tienen la dignidad metida en la luz de la mirada. Eso les otorga una m¨¢gica majestad. Un tesoro que a¨²n nadie les pudo arrebatar.
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