Aquella, conciencia
Priestley cumplir¨ªa ahora 100 a?os: muri¨® hace 10, a los 90era un socialista fabiano: cre¨ªa que la acci¨®n continua y lenta -sin revoluci¨®n- cambiar¨ªa las desigualdades de clase. Se equivocaba. Pero en 1945 la guerra mundial hab¨ªa alterado las herm¨¦ticas divisiones brit¨¢nicas, y parec¨ªa que siempre iba a ser as¨ª.Cay¨® Churchill, ganaron los laboristas. Y Priestley escribi¨® esta comedia, Llama un inspector: un hogar pr¨®spero de Yorkshire recibe la visita de un inspector de polic¨ªa: una joven se ha suicidado y la investigaci¨®n de sus motivos envuelve poco a poco a todos los miembros de la familia industrial y riqu¨ªsima.
Todos se sienten culpables; cuando la amenaza de la presi¨®n policiaca desaparece, van recuperando su estabilidad (menos los j¨®venes). El inspector quiz¨¢ no existi¨® nunca... Al terminar la comedia, suena el tel¨¦fono: llama un inspector real, la muerte es real. La sociedad no escapar¨¢ a sus responsabilidades. Escap¨®, aunque lleg¨®, a?os despu¨¦s, Thatcher. Con el imperio hundido. Por alguna raz¨®n esta comedia simb¨®lica (la muerta son todas las v¨ªctimas, toda la clase obrera; los culpables, todos los indiferentes al problema social) se repone en Londres y en Nueva York con un enorme ¨¦xito.
Llama un inspector
J. B. Priestley (1945), versi¨®n deEnrique Llovet. Int¨¦rpretes: Paco Casares, Tom¨¢s Gayo, Isabel Gaud¨ª, Carmen Bernardos, Concha Hidalgo, Fernando Guill¨¦n, Ram¨®n de la Pe?a. Direcci¨®n: Manuel ?ngel Egea. Festival de Oto?o de la Comunidad de Madrid. Teatro Reina Victoria, 26 de septiembre.
El director espa?ol Manuel Angel Egea ha querido hacer muy ostensible el contenido. Lo que contiene la palabra, el director desea hacerlo visible y audible: estamos lejos del medio tono, del innuendo ingl¨¦s y de la contenci¨®n de gestos con que la obra fue concebida. Se grita como en un melodrama. O tal vez sea una forma tambi¨¦n de espa?olizar esta comedia de culpa y responsabilidad: con nuestros gritos y ademanes. En el montaje hay mucha teatralizaci¨®n: luces cegadoras, ruidos estrepitosos, gestos desbordados; quiz¨¢ para que nadie escape.
Y nadie escap¨® en el estreno: los aplausos fueron para toda la compa?¨ªa.
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