Blair consigue el apoyo laborista en torno a un socialismo solidario
A juzgar por los aplausos atronadores que ayer sonaron en el sal¨®n de actos del Winter Gardens, en Blackpool, el discurso del l¨ªder del Partido Laborista brit¨¢nico, Tony Blair, pronunciado ante los delegados del congreso nacional, convenci¨® a todo el partido. Izquierdistas y modernizadores, sindicalistas de la vieja escuela y j¨®venes pol¨ªticos ¨¢vidos de poder le vitorearon complacidos al t¨¦rmino de un largo discurso program¨¢tico en el que rescat¨® la palabra socialismo para referirse al nuevo partido, basado en la comunidad de individuos y en los principios de la solidaridad. ?sta es la f¨®rmula con la que pretende llegar al poder en las pr¨®ximas elecciones generales de 1997.
La intervenci¨®n de Tony Blair, un l¨ªder arropado por la mirada benevolente del conjunto de la prensa brit¨¢nica, marc¨® ayer, de alguna manera, su definitivo aterrizaje y toma de control en el seno de un partido, en el que quince a?os de oposici¨®n han hecho estragos y en el que Blair con su juventud -s¨®lo tiene 41 anos-, su fotogen¨ªa y su compromiso pro europeo, parece constituir la ¨²nica esperanza de alcanzar el poder.Para lograr el aplauso un¨¢nime, el joven l¨ªder hubo de limar su discurso de cualquier expresi¨®n excesivamente comprometida. Como era de esperar, el t¨¦rmino socialismo no fue pronunciado con toda su carga hist¨®rica. "Mi socialismo", dijo Blair, "y no deber¨ªamos seguir disculp¨¢ndonos por usar esta palabra, no es el socialismo de Marx o del control estatal. Sino que entra?a la comprensi¨®n de que el individuo se conduce mejor en el seno de una s¨®lida y decente comunidad de gente con principios y valores comunes". Por lo dem¨¢s, Blair eludi¨® cualquier menci¨®n a aspectos cruciales en la "batalla" interna laborista, caso de la renacionalizaci¨®n de algunas empresas, o al espinoso aspecto del "pleno empleo". Incluso el Estado de Bienestar, seg¨²n el l¨ªder laborista, debe sufrir notables transformaciones. "No aumentando los subsidios", dijo Blair, "sino ayudando a la gente a salir de la situaci¨®n que los exige". Sin embargo, John Prescott, n¨²mero dos del partido, insinu¨® ayer en la televisi¨®n que el partido podr¨ªa suprimir la cl¨¢usula n¨²mero cuatro de los estatutos, lo que supondr¨ªa que los laboristas aceptan la privatizaci¨®n de las empresas p¨²blicas.Consciente de que los ataques al Partido Conservador si bien recibidos por la totalidad de los delegados, Blair se emple¨® a fondo en su cr¨ªtica del, enemigo pol¨ªtico n¨²mero uno, al que, en un momento dado calific¨® con el t¨¦rmino " ¨¦lite de especuladores" que gobierna el Reino Unido.Las palabras de Blair se hicieron eco, eso s¨ª, de las aspiraciones de los todav¨ªa poderosos sindicatos controlan la mayor¨ªa de los votos del partido-, en torno a la necesidad de un Reino Unido donde los servicios p¨²blicos funcionen, donde los trabajadores puedan acogerse a un salario m¨ªnimo y donde cada ciudadano tenga acceso a la educaci¨®n y a la salud.Si en algo fue rotundo el l¨ªder laborista fue en su compromiso con Europa. Blair asegur¨® que su partido est¨¢ dispuesto a suscribir el espinoso cap¨ªtulo social del Tratado de Maastricht, aunque sin dejar de defender los intereses del Reino Unido.
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