Vacaciones en M¨¢laga

Hace pocos d¨ªas, desde este espacio, alguien invitaba a nuestros parlamentarios a conocer in situ determinadas caracter¨ªsticas c¨ªvicas de algunos pa¨ªses para tratar de aplicarlas al nuestro.Por lo que se ve, las experiencias y vivencias personales se siguen incorporando a esa corriente de fascinaci¨®n hacia lo europeo, cuyos valores, entiendo, no deber¨ªan ser aceptados en t¨¦rminos absolutos.

Mientras ese se?or pasaba sus vacaciones en el norte de Inglaterra, yo prefer¨ªa hacerlo en su tierra, en M¨¢laga, concretamente en Torremolinos. De forma ines-

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perada y brutal, una noche de finales del pasado agosto me sobrevino un irresistible dolor abdominal. Doce minutos despu¨¦s de haber realizado la llamada telef¨®nica ya ten¨ªa un m¨¦dico en el apartamento, y 20 m¨¢s tarde, gracias a la reci¨¦n inaugurada red de circulaci¨®n, estaba en el hospital Cl¨ªnico de M¨¢laga, de la Seguridad Social.

Fui intervenido quir¨²rgicamente de una peritonitis aguda en segundo grado, con apendicitis ya grangenada. En todo momento, adem¨¢s de sentirme en buenas manos profesionalmente hablando, pude percibir ese afecto tan entra?able que tan bien sabe transmitir ese querido pueblo andaluz. Como me salvaron la vida, yo tambi¨¦n me creo en el derecho de contar esta experiencia, que indudablemente es susceptible de ser contrastada con otras negativas, pero que en mi opini¨®n es una muestra de los niveles y calidad de vida de los pueblos. Juan Santiago S¨¢nchez-Mariscal. .