Una encuesta demuestra que los norteamericanos son fieles y hacen el amor una vez a la semana
Los hombres tienen seis relaciones estables en su vida, y las mujeres, dos
Una vez a la semana: ¨¦sa es la frecuencia sexual de la mayor¨ªa de los norteamericanos, de aquellos que mantienen una cierta pr¨¢ctica, porque la vida sexual de la tercera parte de la poblaci¨®n adulta se reduce a algunos contactos al a?o o a nada en absoluto. Los ¨ªndices de fidelidad son relativamente elevados y hay menos homosexuales de lo que se pensaba. ?stas son algunas de las conclusiones de un estudio de la Universidad de Chicago que se har¨¢ p¨²blico el domingo, con el t¨ªtulo: La organizaci¨®n social de la sexualidad: pr¨¢cticas sexuales en EE UU.La universidad, que no peca de modestia cuando afirma que se trata del "primer estudio global y cient¨ªficamente preciso" del sexo en EE UU, se basa en un sondeo respaldado por 3.432 encuestas a personas de 18 a 50 a?os. Junto al estudio, sus cuatro autores publican un libro, Sexo en Am¨¦rica: el estudio definitivo, que aparecer¨¢ el pr¨®ximo domingo y en el que se afirma que los norteamericanos son sexualmente menos activos de lo que se hab¨ªa pensado hasta ahora. Solamente 8 de cada 100 hombres y 7 de cada 100 mujeres aseguran mantener cuatro o m¨¢s coitos semanales. El 36% dice, de manera algo vaga, que "unas cuantas veces al mes". La media que establece el estudio para la mayor¨ªa de los norteamericanos es una vez por semana, con la salvedad del tercio de poblaci¨®n que tiene relaciones sexuales algunas veces al a?o o ninguna. "Nuestros datos indican que la mayor¨ªa de la poblaci¨®n practica el sexo de forma relativamente infrecuente, tiene muy pocas relaciones sexuales con diferentes personas y mantiene una pareja o ninguna durante la mayor parte de su vida adulta".
En un pa¨ªs en el que pr¨¢cticamente todo el mundo se casa -aunque se separa la mitad de las parejas, casi todos vuelven a contraer matrimonio- los ¨ªndices de fidelidad son relativamente altos, si el sondeo dice la verdad: el 75% de los hombres casados y el 85% de las mujeres casadas son fieles a su pareja. No s¨®lo eso: las parejas mon¨®gamas son las que m¨¢s vida sexual tienen y las que m¨¢s felices aseguran ser.
Aun as¨ª, hay un desequilibrio evidente entre la frecuencia de cambio de pareja seg¨²n los sexos: las mujeres, como promedio, tienen a lo largo de su vida dos relaciones estables, y los hombres, seis. Los datos del orgasmo tampoco son parejos: tres de cada cuatro hombres lo disfrutan siempre que tienen una relaci¨®n, y s¨®lo una de cada tres mujeres. -escasamente, porque la cifra es el 29%- se encuentran en la misma situaci¨®n. Cerca del empate, en cambio, en la masturbaci¨®n: casi la mitad de las mujeres y seis de cada 10 hombres la practican.
Homosexuales
El universo homosexual sufre tambi¨¦n un reajuste de cifras, seg¨²n este estudio: en contra de las estimaciones que sugieren que el 10% de la poblaci¨®n de EE UU est¨¢ compuesta por gays y lesbianas, el informe de la Universidad de Chicago dice que s¨®lo el 2,8% de los hombres y el 1,5% de las mujeres se declaran homosexuales.Las pr¨¢cticas sexuales se ajustan bastante a los modelos convencionales. La penetraci¨®n vaginal es el sistema universalmente utilizado en la inmensa mayor¨ªa de los encuentros sexuales. Buena parte de los encuestados conocen el sexo oral, pero se practica habitualmente en una estricta minor¨ªa de relaciones.
Otra de las conclusiones del estudio, que probablemente generar¨¢ abundante pol¨¦mica, es la afirmaci¨®n de que con este nivel de contactos sexuales van a ser muy escasas las posibilidades de transmisi¨®n del sida. Seg¨²n estudio, la enfermedad deber¨ªa quedar confinada en los grupos de riesgo tradicionales, gays y drogodependientes por v¨ªa intravenosa. "Estamos convencidos de que no hay y probablemente no habr¨¢ nunca una epidemia de sida entre los heterosexuales de este pa¨ªs", asegura el informe, en contra de todos los mensajes que los responsables de salud tratan de transmitir desde hace una d¨¦cada sobre la necesidad de no bajar la guardia y de considerar que el riesgo de la enfermedad afecta a todos los grupos sociales.
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