"Queremos un hijo tuyo"
Sali¨® como hab¨ªa entrado, a trompicones y protegido por la polic¨ªa. Jesul¨ªn de Ubrique, de 21 a?os, convirti¨® ayer la plaza de toros de Aranjuez en un circo. El rito se repiti¨® siete veces: el final de cada toro iba acompa?ado de adolescentes que saltaban al ruedo para besarle, mientras desde las gradas gritaban: "?Vaya culo!" o "queremos un hijo tuyo". Sus admiradoras le Ianzaron claveles; bragas, que ¨¦l besaba; panes; ositos; un gallo de pelea, y hasta un beb¨¦, que rompi¨® a llorar cuando se vio en sus brazos. La corrida, la n¨²mero 144 de su temporada, iba por ellas.
"?Mujer, mujer, mujer!". Daba un poco de miedo escuchar el grito de guerra de las seguidoras de Jesul¨ªn. El diestro lleg¨® a la puerta de cuadrillas a las cinco menos cuarto de la tarde. Vest¨ªa de blanco y plata, los colores de la pureza, pero perdi¨® la zapatilla nada m¨¢s sortear la entrada. Le acompa?aba V¨ªctor, su hermano de 15 a?os. Rodeados de polic¨ªas -m¨¢s de 400 agentes vigilaron el espect¨¢culo- y movi¨¦ndose a empujones, parec¨ªan dos ni?os apurados, pero esa impresi¨®n, al menos en el caso del matador, s¨®lo dur¨® un instante. Cuando Jesul¨ªn escuch¨® los alaridos que llegaban desde los tendidos -"Hombres fuera"-, sonri¨® abiertamente.En los tendidos le esperaban m¨¢s de 8.500 mujeres. Las hab¨ªa de todas las edades y de todas las clases y condiciones; la mayor¨ªa, mujeres con aspecto de tener hijos de la edad del torero o adolescentes como Cati, una chica de 17 a?os que no pudo contener las l¨¢grimas cuando el de Ubrique salt¨® al coso. "Guapo, guapo", le gritaban. "Pero qu¨¦ bueno est¨¢, por favor", gritaban en febrecidas.
La cosa se puso seria cuando el primer toro de la ganader¨ªa de ?ngel Peralta salt¨® al ruedo. El torero lanz¨® la montera al ruedo y cay¨® boca arriba, un signo de mal augurio que ¨¦l cambi¨® poni¨¦ndola boca abajo, ayudado por la muleta, ante los aplausos del respetable. La presidenta accidental, Milagros Rom¨¢n S¨¢nchez, concejala del PSOE, le concedi¨® todas las orejas que reclam¨® el p¨²blico. Cuando se mostraba indecisa la animaban con gritos de "Ubrique, Ubrique, Ubrique es cojonudo".
La primera en llegar
En su tendido, Rosario, un ama de casa casada y con cinco hijos, parec¨ªa contenta. Hab¨ªa llegado a la plaza a las 7.30, antes, incluso, de que colocaran las vallas de acceso. Acababa de bajarse del tren en el que hab¨ªa viajado desde Sevilla con cuatro de sus amigas para ver a su ¨ªdolo. "Es un fen¨®meno, es un fen¨®meno este, hombre", asegura.
Abajo, en el ruedo, Jesul¨ªn parec¨ªa borracho de aufor¨ªa. Ni un rastro de cansancio. El torero lleg¨® a las nueve de la ma?ana a un hotel de Aranjuez. Hab¨ªa salido a las cuatro de la madrugada de su finca de Ubrique. Almorz¨® un men¨² ligero: sopa de arroz, un lenguado rebozado y un yogur. Tras un peque?o descanso, sali¨® para la plaza. No pudo llegar, como habr¨ªa sido su gusto, en un coche descapotable. El Ayuntamiento ribere?o se lo prohibi¨® para evitar des¨®rdenes.
A lo largo de la ma?ana, los 68.000 habitantes de Aranjuez no hablaron de otra cosa. En las calles se vend¨ªan camisetas con la imagen del torero hablando por una motorola; los corresponsables del The Times y de la BBC entrevistaban a sus fans; en los hoteles no quedaba ni una cama y los restaurantes no daban abasto. Hubo feministas con pancartas que criticaron la corrida por machista. A sus protestas se sumaron las de los aficionados taurinos, que calificaron el Va por ellas como una herej¨ªa. "Ese t¨ªo no tiene m¨¢s luces que las del traje", bramaba un hombre. Ajeno a las cr¨ªticas, s¨®lo le fall¨® el segundo toro, el que hab¨ªa dedicado a su madre. "Qu¨¦ hijo puta el toro, mam¨¢", se le oy¨® decir tras meterle la cuarta estocada. Pero si el segundo fue malo, con el quinto lleg¨® la apoteosis. El diestro gaditano baj¨® al picador y se subi¨® al caballo. Borracho de aplausos, tom¨® las banderillas y tambi¨¦n las coloco. La corrida acab¨® con un toro de regalo y con Jesul¨ªn a hombros de una admiradora. Se fue de Arajuez como hab¨ªa llegado, en uno de sus 20 Mercedes.
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