Taiwan, la recta final de la democracia
La elecci¨®n de presidente en 1996 completar¨¢ una espectacular transici¨®n desde la dictadura al multipartidismo
A finales de 1996, Taiwan tendr¨¢ un presidente elegido democr¨¢ticamente, al igual que el Parlamento y el resto de los ¨®rganos de poder, desde alcaldes a gobernadores. Una transformaci¨®n radical a partir de una dictadura a la que es dif¨ªcil encontrar precedentes en Asia y que, sin embargo, se producir¨¢ en un territorio que ni siquiera es oficialmente un pa¨ªs. Para Pek¨ªn se trata tan s¨®lo de una provincia rebelde que, m¨¢s pronto o m¨¢s tarde, volver¨¢ al redil. Para Taipei es la Rep¨²blica China, la misma que Sun Yatsen fund¨® en 1912 y que Chiang Kai-chek export¨® a la isla (que los occidentales bautizaron Formosa) cuando los comunistas de Mao Zedong le derrotaron en 1949. Desde 1971, en que Taipei fue expulsada de la ONU para, dejar paso a Pek¨ªn, la comunidad internacional apuesta en masa por el continente (la Rep¨²blica Popular China). S¨®lo 29 pa¨ªses tienen relaciones con Taipie.Chiang dirigi¨® los destinos de Taiwan con mano de hierro hasta su muerte, en 1975, manteniendo la ficci¨®n de que gobernaba sobre toda China, hasta el punto de que el Parlamento (el Yuan, legislativo) y la Asamblea Nacional (encargada de elegir al presidente) conservaron durante m¨¢s de 40 a?os a los diputados elegidos en el conjunto de China en 1947. Una colecci¨®n de irreductibles anticomunistas convertidos en ancianos que dormitaban en sus esca?os y aprobaban sin rechistar lo que el jefe (Chiang) les ordenaba.
El cambio se apoy¨® en el espectacular crecimiento econ¨®mico y la mejora del nivel de vida, que convirtieron la experiencia taiwanesa en modelo para Asia. Chiang Ching-kuo, hijo y sucesor de Chiang Kai-chek, dio el primer impulso reconociendo impl¨ªcitamente al r¨¦gimen de Pek¨ªn ("las autoridades comunistas chinas") y autorizando el primer grupo de oposici¨®n, el Partido Progresista Democr¨¢tico (PPD). Esta formaci¨®n constituye la principal amenaza para el todopoderoso Kuomintang (KMT, Partido Nacionalista), que con los dos Chiang se confund¨ªa con el poder pol¨ªtico y econ¨®mico, incluso con el Estado.
El segundo Chiang muri¨® en 1987, dejando la inc¨®gnita de si hubiera completado o no el proceso de reformas. Le, sucedi¨® Lee Teng-hui, taiwan¨¦s de pura cepa, quien se apresur¨® a permitir el comercio indirecto con "el continente", a poner fin al "per¨ªodo de movilizaci¨®n nacional para la supresi¨®n de la rebeli¨®n comunista" (es decir, al estado de guerra), a abrir un canal no oficial para el di¨¢logo con Pek¨ªn y, sobre todo, a transformar Taiwan en una democracia pluripartidista. Y todo ello sin frenar el salto hacia adelante de la econom¨ªa.
Los viejos parlamentarios recibieron jubilaciones de lujo. En diciembre de 1991 se eligi¨® una nueva Asamblea Nacional, encargada de reformar la Constituci¨®n. Un a?o m¨¢s tarde le toc¨® el turno al Yuan legislativo. En 1993 hubo comicios locales. En diciembre se elegir¨¢ gobernador de la provincia de Taiwan y alcaldes de Taipei y Kaohsiung. En 1995 habr¨¢ nueva elecci¨®n de diputados. Y a finales de 1996, tambi¨¦n por voto directo, universal y secreto, se cerrar¨¢ el ciclo con la elecci¨®n presidencial. Lee Teng-hui, de 71 a?os, est¨¢ convencido de que la ganar¨¢.
Hoy los ni?os hacen volar las cometas y los j¨®venes bailan en la explanada situada frente al fara¨®nico monumento a la memoria de Chiang Kai-chek, en el centro de Taipei. El general¨ªsimo sigue siendo respetado, pero ha dejado de ser referencia ¨²nica para los taiwaneses que, con una renta per c¨¢pita de 11.000 d¨®lares, centran su atenci¨®n en c¨®mo llegar a los 20.000 para finales de siglo y en mejorar al m¨¢ximo su calidad de vida.
El KMT, estructurado en los a?os veinte seg¨²n los consejos de los asesores enviados por Lenin, cambia de piel, hasta el punto de que uno de sus dirigentes, Chen Chien-sen, de 57 a?os, nacido en China, admite que "los votos son los que deciden" y que, si e partido pierde alg¨²n d¨ªa en las urnas, "pasar¨¢ a la oposici¨®n como ocurre en cualquier pa¨ªs democr¨¢tico". En su opini¨®n, ese horizonte es a¨²n muy lejano, ya que "el pueblo sabe que ha podido prosperar gracias al KMT".
Sin embargo, el PPD estrecha el cerco: el 30% de los votos en 1992, el 40% en 1993... Su bandera es la taiwanizaci¨®n y la independencia total, y la hace ondear con m¨¢s o menos fuerza seg¨²n como sople el viento. Este partido tiene como l¨ªder a Shih Ming-tesi, que aspira al ser reconocido como el Mandela de Asia, porque ha pasado m¨¢s de la mitad de sus 53 a?os en la c¨¢rcel por combatir a la dictadura. Para el dirigente del PPD Cheng Fang-ming, de 47 a?os, nacido en Taiwan, el presidente Lee es un independentista encubierto, y existe una "posibilidad real" de que el KMT pierda los comicios de diciembre y tenga que hacer frente a una situaci¨®n nueva: "Ia dualidad de poderes". Pero teme que el partido del Gobierno recurra, "como siempre", a la televisi¨®n y a la compra de votos e "impida que el proceso sea limpio". Es ¨¦sta una acusaci¨®n que hace sonre¨ªr a Chen, quien se?ala que la corrupci¨®n no afecta a los altos cargos y, cuando existe, no hace distinci¨®n de partidos. Recuerda, adem¨¢s, que es precisamente el ministro de Justicia, Ma Ying-jeou, quien ha procesado a numerosos funcionarios corruptos y metido en la c¨¢rcel a muchos consejeros de distrito elegidos gracias a las malas artes a comienzos de a?o, aunque la mayor¨ªa no tard¨® mucho en salir.
La apertura democr¨¢tica tiene en Taiwan, como ocurre en China con la econ¨®mica, efectos indeseados. Por ejemplo, que se monte un esc¨¢ndalo en la Asamblea Nacional porque un diputado machista del KMT pregunte a una parlamentaria del PPD vestida con minifalda de qu¨¦ color lleva las bragas. Pero los gritos, empujones, pu?etazos y tirones de plelo tras este incidente (ocurrido en junio pasado) no fueron nada en comparaci¨®n con la violencia empleada contra un mitin del Nuevo Partido a finales de septiembre, en Kaohsiung, ante la pasividad policial. Hubo decenas de heridos.
Este grupo, escindido del KMT, defiende la unificaci¨®n con China. Uno de sus siete diputados, Yok Mu-ming, de 55 a?os, nacido en Shanghai, no duda en afirmar: "Primero somos chinos, luego taiwaneses" Pero van a contracorriente: lo taiwan¨¦s gana votos. Para Yok, "existe un grave riesgo de volver a la dictadura", porque "la Constituci¨®n que se prepara concede excesivos poderes al presidente sin exigirle responsabilidades". No es una opini¨®n muy extendida. Para la mayor¨ªa de las gentes de esta isla que busca su lugar en el mundo, la democracia no es una promesa. Es un hecho
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