Recuperaci¨®n convergente
TRAS LA reuni¨®n anual del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial, y las no pocas inc¨®gnitas que han quedado abiertas sobre el futuro de las relaciones monetarias internacionales, la atenci¨®n vuelve a centrarse en los problemas dom¨¦sticos, comunes en gran medida a otros pa¨ªses industrializados. La recuperaci¨®n de la econom¨ªa mundial hace veros¨ªmiles las previsiones, de crecimiento del FMI, pero la magnitud de algunos desequilibrios b¨¢sicos plantea no pocas incertidumbres en algunos pa¨ªses.La econom¨ªa espa?ola aborda esa reactivaci¨®n con una intensidad cuando menos equivalente a la del resto de los pa¨ªses europeos, pero con un lastre significativamente mayor en t¨¦rminos de inflaci¨®n y desempleo. El Ministerio de Econom¨ªa acaba de hacer p¨²blica su estimaci¨®n de crecimiento del producto interior bruto (PIB) para el ¨²ltimo trimestre de este a?o -un 2,5%, que avala la previsi¨®n del 1,7% para el conjunto de 1994. Tambi¨¦n son razonables las previsiones de crecimiento contempladas para 1995 en el proyecto de Presupuestos Generales del Estado. Durante el pr¨®ximo a?o ser¨¢n los componentes de la demanda nacional -consumo privado e inversi¨®n- los que tomen el relevo a la demanda exterior como dinamizadores de esa expansi¨®n, que hace probable que se alcance una tasa de crecimiento del 2,8%.
Si esas previsiones son razonables, no ocurre otro tanto con el comportamiento de los precios asumido por el Gobierno. El escenario previsible en los pr¨®ximos meses no es precisamente el m¨¢s propicio para que el IPC se mantenga en el 3,5% previsto por el Gobierno para el pr¨®ximo a?o. Si la recesi¨®n -en la que ha sido dominante la aton¨ªa del consumo privado y manifesta la contenci¨®n de los salarios- no ha permitido reducciones significativas en ese ¨ªndice, mucho m¨¢s dif¨ªcil ser¨¢ conseguirlo Con los aumentos en el consumo privado y en la imposici¨®n indirecta contemplados en el proyecto de presupuestos. Precios, rentas y d¨¦ficit p¨²blico son variables que a menudo se empujan mutuamente y que en ¨²ltima instancia pueden provocar elevaciones en los tipos de inter¨¦s, en mayor medida cuando los mercados financieros se muestran muy atentos al ejercicio de la autonom¨ªa reci¨¦n estrenada por el Banco de Espa?a. A partir de ahora, ser¨¢ la aproximaci¨®n al objetivo de estabilidad de los precios el principal elemento para enjuiciar si el banco emisor hace bien su trabajo.
El pr¨®ximo debate presupuestario en el Parlamento debe servir tambi¨¦n para que el Gobierno argumente con m¨¢s solidez que hasta ahora sus prop¨®sitos reductores de las tensiones inflacionistas de nuestra econom¨ªa. Si no fuera as¨ª, la credibilidad de la pol¨ªtica presupuestaria quedar¨ªa en entredicho, y con ella la propia estabilidad financiera. La Comisi¨®n Europea acaba de recordarnos la necesidad no s¨®lo de que cumplamos el objetivo de d¨¦ficit presupuestario previsto para 1995 -el 5,9% del PIB-, sino la necesidad de que se avance en su reducci¨®n a un ritmo m¨¢s r¨¢pido que el previsto en la actualizaci¨®n del programa de convergencia que hoy, lunes, someter¨¢ al Consejo de Ministros de Econom¨ªa y Finanzas (Ecofin).
Cualquier desviaci¨®n al alza de las previsiones de crecimiento de la econom¨ªa -sobre todo, un aumento en la recaudaci¨®n superior al previsto- deber¨ªa ser aprovechado para reducir el desequilibrio en las finanzas p¨²blicas. La necesidad de esa aproximaci¨®n a los objetivos de convergencia no s¨®lo pone en juego. la credibilidad del Gobierno, tambi¨¦n la continuidad de las ayudas asociadas a los fondos de cohesi¨®n comunitarios, tan importantes para la econom¨ªa espa?ola. Todo ello hace aconsejable que el debate presupuestario disponga del grado de realismo suficiente para que se ponga de manifiesto la voluntad del conjunto de los partidos pol¨ªticos para eliminar esos obst¨¢culos que hoy siguen interponi¨¦ndose a una senda de saneamiento y convergencia de la econom¨ªa espa?ola.
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