Alumno aventajado

Dec¨ªa Maquiavelo que en las reglas del arte de la pol¨ªtica est¨¢ el decir a cada uno lo que quiere escuchar. Pero hoy, gracias a la libertad de prensa y a la sociedad medi¨¢tica, se hace dif¨ªcil poder cambiar de forma interesada el discurso pol¨ªtico sin que las contradicciones y la poca verg¨¹enza salten a la vista. Y es que lo que se dice, por ejemplo, en Andorra La Vella llega al instante a o¨ªdos de los ciudadanos de Marraquech o de Barcelona. Y lo que se dice en Marraquech puede ser conocido casi simult¨¢neamente por los andorranos o por los catalanes. Jordi Pujol, tan astuto ¨¦l, parece no haberse percatado de este extremo. A un auditorio nacionalista le espet¨® hace unos d¨ªas que la inmigraci¨®n constituye un peligro para el mantenimiento de la identidad catalana y, sin damos tiempo para asimilar su idea, dice a los tres d¨ªas, ahora en el Magreb, que hay que facilitar la integraci¨®n de los emigrantes en los pa¨ªses de acogida, llev¨¢ndose as¨ª al bolsillo a los cortesanos de Hassan II, rey ¨¦ste que ha hecho de anfitri¨®n de su inexplicable viaje y al que supongo que no le debe hacer ninguna gracia que le regresen de Par¨ªs o de Barcelona por no haberse podido insertar conciudadanos con la cabeza llena de ideas democratizadoras. Y aun a pesar de estos deslices, lo cierto es que si Maquiavelo levantara la cabeza tendr¨ªa que quitarse el sombrero ante Pujol y reconocer, como todo buen profesor, que un alumno le hab¨ªa sobrepasado en su ciencia.- .