Los pilares de la Comunidad
Al negociar el Tratado de Maastricht sobre la Uni¨®n Europea nos enfrentamos a la tarea de crear estructuras que resistieran el paso del tiempo. Estoy convencido de que hicimos la selecci¨®n adecuada y de que, con el tiempo, nuestro trabajo producir¨¢ los resultados que todos deseamos.?Por qu¨¦ era lo adecuado construir la Uni¨®n en tomo a un pilar central comunitario, responsable de temas como la legislaci¨®n del mercado ¨²nico, o dos pilares intergubernamentales, uno para los temas de pol¨ªtica exterior y de defensa com¨²n (PEDC) de la Uni¨®n y otro para los de justicia e interior? ?No hubiera sido mucho m¨¢s sencillo y m¨¢s eficaz reposar toda la actividad sobre un solo pilar, con normas y procedimientos universales? La raz¨®n radica en la naturaleza de los temas que tratan los pilares intergubemamentales; el papel del Estado naci¨®n y la importancia de una opini¨®n p¨²blica favorable si se quiere que esta empresa tenga ¨¦xito.
La Uni¨®n ha de contar con un fuerte y s¨®lido pilar comunitario. Si hemos de destruir las barreras y comerciar libremente entre fronteras, debe haber reglas y normas comunes. Necesit¨¢bamos la disciplina de una mayor¨ªa cualificada que votara las normas para establecer este cuerpo legislativo. No se pod¨ªa permitir que los intereses econ¨®micos y comerciales, rivales a corto plazo, bloquearan las medidas necesarias para los intereses a largo plazo comunes a todos nosotros. Fue oportuno pedir a la Comisi¨®n que adelantara su trabajo otorg¨¢ndole el derecho ¨²nico a iniciar la legislaci¨®n, como tambi¨¦n lo fue invitarla a negociar en nombre de la Uni¨®n en las negociaciones comerciales internacionales. Es esencial que esta legislaci¨®n elemental se aplique y ponga en vigor a trav¨¦s de un cuerpo legal com¨²n, respetado por todos. El producto de estas disciplinas, el mercado ¨²nico, es una de las consecuciones m¨¢s admirables de Europa, un modelo seguido cada vez m¨¢s por el resto del mundo.
Pero no existe un principio inmutable que dicte que las instituciones y procedimientos establecidos por el Tratado de Roma deban proporcionar la estructura para la cooperaci¨®n en todas las ¨¢reas. La Comunidad es una comunidad de ley y exige mecanismos para la redacci¨®n, promulgaci¨®n y puesta en vigor de la legislaci¨®n. Pero los temas asignados a los pilares intergubernamentales -como la pol¨ªtica exterior y de defensa- son distintos, y rara vez promulgados mediante legislaci¨®n. Aqu¨ª, la clave para una cooperaci¨®n eficaz consiste en persuadir a nuestros socios mediante la fuerza de los argumentos, sin recurrir al voto para ignorar sus puntos de vista.Hemos de tener en cuenta la opini¨®n p¨²blica. Tema como la seguridad, la inmigraci¨®n y los servicios policiales corresponden al n¨²cleo de las funciones del Estado naci¨®n. Nuestros electorados los consideran con toda raz¨®n cruciales para su bienestar y tienen un gran peso a la hora de votar y elegir Gobiernos. Se espera, pues, que los pol¨ªticos se pronuncien sobre ello, y creo que no se comprender¨ªa ni aceptar¨ªa si diera la impresi¨®n de que estas responsabilidades se han sometido a un cuerpo supranacional, por muy valioso que sea. Por supuesto, debemos cooperar tan estrechamente como sea posible con problemas como el tr¨¢fico de drogas, el crimen organizado y la inmigraci¨®n ilegal. Estos problemas no tienen fronteras. Ni deben tenerlas nuestros esfuerzos para combatirlos. La cuesti¨®n no es la necesidad de cooperar, sino la forma.
.Si nuestras instituciones han de, perdurar, nuestros ciudadanos deben sentirse a gusto con ellas. Tienen que sentirse seguros de que los peque?os Estados no se ver¨¢n anulados por los grandes y de que no se ignorar¨¢n los intereses nacionales vitales. La estructura intergubernamental, en la que todas las decisiones se adoptan por mayor¨ªa y los Gobiernos son responsables directamente ante los Parlamentos nacionales, cumple estos requisitos. El Parlamento Europeo debe ser informado y consultado sobre las pol¨ªticas b¨¢sicas, pero la responsabilidad democr¨¢tica primaria de ¨¦stas pertenece a los Parlamentos nacionales.
Las disposiciones actuales tienen sus cr¨ªticos. Algunos dicen que est¨¢n condenadas al fracaso en tanto que se niegue a la Comisi¨®n el derecho ¨²nico de iniciativa y sea incapaz de conducir la pol¨ªtica desde el centro. Otros dicen que esta cooperaci¨®n ser¨¢ ineficaz debido al principio de unanimidad; el convoy se ver¨¢ obligado a discurrir al ritmo del m¨¢s lento. Yo no acepto estos argumentos; los hechos los contradicen. Conceder a la Comisi¨®n el derecho ¨²nico de iniciativa en pol¨ªtica exterior, etc¨¦tera, simplemente no es realista. En lugar de impedir que los que ten¨ªan los conocimientos hagan propuestas, deber¨ªamos facilitarles que las hicieran.
En la cooperaci¨®n en pol¨ªtica exterior, por ejemplo, la excepci¨®n la constituyen las ocasiones en las que no conseguimos llegar a un acuerdo; incluso en temas potencialmente sensibles y dif¨ªciles como las relaciones con Ucrania, estamos consiguiendo fozjar pol¨ªticas conjuntas. No es muy realista imaginar acuerdos por mayor¨ªa de votos en temas como Bosnia, donde algunos pa¨ªses miembros tienen tropas destacadas y otros tienen problemas propios de seguridad.
?Aceptar¨ªan los Parlamentos o la opini¨®n p¨²blica en los pa¨ªses miembros que sus Gobiernos perdieran por votaci¨®n en temas de pol¨ªtica exterior como ¨¦ste? La idea de que Bosnia se hubiera salvado si hubiera habido una mayor¨ªa en la votaci¨®n de nuestra pol¨ªtica com¨²n exterior y de defensa es pura fantas¨ªa. Aplicar los procedimientos de la Comunidad a estas ¨¢reas no sena un mecanismo v¨¢lido para tomar decisiones pol¨ªticas mejores y m¨¢s r¨¢pidas. Por el contrario, alentar¨ªa los intentos de ignorar importantes intereses nacionales, engendrando el descontento y la desuni¨®n.
Los nuevos procedimientos del tratado para la PEDC y justicia y asuntos internos llevan en vigor s¨®lo unos meses. Siempre ha habido acciones conjuntas eficaces en ¨¢reas importantes, sobre Rusia, Sur¨¢frica, ayuda humanitaria en Bosnia y Oriente Pr¨®ximo. Pero esperar que la PEDC, despu¨¦s de seis meses, haya resuelto, por ejemplo, la enemistad de siglos en la antigua Yugoslavia, es pedir lo imposible.
A m¨¢s largo plazo, la UE deber¨ªa examinar cu¨¢les ser¨¢n sus prioridades para la PEDC. En mi opini¨®n, el objetivo m¨¢s importante es el de traer estabilidad y seguridad a nuestras regiones vecinas: Europa central y oriental (excluyendo los Balcanes), ?frica del Norte, el Mediterr¨¢neo y Oriente Pr¨®ximo.
En cuanto al pilar de justicia e interior, si podemos trabajar juntos eficazmente, aumentaremos nuestra seguridad y conseguiremos beneficios tangibles para nuestros ciudadanos. Est¨¢n comprensiblemente preocupados por la creciente delincuencia, el aumento en el abuso de drogas, la inmigraci¨®n ilegal y el fraude contra el presupuesto de la UE. Debemos demostrarles que se est¨¢n resolviendo estos temores.
Si conseguimos alcanzar al menos algunos de estos objetivos, conseguiremos mayor comprensi¨®n p¨²blica del tratado que firmamos en Maastricht. Esto es importante porque, en mi opini¨®n, no hay m¨¢s alternativa que conseguir que esta estructura funcione. No hay ninguna perspectiva de cambiarla, y el debate continuo s¨®lo distrae energ¨ªa de los importantes deberes a los que nos enfrentamos.
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