Nuevas decepciones en la recta final
Sitges emprende ya su recta final -quedan por ver s¨®lo cuatro filmes a concurso- y lo menos que se puede decir es que presenta un alarmante bajo nivel en dos de sus secciones principales, la competitiva y la Premi¨¦re, apartado este que nada tiene que ver con el cine fant¨¢stico, que es, como se sabe, la especialidad del festival. Las dos ¨²ltimas pel¨ªculas proyectadas en estas secciones, Hodet over vannet, de Nils Gaup, y Sonatine, de Takeshi Kitano, constituyeron sendas decepciones.
Hodet over vannet (La cabeza sobre el agua) -t¨ªtulo de resonancias polanskianas que, por desgracia, poco copia del cine del polaco- es una especie de negra, muy negra comedia de suspense. Su director, el noruego Nils Gaup, a quien conocimos aqu¨ª por un casi western polar llamado Pathfinder -que el pintoresco cat¨¢logo del festival compara sin rubor con El hombre del oeste, de Anthony Mann -ah¨ª queda eso-, vuelve a demostrar su vocaci¨®n para el cruce de g¨¦neros, su apuesta por un cine de entretenimiento que hace un, h¨ªbrido de todo lo que toca.El filme, que se dir¨ªa una versi¨®n jocosa de Diez negritos, de Agatha Christie, y que bien podr¨ªa llamarse Cinco norueguitos, cuenta la imparable catarata tr¨¢gica a que pueden llevar una aparente casualidad y los celos. Tres personajes bien situados -un juez, un dibujante y una ex modelo- est¨¢n de vacaciones en una paradisiaca isla noruega. La s¨²bita llegada de un psiquiatra, ex novio de la mujer, provocar ¨¢ una cat¨¢strofe que termina involucr¨¢ndolos a todos y cuyo resultado final el espectador potencial del filme, que tiene distribuci¨®n hispana, agradecer¨¢ que no le sea contado.
Inveros¨ªmil
La pel¨ªcula tiene un planteamiento divertido, unos personajes progresivamente insolventes y un encadenamiento de acciones no ya caprichoso, sino directamente inveros¨ªmil. La mec¨¢nica de la trama, que Gaup desear¨ªa imparable y que a este cronista se le ocurre ortop¨¦dica, provoca una sucesi¨®n de desgracias, algunas voluntariamente graciosas, otras que escapan por completo al control del cineasta. Hodet... es, hasta la fecha, la en¨¦sima confirmaci¨®n de que los responsables de Sitges no han sabido este a?o -o no han podido- encontrar productos solventes a la hora de rellenar sus secciones estelares.La ¨²ltima prueba de ello la constituye la secci¨®n Premi¨¦re, una h¨¢bil jugada del equipo anterior para ayudar a-que, en tiempos de sequ¨ªa inspiradora como los que corren en el fant¨¢stico, se hiciera m¨¢s soportable la larga lista de t¨ªtulos de la peor estopa. Pues bien, este a?o tampoco parece que eso ayude: el ¨²ltimo caso, Sonatine, de Takeshi Kitano, la esperada ¨²ltima revelaci¨®n del cine de acci¨®n oriental, tambi¨¦n result¨® un fiasco. Kitano, famoso actor de televisi¨®n en su Jap¨®n natal, a quien el espectador hispano recuerda por su papel de sargento en Feliz Navidad, Mr. Lawrence, y de quien se conoci¨® en otros pa¨ªses europeos una espl¨¦ndida pel¨ªcula anterior, Escenas en el mar, ha ido redondeando en los ¨²ltimos a?os una filmograf¨ªa como director cuando menos curiosa.
Dos t¨ªtulos en v¨ªdeo presentes en Sitges, Violent cop -distribuido en Espa?a s¨®lo en videoclubes- y Boiling point se suman a Sonatine a la hora de dar cuenta del oficio de Takeshi Kitano. Pero en lo que respecta a este ¨²ltimo t¨ªtulo, un cr¨ªptico filme de matanzas entre mafiosos, hay que decir que resulta del todo desconcertante: Kitano parece poseer unas claves humor¨ªsticas que se le escapan por completo a quien esto escribe, as¨ª como una concepci¨®n de la destrucci¨®n del suspense cl¨¢sico y un reelaborado aunque impermeable c¨®digo expresivo de la violencia cuya m¨¢s notoria caracter¨ªstica es la arbitrariedad.
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