?Las ver¨®nicas de Paula!
Rafael de Paula deber¨ªa inscribir en el registro de la propiedad sus ver¨®nicas. Pura ortodoxia adornada de arte puro. Seis alumbr¨® ayer en el tradicional festival de Chinch¨®n y con ellas estremeci¨®, las fibras sensibles de los espectadores, quienes se las llevaron grabadas en sus mentes para in saecula saeculorum. Felices mortales que salieron toreando del incomparable y bell¨ªsimo marco de la plaza Mayor tras el ut¨®pico milagro: ?Paula hab¨ªa toreado por ver¨®nicas! Y ya se sabe que el gitano torea como otros sue?an.Las tres del quite al primer novillo fueron magn¨ªficas, casi insuperables, o s¨®lo superables por el propio cal¨¦. Las super¨®. Fue en el sobrero, que la diosa fortuna, paulista a tope, adjudic¨® al m¨¢gico coletudo en el sorteo entre ¨¦l y sus compa?eros. Citando con el medio pecho, que saca cuando carga la. suerte y llega el toro a su jurisdicci¨®n, momento, en que lo embebe en el suave aleteo del capote de vueltas azules para obligarle al cambio de trayectoria y llevarle lejos en el remate junto a la caera. As¨ª pari¨® Paula sus ver¨®nicas.
Guadalest/Paula, Aparicio, Barrera, Pireo
Ocho novillos de Guadalest, despuntados para festival, bien presentados, encastados y nobles excepto 2o, manso.Rafael de Paula: ovaci¨®n; ovaci¨®n con algunos pitos; ovaci¨®n. Julio Aparicio: oreja; oreja. Vicente Barrera: oreja; oreja. El Pireo: dos orejas. Plaza Mayor de Chinch¨®n, 15 de octubre. Festival a beneficio del asilo de ancianos. Casi lleno.
Todo un monumento escult¨®rico fidel¨ªsimo al evangelio de la fiesta y sazonado de pasi¨®n y sentimiento. La borrachera de arte no la consum¨® en la muleta en ninguno de sus tres enemigos, porque las facultades f¨ªsicas ¨²nicamente le permiten fant¨¢sticas Rafael de Paula piezas inacabadas. Pero entre desajustes y dudas, Paula, que s¨®lo perdi¨® los papeles con los aceros, restall¨® latigazos sueltos de arte en redondos, ayudados por alto y trincherillas.
Aparicio se inclin¨® por el encimismo y los parones jesulinianos con el mansote segundo, al que despen¨® de un estoconazo. Lance¨® con entrega y clasicismo al quinto mas sin explotar de belleza. Despu¨¦s le mulete¨® con cierto desmayo y sabor pero igualmente sin arrebatar. El problema es que a Paula le dio por torear y cuando as¨ª sucede, aunque Aparicio sea quien m¨¢s se le aproxima, todav¨ªa sale perdiendo en la comparaci¨®n.
Barrera es otra cosa; camina por el sendero del manoletismo, que aplica a todos sus bureles, valgan o no para ello. Actu¨® con codilleos excesivos con el percal, escaso dominio con la fl¨¢mula, y tambi¨¦n detalles aislados de clase. El Pireo destac¨® por la unidad en concepci¨®n y desarrollo de la faena al ¨²nico que mat¨®. El mando y ligaz¨®n que alumbr¨® en redondos y naturales lo mejor¨® con inspirad¨ªsimos adornos.
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