Peter Pan sue?a con Cuenca
Voluntaria o involuntariamente, Todo es mentira aparece ante los Ojos del espectador como una suerte de respuesta hisp¨¢nica a los filmes norteamericanos que, como Reality bites, intentan mostrar los conciertos de la generaci¨®n de quienes tienen ahora entre los 20 y 30 a?os, la tan cacareada generaci¨®n X.El personaje central de este primer largometraje de Fern¨¢ndez Armero, el que encarna el cantante Coque Malla, es un tipo apocado y en crisis prematura, con problemas para relacionarse con las mujeres y que arrastra tras de s¨ª un monumental complejo de Peter Pan, ese mal del siglo, que responde a la adversidad con un incontrolable deseo de fuga. Pero como estamos en Espa?a, ese deseo s¨®lo le lleva a anhelar vivir en Cuenca.
Todo es mentira
Direcci¨®n y gui¨®n: ?lvaro Fern¨¢ndez Armero. Fotografia: Antonio Cuevas. M¨²sica: Coque Malla. Producci¨®n: Enrique Cerezo y Carlos Vasallo para Atrium, Espa?a, 1994. Int¨¦rpretes: Pen¨¦lope Cruz, Coque Malla, Jordi Moll¨¢, Cristina Rossenvinge, Ariadna Gil, M¨®nica L¨®pez, Fernando Colorno. Estreno en Madrid: P¨¢lacio de la Prensa, Vergara, Ideal Multicines.
A partir de la apoyatura que le brinda este personaje, Fern¨¢ndez Armero hilvana una historia coral en la que se relacionan hasta cuatro parejas, cada una de las cuales formada a su vez por seres del todo diferentes. Pretensiones de retrato global no le faltan a la pel¨ªcula.
Pero Todo es mentira corre ciertos riesgos de los que no logra salir airoso casi nunca: uno, confiar un personaje omnipresente a un actor que, con todos los respetos, est¨¢ todav¨ªa muy verde para acometidos como ¨¦ste. Dos, llevar la identificaci¨®n con este person¨¢je m¨¢s all¨¢ de lo recomendable para trazar una aut¨¦ntico retrato generacional, que como todo diagn¨®stico, deber¨ªa ser a la vez distante y comprensivo hacia los personajes y no huir, si es preciso de la cr¨ªtica. Esta falta de distancia hace que a la postre el filme resulte en exceso ben¨¦volo con su protagonista, cuyas actitudes casi siempre tienen la comprensi¨®n del cineasta, hasta un, punto que le lleva en ocasiones a la frontera misma de la misoginia.
Y otro, en fin, tiene que ver con el elenco, para el cual armero elige actores o aspirantes capaces, por edad o conocimiento personal de la materia del filme, de meterse en la piel de sus personajes: Malla, Rossenvinge, el propio Colomo. Pero la diferencia de estilos interpertativos y de competencia profesional entre todos ellos, que el director no logra casi nunca cuajar en un verdadero trabajo de equipo, produce una situaci¨®n curiosa en el interior de la pel¨ªcula: a pesar de v¨¦rselas con personajes poco agradecidos, las actrices est¨¢n por encima de sus hom¨®logos masculinos, en especial el trio Cruz-Gil-L¨®pez, espl¨¦ndido.
A la postre, lo que cabe salvar del filme junto con el buen hacer de estas actrices, es su voluntad de construir una comedia un tanto diferente, incluso ¨¢oida en algunas ocasiones.
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