M¨¢xima alerta en Puerto Pr¨ªncipe
La amenaza de un asesinato de Jean-Bertrand Aristide, manejada boca a boca por la extrema derecha para meter miedo a un pueblo acostumbrado al terror, era el ¨²nico que no se pod¨ªa permitir ayer Estados Unidos, el patrocinador de la fiesta de la democracia. Por ello, el mando militar norteamericano cuid¨® con mimo cada detalle. En el primer d¨ªa en Hait¨ª, en Puerto Pr¨ªncipe, el presidente Aristide ha estado alejado de su pueblo por motivos de seguridad. Protegido por un cristal antibalas.Tiradores de ¨¦lite, con cintas de amarillo fosforescente en el casco para diferenciarse de un enemigo potencial, se apostaron rifle en mano en las mejores terrazas sobre la vasta plaza de los Campos de Marzo. Estaban en los tejados del palacio presidencial y en la balcona da del Cuartel General del Ej¨¦rcito, el mismo desde el que se despidi¨® entre la humillaci¨®n y la chifla p¨²blica el general golpista Raoul C¨¦dras.
Las barreras de espino cortaron las calles adyacentes desde la tarde del viernes. Sirven para contener y dirigir el tr¨¢fico humano. Soldados parapetados detr¨¢s de ¨¢rboles agujereados con pegatinas de "?Bienvenido, presidente!" estaban siempre rodeados de curiosos, que les delataban y entorpec¨ªan. La chiquiller¨ªa admira sus armas como si fueran gal¨¢cticas. Las tanquetas verde oscuro, moteadas por un camuflaje, y los jeeps estuvieron inm¨®viles desde la ma?ana. Los soldados sofocados por el calor. Unjeep con altavoces llamaba a la calma, "a la paz sin violencia". En el lado oeste del palacio hab¨ªa carros de combate. Para disuadir. En los puestos de paso, la muchedumbre fue cacheada, uno a uno. Como en la entrada de un estadio. Se retiraron objetos. Aristide estuvo a m¨¢s de cien metros del haitiano m¨¢s pr¨®ximo a la verja verde.
El mando estadounidense, con miles de attach¨¦s armados a¨²n, se contenta con un estribillo tranquilizados: "Esto es tan f¨¢cil o complicado como mantener la seguridad del presidente de Estados Unidos en Washington" dicen.
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