Carlos de Inglaterra se vio forzado a un matrimonio sin amor con Diana
Un nuevo libro repleto de detalles sobre la intimidad, nada normal, de la familia real brit¨¢nica viene a poner en aprietos al Gobierno conservador y al palacio de Buckingham. Esta vez, el material ha salido directamente de las m¨¢s de 10.000 cartas y diarios que Carlos de Inglaterra ha puesto en manos de su bi¨®grafo oficial, Jonathan Dimbleby. Un material que desvela una infancia desgraciada y un matrimonio sin amor, al que fue forzado por su padre. Un portavoz de Carlos se?al¨® ayer que el pr¨ªncipe no lamenta haber colaborado para un libro que es "respetuoso con los hechos" aunque "las interpretaciones son del autor".
Este nuevo y serio esc¨¢ndalo en torno a la Casa de Windsor provoc¨® ayer una inmediata respuesta oficial del Gobierno. Jonathan Aitken, secretario del Tesoro, declar¨® en un intento de calmar los ¨¢nimos que la Monarqu¨ªa brit¨¢nica goza, pese a todo, de buena salud. Sin embargo, esta vez, la cruda batalla entre los pr¨ªncipes de Gales, desvelada con gran despliegue por The Sunday Times, alcanza de lleno a la propia reina y a su "implacable" esposo.Dimbleby, un joven periodista que puede haber ganado no menos de 1.000 millones de pesetas por este libro, obtuvo la confianza del pr¨ªncipe Carlos cuando ambos trabajaron juntos por espacio de casi dos a?os en la elaboraci¨®n del documental que fue emitido el pasado mes de junio por la televisi¨®n brit¨¢nica, con ocasi¨®n del 250 aniversario de la investidura del hijo mayor de la Isabel II como pr¨ªncipe de Gales. En aquellas ocasi¨®n, como una anticipaci¨®n de las confidencias que estaba dispuesto a hacer, el pr¨ªncipe confes¨® que hab¨ªa sido un marido ad¨²ltero.
Las razones de por qu¨¦ lo fue aparecen en su biograf¨ªa autorizada: sencillamente, no estaba enamorado de su esposa, la princesa de Gales, con quien nunca debi¨® casarse.
El libro de Dimbleby, de unas 600 p¨¢ginas ser¨¢ publicado el 3 de noviembre, pero ayer, The Sunday Times inici¨® su serializaci¨®n con una primera entrega explosiva. En ella, Carlos de Inglaterra, un pr¨ªncipe sin cometidos espec¨ªficos a sus 45 a?os de edad, aparece como un aut¨¦ntico personaje de Carlos Dickens. Pese al estilo extraordinariamente respetuoso con el que el libro parece estar redactado, los padres de Carlos, el duque de Edimburgo y la reina, aparecen retratados como figuras distantes. El padre, Felipe, es descrito como una persona brusca e implacable, incapaz de aceptar que su hijo y heredero del trono es una persona sensible, poco dotada para los deportes.
Carlos se lamenta de haberse visto sometido a lo largo de su infancia y adolescencia a las invectivas y burlas de un padre que, a menudo, le hac¨ªa llorar. La predilecci¨®n de sus padres por su hermana, la princesa Ana, se convirti¨® en otro motivo de dolor.
La reina tampoco fue capaz de ofrecer a su primog¨¦nito una prueba concluyente del amor que, seg¨²n Dimbleby, seguramente le profesaba.
La primera entrega de El pr¨ªncipe de Gales, se centra sin embargo, en el desastre de un matrimonio en el que Carlos fue embarcado con precipitaci¨®n, debido a las presiones de su padre, quien, tras las visitas de Diana Spencer a Balmoral, consideraba que su reputaci¨®n pod¨ªa quedar da?ada si no se produc¨ªa el anuncio de un compromiso inmediato.
El pr¨ªncipe Carlos, en cartas a diferentes amigos, algunos de cuyos p¨¢rrafos Dimbleby, reproduce, se?ala su estupor ante la marcha desastrosa de su matrimonio, que est¨¢ terminando, dice, como "una tragedia griega". "Nunca pens¨¦ que las cosas pudieran salir tan mal", reconoce.
El hecho de que Diana Spencer no se resigne a un matrimonio sin amor y, con el tiempo, vaya convirti¨¦ndose en el foco de atenci¨®n de la prensa y del pueblo brit¨¢nico, provoca inquietud y celos en su marido. Esta primera entrega del libro, no aborda, sin embargo, las relaciones de Carlos de Inglaterra y Camilla Parker-Bowles. Rupert Murdoch -due?o de The Sunday Times, entre otros peri¨®dicos brit¨¢nicos- parece decidido a dosificar sabiamente un esc¨¢ndalo por el que ha pagado 100 millones de pesetas.
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