Ni mejor, ni peor
Separados o juntos en las aulas, en s¨ª mismo, no es ni mejor ni peor. Es la tendencia que esgrimen algunos pedagogos que defienden que la cuesti¨®n es corregir los estereotipos sexistas que se han mantenido pese a la existencia de las aulas mixtas. Entienden como fracaso de las aulas mixtas el que los chicos sigan intentando jugar el papel de preponderancia y de competidor a ultranza, mientras ellas se acoplan a la dominaci¨®n de lo masculino. O, tambi¨¦n, que todav¨ªa muchos docentes se aferran a ense?ar determinadas materias recurriendo a los c¨®digos y tradici¨®n masculinos.La tendencia de algunos estudiosos apunta hacia: unas veces juntos, otras, separados... Porque, para ellos, coeducaci¨®n no quiere decir clases mixtas, sino lo positivo de lo masculino y de lo femenino integrados. Es un concepto nuevo que pretende ense?ar y formar rompiendo con los estereotipos.
A Mar¨ªa Jos¨¦ Urruzola, profesora de filosof¨ªa y ¨¦tica de bachillerato y asesora de coeducaci¨®n en un centro de orientaci¨®n pedag¨®gica de Bilbao, le pusieron el grito en el cielo cuando, en 1985, present¨® p¨²blicamente un estudio en favor de la segregaci¨®n en las aulas. Lleva 13 a?os estudiando la conveniencia o no de espacios segregados entre los adolescentes (14 a 18 a?os). "Yo los llamo espacios aut¨®nomos", dice, "y he llegado a la conclusi¨®n de que son beneficiosos tanto para ellos como para ellas".
De su experiencia, deduce que la gente se pone en contra porque les parece que es dar marcha atr¨¢s, -"yo soy la primera que critica aquella etapa"-, y que hay que defenderlo desde otros presupuestos ideol¨®gicos. "No es cuesti¨®n de tener por principio segregaci¨®n s¨ª o no", afirma. "Lo importante es el proyecto educativo en funci¨®n de unos fines".
En su carrera, Mar¨ªa Jos¨¦ Urruzola ha descubierto que determinados debates no llegan a buen t¨¦rmino si se dirimen en presencia de ambos sexos. Por ejemplo, en las clases de ¨¦tica cuando se habla de las relaciones humanas, agresiones o violencia... O que los campos de deportes pr¨¢cticamente nunca son utilizados por las chicas porque est¨¢n monopolizados por los chicos. En esa misma direcci¨®n est¨¢ el comportamiento hacia las asignaturas t¨¦cnicas, donde imperan todav¨ªa los c¨®digos masculinos que ellas se sienten obligadas a aceptar. "Lo curioso", afirma, "es que cuando dices a las chicas que las vas a separar, el 95% dice: '?Qu¨¦ bien!' y, sin embargo, el 95% de los chicos est¨¢n en desacuerdo".
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