Tint¨ªn vuelve al Tibet
Una muestra en Par¨ªs rinde homenaje al reportero y al pa¨ªs de los lamas
Unas vacaciones en los Alpes, un accidente a¨¦reo en el Himalaya y una carta. A partir de estos tres elementos Georges Rem¨ª, Herg¨¦, cre¨® en 1959 la m¨¢s hermosa aventura de Tint¨ªn. Sin enemigos, peleas ni otro acompa?ante que el fiel Archibaldo Haddock, el reportero, adolescente se adentr¨® en el blanco de las nieves perpetuas con la misma angustia con que Herg¨¦ se sumi¨® en una ¨¦poca de pesadillas obsesivamente blancas: su ruptura matrimonial, su complejo de culpabilidad, su crisis religiosa y personal dieron como fruto Tint¨ªn en el T¨ªbet. Una exposici¨®n que se inaugura hoy en Par¨ªs, bajo el t¨ªtulo En el Tibet con Tint¨ªn, rinde un homenaje simult¨¢neo al ¨¢lbum y al pa¨ªs de los lamas.En marzo de 1959, Herg¨¦ ten¨ªa 52 a?os y estaba sumido en una crisis profunda. Tint¨ªn le aburr¨ªa cada vez m¨¢s y se hab¨ªa separado de su esposa Germaine. El, cat¨®lico acendrado, educado por los boy-scouts en el principio de la fidelidad, no lograba ser fiel a las dos figuras que hab¨ªan ocupado su vida hasta entonces. Y a¨²n m¨¢s: se hab¨ªa enamorado de Fanny Vlaminck, una mujer mucho m¨¢s joven que ¨¦l. Se sent¨ªa culpable e impuro. Acudi¨® a un psicoanalista y ¨¦ste le aconsej¨® que abandonara inmediatamente su trabajo e hiciera realidad su antiguo proyecto de dedicarse al arte abstracto.
En abril de ese a?o tuvo la primera de sus pesadillas blancas. "En una especie de alcoba de una blancura inmaculada, apareci¨® un esqueleto blanco que intent¨® atraparme. Y en ese instante, a mi alrededor, el mundo se volvi¨® blanco", explic¨® a?os despu¨¦s. Herg¨¦ decidi¨® ser fiel al menos a Tint¨ªn. Tir¨® los bocetos del ¨¢lbum que preparaba (una segunda aventura en Am¨¦rica.) y empez¨® a pensar en la nieve. Primero, se le ocurri¨® enviar a Tint¨ªn al Polo Norte, al rescate de una expedici¨®n cient¨ªfica. Pero eso supon¨ªa ir con Tornasol, cargarse de figuras secundarias y obtener un resultado similar al de los 19 ¨¢lbumes anteriores. Quer¨ªa simplicidad y pureza. Entonces record¨® a Chang Chon-Ren, su amigo chino, protagonista de El Loto Azul (1935) y del que no hab¨ªa vuelto a tener noticia. Decidido: Tint¨ªn buscar¨ªa al perdido Chang en el Himalaya.
Herg¨¦ se involucr¨® en la obra como no lo hac¨ªa desde 20 a?os antes. S¨ª requiri¨® a su documentalista, Bernard Heuvelmans, que le proporcionara todo el material posible sobre el T¨ªbet y el Himalaya. Heuvelmans aport¨® fotograf¨ªas, reportajes, libros, esculturas y grabados, varios de los cuales forman parte de la exposici¨®n. Uno de ellos es el llamado Sobre la pista de las bestias ignoradas, escrito por el propio Heuvelmans, a partir del cual Herg¨¦ cre¨® la figura del Yeti.
Premonici¨®n, levitaci¨®n, sabidur¨ªa budista y l¨¢grimas (Tint¨ªn llor¨® por segunda vez en su vida, la primera fue al conocer a Chang en El Loto azul remataron el gui¨®n de una aventura en la que Herg¨¦ se permiti¨® audacias gr¨¢ficas como las vi?etas en tr¨ªptico. Al artista le gust¨® el resultado. Tint¨ªn en el T¨ªbet reemplaz¨® al Tesoro del Unicornio como su obra favorita. La exposici¨®n En el T¨ªbet con Tint¨ªn permanecer¨¢ abierta hasta el 15 de febrero de 1995 en el Arche de la D¨¦fense de Par¨ªs. El patrocinio corresponde a la Fundaci¨®n Herg¨¦ y cuenta con borradores, dibujos originales y varios bocetos de gui¨®n. El resto son piezas de arte y objetos diversos tibetanos, muchos de los cuales fueron reflejados con exactitud en el ¨¢lbum.
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