Una pol¨¦mica incomprensible
La comparecencia del ministro Jer¨®nimo Saavedra en el Congreso de los Diputados ha desatado una pol¨¦mica que no resulta f¨¢cil de comprender. Nada hay en las palabras del ministro que resulte pol¨¦mico. M¨¢s bien lo contrario. Se trata de una aproximaci¨®n conservadora a un problema que viene del propio proceso constituyente, al que pienso que no es ocioso hacer referencia.La territorializaci¨®n del Estado en comunidades aut¨®nomas planteaba objetivamente el problema de qu¨¦ hacer con la provincia. El Estado y el municipio son de derecho natural y no son suprimibles. Pero la provincia y las comunidades aut¨®nomas son artificiales (espero que no se me malinterprete) y pueden existir o no. Pero ?ambas?
Inicialmente el constituyente espa?ol opt¨® por territorializar el Estado espa?ol por completo en comunidades aut¨®nomas con id¨¦ntica naturaleza, estructura organizativa y nivel competencial, y dej¨® la provincia a lo que dispusieran los estatutos de autonom¨ªa: "Las provincias o, en su caso, las circunscripciones que los estatutos de autonom¨ªa establezcan...", dec¨ªa el art¨ªculo 105.2 del primer Proyecto de Constituci¨®n (B. 0. C. 5 1978). La provincia no era ni siquiera circunscripci¨®n electoral para el Congreso de los Diputados.
Ser¨ªa la imposibilidad de llegar a un acuerdo en la definici¨®n del Estado de las autonom¨ªas la que conducir¨ªa al constituyente a una soluci¨®n salom¨®nica: dejar las cosas como hab¨ªan estado desde la d¨¦cada de los treinta del siglo pasado: Estado, provincia y municipio y abrir un proceso de "reestructuraci¨®n" del Estado que deber¨ªa conducir a algo distinto, que ya se ver¨ªa qu¨¦ era.
A ese algo distinto se lleg¨® muy pronto. Desde los pactos auton¨®micos entre el Gobierno de UCD y el PSOE en 1981 queda definida la estructura del Estado, establecido el mapa auton¨®mico y delimitado el proceso para hacerlo realidad. Desde 1983, con la excepci¨®n de Ceuta y Melilla, todo el territorio del Estado est¨¢ organizado en comunidades aut¨®nomas.
A partir de este momento se han empezado a plantear problemas de funcionamiento del Estado de las autonom¨ªas, que no pod¨ªan dejar de plantearse. El m¨¢s importante el de la patol¨®gica configuraci¨®n del Senado, de cuya reforma se ha estado hablando durante toda la d¨¦cada pasada y se ha empezado a algo m¨¢s que hablar tras el reciente pleno del Senado sobre el Estado de las autonom¨ªas.Pero el Senado no es el ¨²nico problema. Hay otros. La Federaci¨®n Espa?ola de Municipios viene planteando algunos desde hace tiempo. Y la ordenaci¨®n de la Administraci¨®n perif¨¦rica del Estado es, sin duda, uno de ellos. No puede ser la misma la Administraci¨®n perif¨¦rica de uno de los Estados m¨¢s centralistas del mundo que la de uno de los Estados m¨¢s descentralizados. Ni pol¨ªtica ni funcionalmente. No es bueno para el Estado y no es bueno para la comunidad aut¨®noma.
No es un "problema nacionalista", sino un problema de estructura del Estado. Que en el origen ha sido una reivindicaci¨®n nacionalista, es indiscutible. Pero es que el Estado de las autonom¨ªas es, en su origen el resultado de una reivindicaci¨®n nacionalista. Sin Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco, Espa?a no se habr¨ªa organizado en 17 comunidades aut¨®nomas.
Pero una vez que ¨¦sta es la estructura del Estado, el, problema deja de ser un problema nacionalista, para pasar a ser un problema general. Esto y no otra cosa es lo que plante¨® el ministro Saavedra. De forma conservadora, insisto. Por eso no entiendo la tormenta desatada por sus palabras.
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