El Atl¨¦tico, en estado de alarma
El Celta se impuso al equipo rojiblanco, preso de la confusi¨®n y el des¨¢nimo
El Atl¨¦tico sigue sin levantar cabeza. Vigo volvi¨® a ser una plaza inexpugnable para un equipo que cuenta sus salidas con derrotas. El Atl¨¦tico de Maturana comienza a parecerse peligrosamente al que el a?o pasado tuvo que luchar hasta el ¨²ltimo suspiro para evitar la promoci¨®n. Lejos de la buena imagen ofrecida en el Camp Nou, los rojiblancos volvieron a ser un equipo triste que da la impresi¨®n de no tener suerte, pero tampoco poner mucho empe?o en buscarla. Por si los males fuesen pocos la puntilla del partido la volvi¨® a poner Losada, una de las bestias negras de Gil.El Atl¨¦tico volvi¨® a padecer los problemas habituales ante un rival te¨®ricamente inferior. Los hombres de Maturana parecen mas preparados para hacer frente a los grandes equipos que para batirse el cobre en campos tan complicados como Bala¨ªdos. Ayer, el Atl¨¦tico volvi¨® a buscarse problemas nada m¨¢s comenzar el partido y luego ya no supo resolverlos. En s¨®lo 15 minutos Losada puso en ventaja a su equipo. El Celta no hab¨ªa hecho grandes cosas hasta ese momento, pero supo aprovechar su ocasi¨®n y de paso resucitar los viejos fantasmas del Atl¨¦tico. Losada volv¨ªa a ser el verdugo de su ex equipo, al que ya hizo un roto la pasada temporada. Diez minutos despu¨¦s el delantero abandonaba el campo lesionado, pero con el regusto de la venganza en los labios.
Con el gol las dudas del Atl¨¦tico crecieron. Volv¨ªa a aparecer el equipo fantasmag¨®rico de los partidos que se le presentan complicados. El Celta ten¨ªa a su rival donde quer¨ªa y ech¨® el cerrojo sobre el ¨¢rea de Villanueva. El Atl¨¦tico ten¨ªa ante s¨ª la asignatura m¨¢s dif¨ªcil, la que distingue a los grandes equipos de los dem¨¢s: superar un marcador en contra contra un rival inferior. Como sucede casi siempre el Atl¨¦tico volvi¨® a suspender.
El Celta se comport¨® como el peor rival con el que se pod¨ªa encontrar la apat¨ªa de los madrile?os. El sistema t¨¢ctico de Aimar, basado en la disciplina espartana de sus hombres, es especialmente eficaz cuando su equipo se coloca con ventaja. El ¨²nico lujo que se permite el Celta es Ratkovic. El balc¨¢nico volvi¨® a demostrar que su clase marca la diferencia en un equipo que no anda sobrado de ella. De sus botas partieron las mejores ocasiones para el Celta. No deja de ser significativo que las dos ¨²nicas derrotas de su equipo hayan coincidido con su sanci¨®n.
Tras el descanso, Maturana decidi¨® jug¨¢rsela con la salida de Dobrovolski y Manolo. El Atl¨¦tico volvi¨® a gozar de m¨¢s posesi¨®n del bal¨®n, pero segu¨ªa sin crear peligro. El 2-0 parec¨ªa mucho m¨¢s cercano que el empate, porque el Celta encadenaba contraataques que pon¨ªan en evidencia a la defensa de Maturana. El Atl¨¦tico, fiel a su historial, estaba en manos de una especie de ruleta rusa que no auguraba un buen final. En los ¨²ltimos minutos la fuerza de la desesperaci¨®n le permiti¨® acorralar al Celta, pero lo ¨²nico que logr¨® fue tina respuesta m¨¢s peligrosa de los delanteros c¨¦lticos. S¨®lo su falta de punter¨ªa les impidi¨® alcanzar una victoria m¨¢s amplia.
El partido no dej¨® ni siquiera una moraleja aleccionadora para el Atl¨¦tico. Sus males tienen dif¨ªcil arreglo. Hasta Caminero, ayer perdido, parece haberse contagiado de la tristeza del equipo. Al Atl¨¦tico le cuesta realizar tres pases seguidos y dar una idea homog¨¦nea. Falta pegamento. La inusual paciencia de Gil amenaza con agotarse.
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