"No existen, pero haberlas, haylas"
Los escritores admiten haber sido tentados por un premio garantizado pero niegan haberlo aceptado
"No, y no lo acepta r¨ªa si as¨ª fuera", "S¨ª, pero no me ha interesado". Estos son los dos modelos b¨¢sicos de respuesta. Ninguno de los escritores consultados por este peri¨®dico ha reconocido haber aceptado presentarse a un premio literario con la garant¨ªa de obtenerlo, aunque unos cuantos aseguran haber recibido la oferta s¨®lo para rechazarla.La pol¨¦mica surgida tras la concesi¨®n del ¨²ltimo premio Planeta -cuyo ganador, el premio Nobel Camilo Jos¨¦ Cela, era conocido con varias semanas de adelantol, al igual que el de la finalista, Angeles Caso, y las recientes declaraciones del escritor Manuel Delibes, premio Cervantes, en las que aseguraba que el editor Jos¨¦ Manuel Lara le hab¨ªa ofrecido repetidamente presentarse al citado premio garantiz¨¢ndole que lo ganar¨ªa- ha puesto sobre la palestra, no el derecho de cada editor a hacer lo que quiera con sus premios, pero s¨ª el cinismo con el que practican la absurda ceremonia ama?ada, as¨ª como la m¨¢s importante cuesti¨®n de Ja idoneidad de estos'premios, dise?ados, en principio, como un sistema para descubrir nuevos talentos y dar oportunidades a escritores noveles.
Uno de los personajes criticados por Delibes, el ensayista Jos¨¦ Mar¨ªa Valverde, a la sazon miembro del jurado que otorg¨® el premio a Cela, se neg¨® a comentar nada sobre el asunto. "Nada, nada, que digan lo que quieran", dijo al insistir sobre el tema. Editores, como Andreu Teixidor, director literario de Destino, que otorga el premio Nadal, descarta opinar sobre otros premios, pero, en lo que se refiere al Nadal, explica que "en el Nadal tenemos un jurado absolutamente independiente de la editorial, al que este a?o se incorpora Jorge Sempr¨²n. Nuestro premio no est¨¢ dado nunca antes de hora. Si repasamos la historia del Nadal veremos que en ¨¦l hay tanto grandes nombres como buenas novelas, mientras que en otros premios puede haber grandes nombres pero no con su mejor novela".
Pese a la magnitud de las cifras barajadas -decenas de millones en todos los casos-, de lo que no cabe duda es de que, en ultimo t¨¦rmino, es casi siempre un buen negocio. El premio, por m¨¢s alta que sea la cifra, no es m¨¢s que un adelanto sobre los derechos de autor. Si ¨¦ste ha probado ya su val¨ªa en el mercado, el riesgo para el editor es m¨ªnimo. Pata el escritor, la ventaja reside en una buena campa?a publicitaria y en la posibilidad de obtener el dinero por adelantado.
Los escritores consultados niegan haberse sometido a este juego pero muchos de ellos admiten haber sido tentados, sin desvelar qui¨¦n lo intent¨®. No es el caso de Juan Mars¨¦, premio Planeta en 1978 con La muchacha de las bragas de oro, que asegura que en aquella ocasi¨®n fue invitado a participar, pero no se le asegur¨® ganar. "No me lo han ofrecido nunca, aunque s¨ª he recibido invitaciones a concursar, pr¨¢ctica habitual entre algunos editores. Lo aceptar¨ªa si me lo ofrecieran, pero siempre y cuando me garantizaran la juventud eterna. Un pacto mefistof¨¦lico,".
Fernando S¨¢nchez Drag¨®, tambi¨¦n ganador del Planeta, en 1992, con La prueba del laberinto, cree que si el editor Jos¨¦ Manuel Lara "se quedara cruzado de brazos, el Planeta se quedar¨ªa desierto". El autor de G¨¢rgoris y Habidis considera que "no hay que olvidar que, ante todo, el Planeta es una operaci¨®n comer cial en la que Lara se pone en contacto con escritores para que se presenten. Yo me he presenta do un a?o y lo gan¨¦ y nadie me hab¨ªa garantizado nada por el hecho de presentarme. Se me in vit¨®, pero no se me dio la garan t¨ªa de ganar. Me cuesta mucho creer que las siete personas del jurado se dejen influir. Es m¨¢s, me consta que ha habido a?os en los que ha habido disparidad de criterios hasta el punto de que Lara ha abandonado la reuni¨®n dando un portazo. A m¨ª perso nalmente me han llegado ofertas para presentarme y ganar otros premios de menos fuste y siempre he dicho que no". A Soledad Pu¨¦rtolas, igualmente ganadora del Planeta, en 1989, con Queda la noche y, posteriormente, del Anagrama de Ensayo, en 1993, con La vida oculta, tampoco le han ofrecido nunca ganar un premio literario. "Si lo hicieran", explica, "en este momento dir¨ªa que no, porque los premios son una cosa que ya he probado y creo que, dado mi car¨¢cter, es algo que perturba mi personalidad".
Rosa Montero asegura que le han ofrecido dos premios "fuertes". "Uno de ellos fue una ofer ta tan insistente que yo ya ni sab¨ªa c¨®mo rechazarlo. Les dije que no me interesaba, que mi no vela no se ajustaba a las bases del premio, que era m¨¢s corta, y ellos propusieron incluso cambiar las bases para darme el premio, fue tremendo. Yo no censuro a quienes, por alguna necesidad personal, aceptan algo as¨ª. Pero yo no necesitaba el dinero y no acept¨¦. En la segunda ocasi¨®n me llam¨® el editor y me pidi¨® que me presentara. Insinu¨® los buenos resultados, aunque no me garantiz¨® que ganara. Tampoco acept¨¦. Todo el mundo sabe que estas pr¨¢cticas son habituales en este tipo de premios, as¨ª es que pienso que Delibes no miente. Me parece una persona de una honestidad irreprochable".
Carmen Mart¨ªn Gaite es taxativa. "No me han ofrecido nunca directamente un premio, pero si lo hicieran no lo aceptar¨ªa", dice, "y no es por arrogancia. Cada cual que haga lo que quiera, pero que un premio est¨¦ pactado no me parece fair play. Es que soy muy antigua".
"Nunca me han ofrecido directamente que me presentara con la garant¨ªa de ganar", dice Javier Mar¨ªas. "S¨ª se me ha insinuado la posibilidad, pero ante mi actitud no profundizaron en la oferta. Creo que es una pr¨¢ctica conocida en la que no s¨®lo habr¨ªa que se?alar a Lara, pero que de ninguna manera se puede decir que est¨¦ generalizada".
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