Las urnas reflejan la desvertebraci¨®n de la sociedad vasca
JOS? LUIS BARBER?A El proyecto vasco de vertebraci¨®n pol¨ªtica y social emanado del esta tuto de autonom¨ªa ha salido trastocado de la ¨²ltima cita electoral del Pa¨ªs Vasco, en la medida en que, bajo el mosaico de la pluralidad establecida por las urnas, se han reavivado proyectos divergentes y tensiones localistas. Con un voto extraordinariamente fragmentado, reflejo de la variedad ideol¨®gica de la sociedad vasca, la ciudadan¨ªa se ha manifestado m¨¢s en la disparidad que en la diferencia, a la vista de la equilibrada relaci¨®n de fuerzas entre opciones tan opuestas como PP, BB y PSE-EE y la explosi¨®n foralista de Unidad Alavesa (UA).
El PNV se mantiene destacado como la referencia m¨¢s s¨®lida con el 30% de los sufragios emitidos y una ventaja sobre los socialistas, sus m¨¢s inmediatos seguidores, de casi 13 puntos en el porcentaje de voto y 10 esca?os. Pese al aumento de la abstenci¨®n, una tendencia que se ha acentuado progresivamente en los ¨²ltimos comicios, el partido de Xabier Arzalluz sigue incrementado votos y, aunque el domingo no obtuvo un resultado tan clamoroso como el que esperaba, ha superado la barrera de los 300.000 papeletas por primera vez desde hace ocho a?os y sigue vaciando paulatinamente el espacio nacionalista de EA y HB.Las divisiones caracter¨ªsticas de la sociedad vasca: nacionalistas, no nacionalistas; izquierda, derecha, adquieren progresivamente una mayor significaci¨®n territorial ilustrando el, panorama con marcados contrastes. As¨ª, mientras una opci¨®n potencialmente segregacionista, antinacionalista vasca, como UA, se alza con la mayor¨ªa en Vitoria, el PNV es la lista m¨¢s votada en el conjunto de ?lava. Algo similar a lo que pasa en Guip¨²zcoa, donde HB revalida su condici¨®n de primera fuerza, mientras en la capital, San Sebasti¨¢n, es el PP el que se erige nuevamente como partido m¨¢s votado.
El caso de ?lava
El voto alav¨¦s -UA y PP suman el 35% de los sufragios emitidos- abre un serio interrogante sobre el grado de adhesi¨®n voluntaria a la comunidad aut¨®noma en esa provincia y, en un terreno m¨¢s pragm¨¢tico, complica extraordinariamente el objetivo de la consecuci¨®n de una mayor¨ªa que garantice el control de la diputaci¨®n alavesa y la aplicaci¨®n tambi¨¦n a este territorio de una pol¨ªtica institucional com¨²n. Desde una ¨®ptica vertebradora, el rearme de las tensiones provincialistas cuestiona a su vez la idoneidad de la Ley de Territorios Hist¨®ricos (LTH), un modelo auspiciado en los a?os de la supremacia absoluta del PNY que consagra el poder¨ªo econ¨®mico y pol¨ªtico a las diputaciones forales.
En el otro lado del espectro, la resistencia ofrecida tanto por Eusko Alkartasuna -partido que se plantea la reforma del estatuto y hace bandera de la autoderminaci¨®n- como por la opci¨®n independendista de Herri Batasuna -el portavoz de Jarra?, Mikel Zubimendi, ocupar¨¢ un esca?o en la c¨¢mara vasca- contin¨²a tensionando un panorama polarizado en el que el autonomismo aparece m¨¢s y m¨¢s restringido. La estrepitosa derrota del PSE-EE, cuyo candidato Ram¨®n J¨¢uregui s¨ª ha enarbolado en esta campa?a la ense?a del autonomismo integrador, ha arrastrado consigo la virtualidad de la fusi¨®n con EE, aunque el desastre los socialistas dejan de ser la primera fuerza en Eibar, uno de sus bastiones hist¨®ricos tiene sin duda otras razones y no es ajeno a los esc¨¢ndalos, externos y dom¨¦sticos.
Queda por saber si, vistos los resultados, el PSE-EE estar¨¢ dispuesto a reeditar con el PNV la f¨®rmula de coalici¨®n de Gobierno que han mantenido a lo largo de los ¨²ltimos a?os y si sus actuales efectivos parlamentarios pueden ser suficientes ahora que HB se muestra m¨¢s dispuesta a estar presente en la c¨¢mara vasca. Todo parece m¨¢s complicado en el caso. de que los socialistas opten por irse a la oposici¨®n, pero ante la perspectiva de las elecciones municipales y provinciales, lo que es seguro es que la pol¨ªtica vasca va a hacerse m¨¢s, mucho m¨¢s inestable.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.