La UE entierra, "sin flores ni coronas" el plan de reestructuraci¨®n de la siderurgia
La Comisi¨®n Europea enterr¨® ayer en Estrasburgo el plan de ayudas para favorecer la reducci¨®n de capacidad de la siderurgia integral. Lo enterr¨® por unanimidad, y "sin flores ni coronas% como dijo el comisario de la Competencia, Karel van Miert, esgrimiendo una inusitada dureza con las compa?¨ªas privadas, principales incumplidoras del programa y, en consecuencia, causantes de su fracaso final. El exceso de capacidad del sector volver¨¢ a "traer los problemas del pasado" profetiz¨® el comisario Van Miert.
El resultado "era la cr¨®nica de una muerte anunciada", a?adi¨® el comisario holand¨¦s, padrino del plan junto al alem¨¢n- Martin Bangemann. Y para que no quedasen dudas, apuntill¨®: "No no hay resurrecci¨®n posible". Del plan finiquitado s¨®lo quedan vivas las ayudas aprobadas a las empresas que se han acogido a ¨¦l (entre ellas las. espa?olas) y, particularmente, las ayudas para acompa?ar la reducci¨®n de empleos, "hasta el l¨ªmite" de 240 millones de ecus' (unos 37.000 millones de pesetas).'Ni un duro m¨¢s.Aunque las consecuencias del fracaso no afectan hoy directamente al subsector espa?ol de la siderurgia integral -laminados en caliente-, s¨ª le afectar¨¢ ma?ana mismo, pues tendr¨¢ que competir en un mercado nuevamente aquejado de excesos de capacidad. La situaci¨®n del sector sider¨²rgico, pese a la mejora de la coyuntura y los precios, sigue siendo muy fr¨¢gil.Decisi¨®n definitiva
La decisi¨®n, de la Comisi¨®n ha sido "un¨¢nime" y tiene car¨¢cter "definitivo", y debe ser ahora comunicada a las otras dos grandes instituciones de la Uni¨®n Europea (UE), el Parlamento y el Consejo. Dif¨ªcilmente se mover¨¢ un cabello (salvo, quiz¨¢, si hubiese una reacci¨®n fulminante de las empresas y ¨¦stas decidieran cumplir el objetivo). Y es que el plan ya ha experimentado dos resurrecciones. La explicaci¨®n p¨²blica del fracaso tuvo ribetes de amargura y varapalo, en unos momentos de cambio institucional en que los comisarios deben hacer valer sus funciones. Se trata ya de preservar la imagen de seriedad de la casa.
La causa del fracaso es la falta de compromiso del sector en cumplir los objetivos de reducci¨®n de la capacidad fijados hace dos a?os: un m¨ªnimo de 19 millones de toneladas. Para atender la demanda en 1995 bastar¨¢ una producci¨®n de 153,5 millones de toneladas.
La actual capacidad alcanza entre tres y ocho millones m¨¢s. Y eso, despu¨¦s de haber llegado a un compromiso de reducci¨®n de 11,2 millones, a los que podr¨ªan a?adirse otros cinco, derivados del cierre de instalaciones en la ciudad italiana de Brescia. El resultado m¨¢s inmediato es f¨¢cil de adivinar: los precios, por los suelos.
El fracaso es imputable directamente a las compa?¨ªas privadas, puesto que los seis grandes grupos p¨²blicos se hab¨ªan acogido a la reestructuraci¨®n. Lo que incrementado la irritaci¨®n de los comisarios es que el programa de ayudas no fue decidido a iniciativa suya, sino a petici¨®n del propio sector, a finales de 1992, y ahora se sienten "traicionados". El plan que ahora acaba contemplaba, adem¨¢s de las ayudas sociales, mecanismos financieros p ara que las empresas participasen solidariamente en los cierres de instalaciones, orientaciones de producci¨®n, y medidas para enfrentarse a las importaciones desleales con origen en terceros pa¨ªses.
Tambi¨¦n sobre el mismo sector, la Comisi¨®n tom¨® la decisi¨®n de autorizar la privatizaci¨®n de la compa?¨ªa Eko-Stahl, una empresa alemana cercana a la frontera polaca, operaci¨®n que conlleva unas ayudas p¨²blicas -para facilitar la operaci¨®n, modernizando las instalaciones-, cercanas a los 1.000 millones de marcos (unos 83.000 millones de pesetas).
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