Ballesteros cae en el ¨²ltimo hoyo
El alem¨¢n Langer gana en Valderrama tras un pulso de m¨¢s de cuatro horas
, Cuatro horas, 70 golpes cada uno y los dos iguales. Bernhard Langer, impoluto, y seguro, sentado en la casa club esperando. Su triunfo depend¨ªa de un error de Severiano Ballesteros. Algo que no era impensable. Los dos hab¨ªan mantenido un intenso pulso todo el d¨ªa, una prueba de fuerzas entre el mercurial Ballesteros y el hombre de hierro, el inmutable Langer, la fuerza segura. Ambos hab¨ªan subido y bajado, ido de un lado a otro, conocido los grandes golpes y los fiascos. Y todav¨ªa estaban igualados. Pero el Volvo Masters, el ¨²ltimo torneo del circuito europeo, y el destino de los 25 millones de pesetas del primer premio se resolvieron a favor del alem¨¢n en un solo golpe. Y no dado por ¨¦l. Y por la cepa de un alcornoque.Todos los pretendientes hab¨ªan ido rindi¨¦ndose, uno a uno, a lo largo del ventoso d¨ªa. Todos -Miguel ?ngel Jim¨¦nez, Colin Montgomerie- hab¨ªan tendido una alfombra a su paso. El rollizo escoc¨¦s, que compart¨ªa partido con Ballesteros, enseguida: un doble bogey en el hoyo s¨¦ptimo le hab¨ªa dejado KO. El malague?o, compa?ero ayer de Langer, m¨¢s tarde, con un doble bogey en el 15. Todo el campo, toda la atenci¨®n, qued¨® a disposici¨®n de dos viejos conocidos, de los dos portaestandartes de la revoluci¨®n del golf continental frente al brit¨¢nico. Y los dos hicieron honor a su papel.
Los dos golpes de ventaja con los que sali¨® Ballesteros se hab¨ªan difuminado ya a mitad de recorrido. El c¨¢ntabro, que en las tres jornadas anteriores s¨®lo hab¨ªa cometido tres bogeys, hizo otros tantos en los nueve primeros hoyos, s¨®lo contrarrestados por dos birdies. Langer, seguro, y aburrido como el mecanismo de una caja fuerte, s¨®lo un birdie y ocho pares. Fue el aperitivo a la segunda vuelta m¨¢s intensa que ha visto el circuito europeo en muchos a?os.
Lleg¨® el hoyo 10 y Langer se puso por delante con un birdie, pero Ballesteros encaden¨® un par de ellos y dio la vuelta a la tortilla. Y los dos se pusieron el salvavidas. A partir de ese momento ninguno acert¨® con una calle o un green. Pod¨ªan oler el viento, sentir su fuerza, jugar a su favor o apoyarse contra ¨¦l, cambiar de hierros o de drivers: atra¨ªda ineluctablemente, la bola siempre acababa en una trampa. El Ballesteros genial de los d¨ªas anteriores habr¨ªa sabido dar lo mejor de s¨ª mismo, minimizar el desastre. Porque a un bogey de Langer le segu¨ªa uno de Ballesteros. Un b¨²nker de uno era el preludio de una arboleda de otro. Y lo mismo con los fallos, con el putt y hasta la mala suerte. Pero Ballesteros iba uno por delante. Hasta el hoyo 17.
En ese par 5, escenario del albatros de Jim¨¦nez el viernes y -de uno de los dos eagles del malague?o ayer-, se rompi¨® la cadencia. Deforma trabajada y con un buen chip, Langer pudo sonre¨ªr por fin: firm¨® un birdie y lo salud¨®, presinti¨¦ndolo, como si fuera el golpe del campeonato. Y deb¨ªa de saber que Ballesteros iba a fallar con uno de sus golpes favoritos: la aproximaci¨®n a la bandera desde las cercan¨ªas. La bola le qued¨® a cuatro metros y no acert¨® con el birdie. Fue un golpe en fr¨ªo, anticipo del desastre. Los dos, empatados a -8 y un hoyo por jugar-.
Langer sud¨® pero sac¨® el par del 18 despu¨¦s de una buena salida de b¨²nker. Mientras Severiano Ballesteros se dirig¨ªa al tee, sacaba un hierro de su bolsa y se dispon¨ªa a desafiar la presi¨®n, el empuje que le apartaba cent¨ªmetro a cent¨ªmetro de un torneo que nunca ha ganado. Sofocado, con aspecto de haber perdido la paciencia que hab¨ªa dicho que ser¨ªa la clave del d¨ªa, dio el golpe del a?o, el que envi¨® a la bola a pegarse al ancho tronco de un alcornoque.
Pero Seve no estaba dispuesto a dejar ah¨ª todo su trabajo. Durante 20 minutos porfi¨® con los comisarios intentando convencerles de que le deb¨ªan dejar sacarla de all¨ª sin penalizaci¨®n porque, a su juicio, donde hab¨ªa ca¨ªdo eran los restos de una madriguera de alg¨²n animal.
Y cuando el comisario brit¨¢nico le dijo que no, Ballesteros le pregunt¨® que si era su decisi¨®n final. "Yes, I'm sorry [S¨ª, lo siento]", le respondi¨®. "No es necesario que lo, sientas", le dijo Ballesteros.
A¨²n pod¨ªa salvar el par y forzar el desempate, pero ya le hab¨ªa abandonado definitivamente el temple. Sac¨® la bola a la calle y dio, furioso, un tercer golpe que le llev¨® al b¨²nker. Ya no hubo golpe milagroso que le permitiera so?ar.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.