Madrid, ?qu¨¦ cultura?
Recientemente han tenido lugar diversos debates en torno a la propuesta oficial de Libro Blanco de la Cultura de la Comunidad de Madrid.Las asociaciones culturales federadas en la Coordinadora de Asociaciones Culturales de Madrid (Coacum) han criticado que tanto en la propuesta del Libro Blanco como en las jornadas realizadas no se hayan incluido temas esenciales para la cultura madrile?a. Entre otros, el de la participaci¨®n en la cultura, y, ligado a ¨¦ste, los modelos de gesti¨®n cultural local.
La gesti¨®n de los centros culturales de nuestra regi¨®n (y, en general, la gesti¨®n de la cultura) nos parece claramente deficitaria en un punto crucial: la participaci¨®n.
Falta de participaci¨®n que se da tanto a nivel individual (de los usuarios y profesionales de la cultura) como a nivel colectivo (de las asociaciones y colectivos sociales), lo que redunda en un claro d¨¦ficit democr¨¢tico y en una gesti¨®n ineficaz de los recursos.
Si hacemos balance de 15 a?os de ayuntamientos democr¨¢ticos, y casi tantos de pol¨ªtica cultural regional, debemos tener en cuenta que:
1. Se ha invertido mucho, hasta un tercio del presupuesto en algunos ayuntamientos, en temas sociales y culturales, lo que supone bastantes miles de millones. Tanto en in versiones para la construcci¨®n de macrocentros como, en la actualidad, en su mantenimiento y realizaci¨®n de actividades.
2. Se ha posibilitado que, por primera vez, amplios grupos de poblaci¨®n de bajos recursos y sin h¨¢bitos culturales asistan a actividades culturales de todo tipo.
3. Las infraestructuras que se han ido creando en estos a?os dan como resultado un panorama actual muy desigual: hay municipios con un nivel suficiente de equipamientos, mientras que otros tienen grandes carencias. En general, en las ciudades medias y peque?as de nuestra regi¨®n se tiende a contar con una infraestructura casi suficiente.
4. En el municipio de Madrid, el equipamiento cultural es claramente deficitario: hay 128 barrios administrativos, con una media de 24.000 habitantes, y en apenas 35 de ellos existe un centro cultural o c¨ªvico, quedando el resto sin equipamientos y con tan s¨®lo el centro del distrito.
5. En la mayor¨ªa de los casos, m¨¢s grave a¨²n que la falta de infraestructuras es la negativa gesti¨®n de las existentes. Los centros culturales se han ido convirtiendo a menudo en academias baratas, grandes contenedores del vac¨ªo o agujeros negros de la cultura, que absorben cada d¨ªa m¨¢s dinero, s¨®lo en su mantenimiento, de unas arcas municipales endeudadas. Viven de espaldas al barrio, aislados de la mayor¨ªa de los vecinos y de las entidades ciudadanas, de las que deber¨ªan ser su principal soporte.
En la cultura, hoy, el problema principal no es econ¨®mico, sino de gesti¨®n de los recursos y de orientaci¨®n de objetivos.
Paralelamente a este vaciamiento dellos contenedores culturales se ha producido una marginaci¨®n del tejido asociativo cultural y de las propuestas innovadoras (juventud, artesanos, teatro alternativo, falta de locales de ensayo, problemas a la m¨²sica en directo ... ), especialmente desde el Ayuntamiento madrile?o.
Las experiencias positivas de participaci¨®n cultural existentes en otros municipios y regiones nos llevan a formular las siguientes conclusiones (sin poder extendemos en mayor detalle, dadas las limitaciones de este art¨ªculo):
1. Es conveniente crear estructuras socioculturales unificadas, con instalaciones que posibiliten el desplazamiento al mismo lugar y simult¨¢neamente del conjunto de la poblaci¨®n (j¨®venes, ni?os, mayores, familias), para la realizaci¨®n de diversas actividades culturales, sociales y deportivas. Esto facilita los servicios al ciudadano y otras sinergias: abaratamiento de costes en la construcci¨®n y mantenimiento de las infraestructuras, en su vigilancia, etc¨¦tera.
2. Para que exista una gesti¨®n ¨¢gil y participada (si queremos que realmente sea eficaz), la direcci¨®n de los centros c¨ªvicos y culturales se debe encomendar a consejos de barrio o de centro, en los que participen, con voz y voto:
- El estamento pol¨ªtico. Representantes del gobierno municipal y grupos municipales.
Representantes de los trabajadores y de los profesionales de la cultura.
- Representantes de colectivos y entidades ciudadanas del barrio y, especialmente, del voluntariado y usuarios del centro. La participaci¨®n y dinamizaci¨®n del centro se puede dar fundamentalmente a partir de la asamblea de usuarios, que se erige en direcci¨®n colegiada del centro.
As¨ª estaremos posibilitando un trabajo unificado de tres estamentos: el pol¨ªtico-representativo, el t¨¦cnico-profesional y el ciudadano (de la asamblea o democracia directa).
3. Ley de asociaciones y participaci¨®n ciudadana de la Comunidad de Madrid, que contemple la creaci¨®n de ¨®rganos de participaci¨®n en los equipamientos p¨²blicos (municipales y regionales).
4. Creaci¨®n de una Direcci¨®n General de Participaci¨®n Cultural de la Comunidad, dedicada a la pol¨ªtica de asociaciones y centros culturales de la regi¨®n y a labores de formaci¨®n sociocultural (formaci¨®n en la gesti¨®n cultural, apoyo en recursos humanos y materiales, asesoramiento, investigaci¨®n).
La limitaci¨®n actual de la Escuela de Animaci¨®n y Educaci¨®n Juvenil, dedicada y dependiente en exclusiva de Juventud, es il¨®gica. Se debe ampliar para el conjunto de la poblaci¨®n.
5. Consejo de Cultura de la Comunidad: m¨¢s competencias y recursos.
6. Cambios en la televisi¨®n p¨²blica regional: espacios cedidos o concertados con las asociaciones y movimientos culturales.
7. Fundaci¨®n Caja de Madrid: potenciaci¨®n de la pol¨ªtica de ayudas y convenios con el tercer sector (que pr¨¢cticamente ha desaparecido).
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