Viudas, hu¨¦rfanas y l¨ªderes
En Asia, donde las mujeres son marginadas, la violencia las arrastra a la c¨²pula del poder
El escenario pol¨ªtico asi¨¢tico ha subido al podio a otra mujer. Srima Dissanayeke ha entrado por la misma puerta que la de sus predecesoras, la de la sangre. El pasado 23 de octubre, un brutal atentado seg¨® la vida de su marido, Gamini Dissanayake, y de otras 56 personas. El conservador Partido Nacional Unido (UNP) de Sri Lanka (isla de Ceil¨¢n) se qued¨® sin candidato a las elecciones presidenciales previstas para el pr¨®ximo mi¨¦rcoles y, recurri¨® a Srima, una abogada de 51 a?os sin experiencia pol¨ªtica, para salir del atolladero. En un continente donde la violencia se ceba con frecuencia en los l¨ªderes, viudas y hu¨¦rfanas se han convertido en la imagen de la sangrienta trayectoria de sus pueblos.Sirimavo Bandaranaike fue la primera mujer en tomar el poder en un pa¨ªs asi¨¢tico. Corr¨ªa el a?o 1959 cuando su esposo y primer ministro, Solomon Bandaranaike, fue asesinado. Sirimavo decidi¨® seguir sus pasos y se puso, en s¨®lo unos meses, al frente del socialista Partido de la Libertad y del Gobierno de Sri Lanka. No sab¨ªa entonces la primera ministra que inauguraba una era de acceso al poder de otras mujeres que, al igual que ella, entraron en la pol¨ªtica como herederas leg¨ªtimas de esposos y padres.
Tampoco sab¨ªa que su hija Chandrika adquirir¨ªa, en 1988, la doble condici¨®n de viuda y hu¨¦rfana de m¨¢rtir. Chandrika Bandaranaike Kumaratunga cogi¨® el bast¨®n de mando de Vijaya Kurnaraturiga, l¨ªder de la izquierdista Alianza del Pueblo, asesinado dos d¨ªas despu¨¦s de que afirmara que sacrificar¨ªa su vida por lograr la reconciliaci¨®n entre cingaleses y tamiles. Hace ya m¨¢s de un a?o que Chandrika fue elegida primera ministra de Sri Lanka y ahora se presenta a las elecciones presidenciales, donde tendr¨¢ como rival a Srima Dissanayake.
En Bangladesh, donde la intransigencia del integrisino isl¨¢mico da tintes de oscurantismo medieval a una sociedad que en el pasado goz¨® de una mayor permisividad religiosa, las elecciones de 1990 se las disputaron otras dos mujeres: Jaleda Zia, La viuda, y Hasina Wajed, La hu¨¦rfana. Las papeletas dieron la victoria a la viuda del presidente Ziaur Rahman, asesinado 10 a?os antes, y desde entonces dirige el Gobierno del enorme delta del golfo de Bengala que es Bangladesh.
Las razones para que estas mujeres asciendan a la c¨²pula del poder pol¨ªtico de pa¨ªses donde la desigualdad entre los sexos es sangrante hay que, buscarlas, tal vez, en la importancia de la familia como instituci¨®n. Y quiz¨¢ a¨²n m¨¢s en la jerarquizaci¨®n de la sociedad, que al alzar a un hombre eleva todo su entorno, el cual permanece en la cima de la admiraci¨®n cuando ¨¦ste desaparece de forma r¨¢pida. La incapacidad para producir l¨ªderes y la urgencia, en muchos casos, por sustituir a los que caen v¨ªctimas de la violencia, son otras razones.
Pakist¨¢n, el Pa¨ªs de los Puros, desgajado por motivos religiosos de India en 1947, en el momento de la independencia del imperio brit¨¢nico, fue en 1988 el primer pa¨ªs isl¨¢mico del mundo en tener al frente de su Gobierno a una mujer, Benazir Bhutto. Hija del derrocado y ahorcado primer ministro Zulficar Al¨ª Bhutto, Benazir hab¨ªa vuelto a Pakist¨¢n dos a?os antes para luchar contra el r¨¦gimen que acab¨® con su padre y a ella le hizo morder el polvo de la c¨¢rcel, la tortura y el destierro. El atentado que cost¨® la vida a su verdugo, el dictador Mohamed Z¨ªa ul Haq, le facilit¨® el camino hacia la jefatura del Gobierno. Depuesta 20 meses m¨¢s tarde por un golpe presidencial que mand¨® a su marido a la c¨¢rcel y a ella a la detenci¨®n domiciliaria con acusaciones de corrupci¨®n, Benazir Bhutto volvi¨® a ganar las elecciones de octubre de 1993 y, por segunda vez, gobierna este pa¨ªs de 110 millones de habitantes.
En Myanmar, la antigua Birmania, otra hu¨¦rfana bajo arresto domiciliario aguarda su turno desde hace cinco a?os. Es Aung San Suu Kyi, de 49 a?os e hija del general Aung San, h¨¦roe del movimiento nacionalista que culmin¨® en 1948 con la independencia del pa¨ªs, el sue?o que ¨¦l no fue capaz de ver hecho realidad, ya que le asesinaron, junto con otros ocho compa?eros de lucha, seis meses antes. "Se ha convertido en la l¨ªder de una oposici¨®n democr¨¢tica que emplea m¨¦todos no violentos para resistir a un r¨¦gimen caracterizado por su brutalidad", declar¨® el comit¨¦ noruego del Nobel cuando en 1991 le concedi¨® el Premio Nobel de la Paz.
Dedicada a las labores tradicionales de madre y esposa, Coraz¨®n Aquino se convirti¨®, tras el asesinato de su marido, Benigno Aquino, en el s¨ªmbolo de la cada d¨ªa mayor oposici¨®n del pueblo filipino al dictador Ferdinand Marcos. "?Qu¨¦ s¨¦ yo de ser presidente?", se pregunt¨® en noviembre de 1.985, a sus 52 a?os, cuando sus seguidores le pidieron masivamente que concurriera a las elecciones presidenciales convocadas inesperadamente por Marcos. Y, entre asonadas e intentonas golpistas, Aquino fue capaz de poner en marcha la democratizaci¨®n de Filipinas durante los seis a?os de su mandato, pero no quiso presentarse a una reelecci¨®n.
Indira Gandhi, hija ¨²nica del Jawaharlal Nehru, es la ¨²nica mujer asi¨¢tica que lleg¨® al poder sin que la empujara la violencia, aunque el destino quiso que, aunque no fuese ni viuda ni hija de un l¨ªder asesinado, se convirtiera en madre de m¨¢rtir. Lleg¨® investida de la herencia del considerado padre de la India independiente. Gan¨® tres elecciones generales seguidas y se mantuvo 11 a?os consecutivos en el poder (1966-1977).
Indira consolid¨® la llamada dinast¨ªa Nehru al empujar a la pol¨ªtica a su hijo Sanjay. Pero Sanjay muri¨® en un accidente de aviaci¨®n cuatro a?os antes de que a ella la mataran sus guardaespaldas sijs, en 1984, cuando desempe?aba su cuarto mandato. Rajiv, el hijo mayor, se vio entonces obligado a comandar las huestes de su madre. Pero tambi¨¦n cay¨® asesinado en 1991.
A caballo entre Europa y Asia, Turqu¨ªa tiene desde el a?o pasado una primera ministra, Tansu ?iller, llegada al poder sin conexi¨®n familiar alguna. Tal vez ?iller, como lo fuera Bandaranaike, sea la pionera de una nueva imagen de la mujer en la pol¨ªtica asi¨¢tica.
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