Jos¨¦ Antonio
(Unidad de destino en lo universal) Ese espectador que desde las gradas o ante la pantalla declara: "Les hemos metido ya dos goles" me recuerda la memorable protesta de aquel falangista defraudado por los a su juicio menguados beneficios recibidos a ra¨ªz de la victoria de los Nacionales: "?Y para esto hemos muerto un mill¨®n de espa?oles!".
(Para Ma?uel Vicent) Tengo que agradecerle a Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera el haberme proporcionado, con la f¨®rmula de su concepci¨®n axiol¨®gica del hombre: "Portador de valores eternos", la pauta o la falsilal m¨¢s precisa para formular a mi vez Io que vendr¨ªa a ser no exactamente otra concepci¨®n axiol¨®gica del hombre, sino m¨¢s bien la figura bajo la cual se ver¨ªa representado en mis mejores deseos hacia ¨¦l. En efecto, basta invertir t¨¦rmino a t¨¦rmino la formulaci¨®n joseantoniana para sacar limpiamente esa figura: "Gozador de bienes ef¨ªmeros".
Pero m¨¢s dr¨¢stica y lapidariamente lo expres¨® mi malogrado amigo don Jacinto Batalla y Valbellido: "La destrucci¨®n de los valores es la restauraci¨®n de los bienes".
(Viajeros) Los apasionados por los viajes, que se explayan habl¨¢ndonos de los muchos pa¨ªses que han llegado a conocer, de las muchas ciudades que han visto con sus ojos, no son m¨¢s que unos fanfarrones. Nada m¨¢s ilusorio que viajar, nunca se llega.
(Glosa 1) Tan s¨®lo una leyenda cuenta de un peregrino que si parece que llego adonde quer¨ªa: Don Gaiferos a Santiago de Compostela,
(Glosa 2) El m¨¢s sabio y feliz de todos los viajeros fue el que supo advertir que, si bien nunca se llegaba, s¨ª que era, en cambio, posible algo mejor: volver. Fue Du Bellay.
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