El s¨ªndrome del "Petromocho"
La necesidad de captar inversiones productivas ha acuciado a las comunidades aut¨®nomas, sobre todo a aquellas que asisten al declive inevitable de su vieja estructura industrial. No pocas veces los gobiernos regionales han competido por la atracci¨®n de empresas. Antes de la llegada de Euro Metals y Biom¨¦dica, Asturias vio c¨®mo General Electric optaba por instalarse en Murcia tras haber figurado el Principado como regi¨®n candidata. Luego, en diciembre de 1989, se logr¨®, con el apoyo decidido del Gobierno central, la captaci¨®n de Dupont de Nemours.En 1991, un intermediario, Juan Blas Sitges, ofrec¨ªa al Gobierno regional una inversi¨®n petroqu¨ªmica, Panoco, SA, cuyo supuesto promotor, Vittorio di Guevara Fabbri, compareci¨® p¨²blicamente y firm¨® un protocolo con el Gobierno asturiano para instalar una refiner¨ªa. El proyecto result¨® fallido, pero no hubo forma de de mostrar si hab¨ªa sido una simple operaci¨®n fracasada o un intento de enga?o. El esc¨¢ndalo estall¨® casi un a?o despu¨¦s, en mayo de 1992, cuando el mismo intermediario puso en contacto con el Gobierno asturiano al franc¨¦s Maurice Lauze, quien prometi¨® otra inversi¨®n petroqu¨ªmica con un presupuesto desproporcionado: 360.000 millones de pesetas. Esta vez el enga?o se descubri¨® pronto. Bast¨® el desmentido del Saudi International Bank. El esc¨¢ndalo fue conocido desde entonces como "Petromocho".
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