Un banquillo caliente
George Karl vive una pesadilla en Seattle
Seattle vivi¨® la temporada pasada los mejores momentos en la historia del club. Pero en la NBA, ganar ya no lo es todo: la posici¨®n del entrenador George Karl es cada d¨ªa m¨¢s precaria.Desde su llegada a la costa pac¨ªfica, George Karl ha ganado 145 partidos y ha perdido solamente 61. Adem¨¢s, el registro de 63 victorias conseguido la temporada pasada es el mejor en la historia del club. Todo parec¨ªa id¨ªlico en el momento de encarar los play offs.
Los problemas internos del equipo afloraron en los momentos m¨¢s cr¨ªticos: los play offs. El recorrido fue demasiado corto. Los Sonics cayeron en cinco partidos despu¨¦s de liderar 2-0 las series, Seattle se convirti¨® as¨ª en el ¨²nico equipo en la historia de la Liga que, como cabeza de serie n¨²mero uno, era eliminado por el equipo n¨²mero ocho. Para George Karl y para su valedor en los Sonics, el presidente ejecutivo Bob Whitsitt, el mundo parec¨ªa haberse hundido a sus pies.
El deterioro de la situaci¨®n lleg¨® a su punto m¨¢s caliente cuando, en el descanso del segundo partido de la serie, Gary Payton y Ricky Pierce tuvieron que ser separados de su pelea mientras el equipo ganaba el partido por 13 puntos. La historia se repiti¨® en el cuarto partido jugado en Denver, pero involucr¨¢ndose, adem¨¢s, Kendall Gill y Sam Perkins, quienes intentaban calmar a un desbocado Payton.
Dos d¨ªas despu¨¦s de este episodio, los Sonics eran eliminados. Las dos estrellas del equipo, Payton y Kemp, ni siquiera acudieron a la ¨²ltima reuni¨®n del equipo en la temporada. "Han insultado al resto del equipo", coment¨® el entrenador. A partir de ese momento, la mecha del polvor¨ªn qued¨® encendida. A finales del pasado mes de mayo, Bob Whitsitt era destituido y despedido del club por el propietario del equipo, Barry Ackerley. A finales del mes de junio, Wally Walker, antiguo jugador del equipo y comentarista de televisi¨®n, era nombrado manager general.
El resultado del proceso dejaba a George Karl dando explicaciones a Wally Walker. Pero lo m¨¢s duro era que el contrato de Karl (que recoge cl¨¢usulas muy peculiares sobre exceso de peso, consumo de alcohol e imagen del entrenador) quedaba a merced de alguien diferente a Whitsitt, el hombre que redact¨® el contrato y que, por encima de todo, sab¨ªa c¨®mo tratar a Karl.
Todos los intercambios de jugadores que propuso Karl fueron rechazados. Finalmente, Karl fue forzado a aceptar el traspaso de Ricky Pierce a Golden State, a cambio de Sarunas Marciulonis y Byron Houston. El base lituano se recupera todav¨ªa de una lesi¨®n de ligamentos cruzados. El resultado final de Icis traspasos dejaba a Karl no s¨®lo a merced de un inmaduro Payton, sino con Shawn Kemp y Kendall Gill enfadados y conscientes de los deseos de su entrenador de enviarlos fuera de Seattle. George Karl no tuvo contemplaciones a la hora de quejarse del trato dispensado por sus directivos. "Me han pisoteado, me han dejado en evidencia y me han hecho aparecer como un est¨²pido", declar¨® Karl. "Me siento como una pelota humana a la que todo el mundo patea".
La Liga ha comenzado bien, pero eso no quiere decir nada. La cuestion es que para George Karl la victoria no vale. La plantilla de los Sonics sigue siendo excepcional. Problemas de personalidades aparte, los Sonics conforman la plantilla, posiblemente, m¨¢s completa de la NBA en cuanto a defensa y capacidad atl¨¦tica.
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