Luces y sombras del presupuesto
Los presupuestos que debate el Parlamento, seg¨²n el autor, son de transici¨®n entre los a?os m¨¢s duros de la crisis econ¨®mica y la pr¨®xima fase de la recuperaci¨®n econ¨®mica.
Los Presupuestos Generales del Estado para 1995 ya est¨¢n en el Congreso para su debate, que no puede ni debe reducirse a una discusi¨®n macroecon¨®mica, sino que tiene tambi¨¦n que explicitar los objetivos sociales que persigue y los medios a los que acude para tratar de alcanzarlos. Se trata, por tanto, de abordar tambi¨¦n los presupuestos desde la ¨®ptica de los colectivos sociales concretos que van a verse directamente afectados.Parece claro que estamos ante unos presupuestos de transici¨®n entre los a?os m¨¢s duros de la crisis econ¨®mica y la pr¨®xima fase expansiva del ciclo, en el inicio, pues, de la recuperaci¨®n econ¨®mica espa?ola y europea. Desde esta ¨®ptica se presentan como unas, cuentas rigurosas, cuya preocupaci¨®n central es el control del d¨¦ficit, ya alto en 1993 y 1994. Ahora bien, sin la a?oranza de algunos agoreros del d¨¦ficit, sean del sector liberal interior o de instituciones influidas por aqu¨¦llos. Con todo, la restricci¨®n presupuestaria afecta fundamentalmente al cap¨ªtulo de la inversi¨®n p¨²blica, que disminuye en t¨¦rminos reales sin mantener el nivel comprometido en el programa electoral, de modo que la expansi¨®n y creaci¨®n de empleo se deja m¨¢s en manos de los inversores privados.
La pregunta m¨¢s importante, en mi opini¨®n, estriba en conocer c¨®mo afecta este presupuesto a los sectores m¨¢s cercanos al voto socialista, al electorado de la izquierda, a los colectivos menos favorecidos de la sociedad. La respuesta en este punto es claramente positiva. A pesar del rigor presupuestario, el gasto social se incrementa ampliamente por encima de la media, de forma que, frente a un aumento del gasto total no financiero del 3,6%, el conjunto del gasto social lo hace en un 5,7%. La consecuencia es que el global de las pol¨ªticas sociales del Estado, que representaba en 1994 el 50,7% del presupuesto, pasa a ser del 51,8% en 1995. Se mantienen, as¨ª, los tres objetivos que han venido constituyendo el n¨²cleo de las pol¨ªticas del progreso del PSOE: pensiones, sanidad y educaci¨®n.
En efecto, el gasto en pensiones se incrementa globalmente en un 8%, alcanzando los siete billones de pesetas. Pero, lo que es igualmente importante, las pensiones individuales mantendr¨¢n el poder adquisitivo tras -el acuerdo con UGT y CC 010, que incorpora una cl¨¢usula de revalorizaci¨®n para el supuesto de que la inflaci¨®n se desv¨ªe por encima de lo previsto. El Gobierno ha mantenido el esfuerzo con los pensionistas, conforme al compromiso electoral.
Igualmente importante es el incremento del gasto en sanidad, fortaleciendo el sistema p¨²blico de salud frente a los intentos de la derecha de ir desmont¨¢ndolo progresivamente. Al hilo del acuerdo con las comunidades aut¨®nomas, las partidas de esta ¨¢rea crecen el 7,3%, con una importante consolidaci¨®n y aumento de la transparencia presupuestaria.
Por ¨²ltimo, tambi¨¦n en educaci¨®n se produce un significativo incremento del gasto presupuestario, del 6,6% sobre el a?o 1994, que se va a traducir en un avance en la aplicaci¨®n de la reforma educativa introducida por la LOGSE.
A ello debe a?adirse el acuerdo con los sindicatos sobre el incremento de retribuciones para los empleados p¨²blicos, acuerdo a tres a?os que tampoco fue posible el a?o ¨²ltimo.
Ahora bien, si el n¨²cleo s¨®lido del presupuesto es la consolidaci¨®n de las pol¨ªticas de pensiones, sanidad y educaci¨®n, existen otros aspectos del proyecto del Gobierno mucho m¨¢s discutibles y que convendr¨ªa mejorar durante la tramitaci¨®n parlamentaria. Entre esas cuestiones, aut¨¦nticas sombras para una pol¨ªtica de izquierdas, cabr¨ªa se?alar las siguientes:
1. En primer lugar, la reducci¨®n del 1% de las cuotas de la Seguridad Social de empresarios y trabajadores, sustituy¨¦ndolas por un incremento del IVA, lo que se hace con el objetivo de facilitar la creaci¨®n de empleo. Con independencia de que tal aumento del empleo es muy aleatoria, y que el propio secretario general de Empleo ha manifestado que no existe ninguna garant¨ªa en ese sentido, el problema fundamental tiene que ver con el futuro del sistema de pensiones.
Cuando desde muchos sectores de la derecha, incluido el FMI, sin olvidar a representantes del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda, se afirma que el sistema de pensiones est¨¢ en peligro si no se reforma, y cuando en el propio Congreso de los Diputados est¨¢ constituida una Comisi¨®n de Estudio para hacer el diagn¨®stico de la situaci¨®n actual de las pensiones, estudio a¨²n no terminado, ni siquiera apuntando las soluciones, se comienza la casa por el tejado y se reducen sus ingresos espec¨ªficos. De manera que si el sistema de la Seguridad Social tiene problemas futuros, lo que est¨¢ por ver, con esta medida se agravan objetivamente esos problema., poniendo m¨¢s a¨²n en cuesti¨®n el sistema en su conjunto.
2. Junto a ello est¨¢ la ampliaci¨®n del contrato temporal de fomento de empleo. Tal ampliaci¨®n de los contratos temporales va claramente en contra de lo expresamente comprometido en el programa electoral. En efecto, en ¨¦ste literalmente dec¨ªamos que "los contratos temporales se suprimir¨¢n como medida de fomento de enipleo", y uno de los aspectos de la reforma laboral no contestado por los sindicatos fue, precisamente, la derogaci¨®n de las normas que los regulaban. Pues bien, no ha pasado un a?o y ya se vuelven a reintroducir, aunque sea parcialmente.
Lo sorprendente es que se hace en el periodo expansivo del ciclo, y no en el recesivo como en 1984, es decir, cuando el crecimiento de la econom¨ªa es el que crea empleo, sin necesidad de facilitarle empleos a¨²n m¨¢s precarios, es decir, menos arriesgados. Por otra parte, si se trata de apoyar a determinados colectivos lo l¨®gico, y lo previsto hace un a?o, es conceder beneficios en las cuotas a la Seguridad Social a las empresas que les contraten, es decir, cargar sobre la colectividad ese apoyo y no sobre ellos mismos precarizando su situaci¨®n.
Si hay supuestos en los que la disciplina de voto tiene un sentido claro, uno de ellos es precisamente ¨¦ste, la defensa del programa electoral. Entiendo que el Grupo Parlamentario Socialista deber¨ªa, como una pi?a, oponerse a una propuesta tan claramente contraria a su compromiso con los electores.
3. Una tercera cuesti¨®n estriba en introducir la posibilidad de que la incapacidad temporal derivada de contingencias comunes pueda ser gestionada por las mutuas patronales, lo que implica un suave deslizamiento por la senda de la privatizaci¨®n de la Seguridad Social. ?Por qu¨¦ raz¨®n? Lo ignoro, pero no creo que haya ni motivos s¨®lidos ni necesidad, salvo que una medida de este tipo satisface a quienes, denostadores de lo p¨²blico, se ponen al servicio de los intereses privados bajo el s¨ªndrome de su mayor eficacia.
4. En el mismo sentido el presupuesto mantiene la tesis de seguir privatizando empresas p¨²blicas, por lo dem¨¢s las que est¨¢n situadas en sectores m¨¢s estrat¨¦gicos para la econom¨ªa nacional (Argentaria, Repsol, Endesa) y mejores rendimientos tienen. La experiencia inglesa muestra c¨®mo la privatizaci¨®n para obtener ingresos presupuestarios es "pan para hoy y hambre para mafiana", es decir, d¨¦ficit para a?os inmediatos. No deja de sorprender el inter¨¦s de los propios gestores en continuar el proceso de su privatizaci¨®n, acorde en algunos casos con su escaso apego a actuar como empresas p¨²blicas, es decir, al servicio de objetivos a los que el mercado no se siente inclinado a apoyar.
No quiero dejar de referirme tambi¨¦n al problema de la protesta pac¨ªfica que va extendi¨¦ndose en la sociedad espa?ola, sobre todo entre los j¨®venes, solicitando que en los presupuestos se refleje la voluntad de aportar el 0,7% del PIB en ayuda al desarrollo del Tercer Mundo. En una ¨¦poca en la que parec¨ªa que los j¨®venes estaban demasiado callados, adaptados a un mundo consumista y laboralmente dif¨ªcil para ellos, y sin esp¨ªritu de cr¨ªtica social, la protesta del 0,7% es un signo enormemente positivo de que su lejan¨ªa de la pol¨ªtica y de los pol¨ªticos no lo es de los grandes objetivos de solidaridad, es decir, de los objetivos de la izquierda.
Me consta que hay voluntad en el Gobierno e avanzar en este campo, en el que existen dificultades objetivas para dar un salto importante. Por eso la posici¨®n del Grupo Parlamentario Socialista supone una respuesta presupuestaria valiente y clara, que hemos de extender a otros ¨¢mbitos, de forma que el PSOE no sea para muchos j¨®venes, ) no tan j¨®venes, el partido de poder, sino tambi¨¦n el partido de la solidaridad.
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