Emoci¨®n de gran teatro
Puede que tenga usted planes para hoy, s¨¢bado, sabadete; cena, chicas/os, algo. M¨¢s vale que lo deje y vaya al teatro Alb¨¦niz: es el ¨²ltimo d¨ªa que le queda para ver The street of crocodiles. No importa si usted no sabe ingl¨¦s, o que crea falsamente que lo sabe, como todo el mundo; el texto de varios idiomas se hace continuamente visual. Si no le gusta a usted el teatro, comenzar¨¢ a gustarle. Si cree que ha muerto, ya ver¨¢ que es un error de ¨®ptica: no en todo el mundo, no para todos. Hay gente que trabaja y tiene talento. Si es usted profesional del teatro, aprender¨¢. He visto a alguno -grande- impostar su mejor voz para gritar " ?bravo! " al terminar la representaci¨®n.Bruno Schultz fue -es, si aceptamos la perennidad del gran escritor- un cuentista, novelista polaco jud¨ªo. Preso de los nazis, luego asesinado de un disparo en la cabeza por un oficial alem¨¢n (la escena se rememora discreta, suavemente, en un fondo de esta representaci¨®n), escrib¨ªa relatos on¨ªricos, en la vanguardia centro europea de los terribles a?os treinta / cuarenta: se so?aba a s¨ª mismo, su infancia, la desaparici¨®n y busca de su padre, la criada como el m¨¢s enorme personaje de la casa; las telas de la tienda, inmensos rodillos desplegados, envolventes. Entre el humo del incienso, la corporeidad de los actores, las m¨²sicas del tiempo y el entorno -Janacek, Lutoslavski, Martinu, Shostakowitz- est¨¢ el ensue?o, el intento de recuperaci¨®n de todo lo perdido.
The street of crocodiles
Espect¨¢culo basado en cuentos de Bruno Schultz, adaptaci¨®n de Simon McBurney y Mark Wheatley.Int¨¦rpretes: C¨¦sar Sarachu, Matthew Scurfield, Annabel Arden, Clive Mendus, Joyce Henderson, Antonio Gil Mart¨ªnez y otros. Th¨¦?tre de Complicit¨¦ (Gran Breta?a). Dise?o: Rae Smith. Director: Simon McBurney. Teatro Alb¨¦niz. Festival de Oto?o. Del 9 al 12 de noviembre.
Fuerza coral
Schultz escrib¨ªa al principio de su cautiverio, cuando fue llevado a hacer trabajos forzosos en pa¨ªses ocupados. Las narraciones se hacen aqu¨ª multidimensionales. El grupo de excelentes actores internacionales (dos espa?oles) del Th¨¦?tre de Complicit¨¦ (brit¨¢nico) sabe hacerlo todo bien -cantar o ritmar o moverse; hasta hablar, que parec¨ªa un arte olvidado del teatro-, con la direcci¨®n de Simon McBurney que hace a cada uno solitario y todos grupo, con fuerza coral. El espect¨¢culo tiene todas las condiciones del arte teatral mayor.Probablemente no es un teatro nuevo. Muchos rememorar¨¢n a Kantor, hasta en algunos elementos f¨ªsicos -los pupitres ocupados por adultos y ancianos, los hermanos gemelos-; sobre Kantor tiene el aprendizaje del tiempo, y el cambio de la violencia y el fulgor por la dulzura; quiz¨¢, la del cat¨®lico militante en Polonia que era Kantor, acusador directo, dictador de sus compa?eros, en el lugar que aqu¨ª tiene la cultura jud¨ªa y la irlandesa (adaptaci¨®n, direcci¨®n) de los perdedores: m¨¢s cerca del holocausto que del Estado de Israel. La luz es suave, el humo o niebla del recuerdo trasciende a incienso, las figuras se mueven sin rigidez, la m¨²sica no agrede. Todo envuelve, todo hace que el espectador sienta la acci¨®n, la vida y la muerte. Produjo entusiasmo. Creo que ha estado insuficientemente anunciado: no todos los espect¨¢culos del Festival de Oto?o son iguales entre s¨ª y no todos deb¨ªan tener la misma publicidad, ni la misma duraci¨®n. Medio teatro estuvo vac¨ªo en el segundo d¨ªa de actuaci¨®n; no es justo para los que no lo supieron.
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