'Partipral' se corona en la Zarzuela

Partipral se ha coronado como campe¨®n indiscutible. Lo que toda la afici¨®n anhelaba se ha cumplido: Partipral se ha encumbrado a la categor¨ªa de mito.Los aficionados a las carreras andaban buscando un crack y al fin lo han encontrado: Partipral. Enorme fue su triunfo; tan apabullantemente f¨¢cil que los ¨²ltimos 300 metros fueron un paseo triunfal, acompa?ado por las ovaciones de un p¨²blico que ve¨ªa entusiasmado c¨®mo su ¨ªdolo se iba despegando m¨¢s y m¨¢s de sus seguidores hasta llegar a la meta con casi 10 cuerpos de ventaja.

La carrera, desarrollada sobre un terreno algo pesado, fue conducida a buen tren por King Cobra, seguido de cerca por Shrewd Idea y cerrando el pelot¨®n Alexandrovich, La Strada y, como ya es habitual, Partipral.

Ya en la curva final se vio c¨®mo el favorito Vert Amande era fustigado por su y¨®quey y que el caballo andaba vac¨ªo de reservas. Se entr¨® en la recta final con King Cobra en cabeza y con Giliberto y Toba a su grupa. Pero entre los 2.000 y los 2.100 metros Partipral resolvi¨®, present¨® su ataque y en 100 metros se puso en cabeza.

Nadie recuerda 100 metros iguales. Los que le preced¨ªan parec¨ªan postes a los que Partipral pasaba en tromba y desde ah¨ª todo fue coser y cantar hasta conseguir casi 10 cuerpos de ventaja en la meta.

Lejos de Partipral se mantuvo otra lucha para las colocaciones, que fueron para Alexandrovich y La Strada, respectivamente, que en, carrera de espera sacaron partido del desgaste de los que intentaron luchar contra el ganador.

Con esta victoria, Partipral demuestra que los hip¨®dromos, espa?oles se han quedado peque?os para ¨¦l; el pr¨®ximo a?o debe ser para el hijo de Procida, a pesar de sus ya seis a?os, el a?o de la aventura europea.

Un elogio merece el t¨¢ndem Calle, y¨®quey de Partipral en este ¨²ltimo a?o, y Mauricio Delcher S¨¢nchez, preparador desde siempre de este ejemplar, al que ha sabido encumbrar a la c¨²spide del hip¨®dromo superando todos los achaques y problemas que el caballo ha presentado siempre, hasta ponerlo en la envidiable forma por la que atraviesa.