Vendaval de protestas en Reino Unido por la nueva ley de orden p¨²blico
Las ONG de derechos humanos, decididas a recurrir al Tribunal de Estrasburgo
Un vendaval de protestas est¨¢ recorriendo el Reino Unido durante todo el a?o. Han sido los ¨²ltimos cartuchos quemados por un sector de la sociedad brit¨¢nica para impedir que la nueva Ley de Orden P¨²blico fuera aprobada. Sin embargo, la creciente protesta no ha podido evitar que a comienzos de mes la C¨¢mara de los Comunes sancionara irreversiblemente, tras pasar por la de los Lores, el nuevo texto legal que otorga m¨¢s poderes a la polic¨ªa, penaliza el silencio del detenido y dificulta la vida de los travellers -o viajeros-. Organizaciones brit¨¢nicas de derechos humanos han anunciado su intenci¨®n de recurrir al Tribunal de Estrasburgo.
En Londres no se hab¨ªan visto manifestaciones tan masivas desde los tiempos de la poll tax, en 1990. Comenzaron en febrero y arreciaron a mediados de octubre, cuando el Parlamento abri¨® el debate sobre la ley.Es la eterna batalla de intereses que enfrenta a los que poseen poco -a menudo incluso pocos a?os- y a los que tienen algo -incluso mucho-. La batalla de la sociedad establecida frente a los grupos que buscan acomodo o la preservaci¨®n de su marginalidad.
La nueva ley -Justice Criminal Bill y Public Order Bill- representa, para quienes la combaten, la definitiva resurrecci¨®n de la conservadora sociedad brit¨¢nica. Por el contrario, para quienes la han aprobado en el Parlamento, viene a establecer un punto equidistante entre la libertad de unos y otros.
Mientras un amplio sector de la sociedad brit¨¢nica, y la mayor¨ªa de los partidos, pol¨ªticos, han aceptado el nuevo c¨®digo con naturalidad, la ley se ha convertido en la bestia negra de ravers, squatters y homosexuales. Estos ¨²ltimos han perdido la oportunidad de que se homologara con la de los heterosexuales la edad a partir de la cual est¨¢ despenalizada la relaci¨®n sexual.
Pero, adem¨¢s, el nuevo Justice Criminal Bill establece un nuevo juego de fuerzas entre los ciudadanos "de orden" y los grupos m¨¢s o menos marginales que en los ¨²ltimos a?os han circulado con total libertad por el Reino Unido. La ley, por ejemplo, rompe una lanza a favor de los due?os de tierra en sus querellas con las acampadas "salvajes" de "viajeros". Una lanza a favor del ciudadano medio en su batalla contra las concentraciones musicales -incluida la m¨²sica a todo volumen del vecino demasiado expansivas.
Pero adem¨¢s, de acuerdo con organizaciones de derechos humanos brit¨¢nicas, el nuevo texto legal representa una violaci¨®n de cuatro art¨ªculos de la Convenci¨®n Europea de Derechos Humanos.
Paz ciudadana
Todo empez¨® hace un a?o, cuando Michael Howard, ministro de Interior, anunci¨® en el congreso anual del Partido Conservador su intenci¨®n de dotar al pa¨ªs de una ley considerada como el "m¨¢s completo instrumento legal para luchar contra la delincuencia". Una ley que vendr¨ªa a reformar el Criminal Justice Act para impedir que la paz ciudadana pudiera verse alterada en campos y ciudades, siquiera en peque?a escala.Los juristas del Ministerio de Interior se pusieron manos a la obra y elaboraron un texto integrado por 171 cl¨¢usulas de sutil redacci¨®n que ha sido virulentamente atacado no s¨®lo por los grupos marginales que se sienten directamente afectados por el nuevo texto, sino por las organizaciones de abogados y de procuradores.
?Qu¨¦ tiene el Criminal Justice Bill para haber concentrado tanta ira en tomo a sus art¨ªculos? "Lo que tiene es simple y sencillamente que conculca los derechos humanos. Al no existir en el Reino Unido una Constituci¨®n escrita o una Declaraci¨®n de Derechos del Ciudadano, la nueva Ley de Orden P¨²blico no colisiona legalmente con nada", opina Atiya Lockwood, portavoz de Liberty, una organizaci¨®n que funciona en el Reino Unido desde hace 60 a?os y que est¨¢ decidida a recurrir la ley en Estrasburgo.
De acuerdo con la nueva legislaci¨®n, por ejemplo, atravesar una propiedad privada en el campo -hasta ahora un delito civil- puede ser castigado con la c¨¢rcel si la persona que transgrede la norma se niega a marcharse cuando se lo indique la polic¨ªa.
Sospechas policiales
"Adem¨¢s, te pueden detener por la calle cuando la polic¨ªa sospeche que te diriges a una concentraci¨®n no autorizada. Y las fuerzas de orden p¨²blico pueden sacar muestras del ADN de las personas implicadas en delitos leves", a?ade Fernando Guasch, militante de la organizaci¨®n Outrage, que lucha por la igualdad de los homosexuales.Sin embargo, en un reciente art¨ªculo publicado en una revista universitaria, David Maclean, uno de los art¨ªfices del texto, atribu¨ªa la mala fama que precede al Criminal Justice Bill a la desinformaci¨®n y a los prejuicios de una parte de la prensa. "Hay demasiados mitos en torno a esta ley", escrib¨ªa Mclean.
"Mucha gente cree que la polic¨ªa va a detener a los excursionistas que atraviesen una propiedad rural o a los manifestantes que lleven a la vista el panfleto de la convocatoria de protesta. En ambos casos la ley s¨®lo les afectar¨¢ si atraviesan una propiedad privada con la intenci¨®n de obstruir, interrumpir o intimidar a cualquiera que desarrolle en ese lugar una actividad legal", terminaba Mclean.
Lo malo es que la intenci¨®n, se quejan los grupos que han formado el bloque antiley, la medir¨¢ la polic¨ªa.
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