Pecios
(Imagen invertida.) Me escandalizo cada vez que oigo hablar de respeto a la intimidad y de derecho a la vida privada. ?Encima! Por lo visto, se ve como un pecado de la vida p¨²blica la indiscreci¨®n que fisga y saca a la verg¨¹enza de la calle hasta los ¨²ltimos reductos de lo particular. El privatismo dominante ha lesionado la mirada misma, que ya s¨®lo es capaz de adoptar el punto de vista del particular, compadeci¨¦ndose de la gran diva acechada y perseguida por el tenaz teleobjetivo de la prensa del coraz¨®n hasta en sus m¨¢s recoletas cotidianidades. Pero, vistas las cosas socialmente, ?qui¨¦n es realmente el invadido y qui¨¦n el invasor? Basta pasar por un quiosco de peri¨®dicos para advertir el impudor y la osad¨ªa con que la vida privada ha tomado por asalto los medios de comunicaci¨®n e invadido y ocupado con sus obscenas huestes el inter¨¦s del p¨²blico. Y para mayor escarnio, todos comprenden que la ley persiga la divulgaci¨®n de intimidades contra la voluntad de los particulares afectados, pero levantar¨ªan el grito al cielo si se atreviese a restringir la divulgaci¨®n de asuntos semejantes, no por respeto a la privacidad individual, sino por el decoro de la vida p¨²blica y en beneficio de sus intereses. La lente de una mentalidad privatizada ha invertido la imagen misma del fen¨®meno, pues la verdad social es que la vida p¨²blica es el agredido, y la vida privada, el agresor.
(Never more). Decir que el tiempo todo lo cura, vale tanto como decir que todo lo traiciona. ?Sabr¨¦ sobrevivir sin traicionar? (11 -IV-85.)
(El universal real.) Te equivocas si dices: "Esa liebre huye de m¨ª", pues lo que realmente ocurre es que la liebre huye del hombre.
El miedo a la muerte es lo que, al fin, hace a los hombres temer y acatar al Estado hasta la indignidad. Porque es una bestia que muere matando, todos la odian viva, pero m¨¢s les aterra moribunda.
El que quiera mandar guarde al menos un ¨²ltimo respeto hacia el que ha de obedecerle: abst¨¦ngase de darle explicaciones.
(Al Creador.) Se?or, ?tan uniforme, tan impasible, tan lisa, tan blanca, tan vac¨ªa, tan silenciosa, como era la nada, y tuvo que ocurr¨ªrsete organizar este tinglado horrendo, estrepitoso, incomprensible y lleno de dolor!
Selecci¨®n de aforismos de Vendr¨¢n mas a?os malos y nos har¨¢n m¨¢s ciegos, el libro de R. S¨¢nchez Ferlosio publicado por Ediciones Destino y que acaba de ser galardonado con el Premio Nacional de Ensayo.
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