Dadme una raz¨®n y estar¨¦ en contra
El mundo se divide en dos: los que acampan en la Castellana para exigir el 0,7% y los que pasan con el coche insult¨¢ndoles. El resto, que somos casi todos, sin participar activamente, nos ponemos de un lado o de otro. Son pocos, salvo los que tienen que soltar la pasta, los que est¨¢n por discutir si conviene el 0,6, el 0,2 o el 0,9. De nuevo, la ideolog¨ªa pesa m¨¢s que la causa y el cristiano m¨¢s caritativo, si es facha, estar¨¢ en contra, aunque sea por una cuesti¨®n de forma. Reconocer¨¢ que el fin es justo, pero que no son maneras. Reivindicar¨¢ la hucha con cabeza de negrito como actitud postulante civilizada.El progre estar¨¢ a favor, aunque sea por deporte. El simple hecho de ver a la gente "movilizarse" le colmar¨¢ de gozo, le har¨¢ sentirse vivo en un sistema inerte.
La mayor¨ªa, sin embargo, afirmar¨¢ no estar en un lado ni en otro, aunque lo est¨¦ sin saberlo. Hay, ha habido y habr¨¢ dos Espa?as. Cada uno- de nosotros vive en una de ellas. Es, cierto que hay una gran permeabilidad de una a otra, y que son muchos los ciudadanos que viven en una teniendo el pasaporte de la otra, pero siempre hemos mantenido esa dualidad. Probablemente sea la energ¨ªa que generan esas dos Espa?a eternamente enfrentadas la que dota al ciudadano espa?ol de la famosa furia que le caracteriza al diferenciarle del estatus crepuscular t¨ªpico de los ciudadanos de los pa¨ªses del norte de Europa.
Existe una Espa?a en letargo que no opina, que no cuestiona, que languidece ante los acontecimientos cotidianos, y que se llama ".silenciosa" porque no se pronuncia si no tiene un est¨ªmulo que perturbe su siesta. Es esa Espa?a silenciosa a la que s¨®lo se le ocurre bajar la ventanilla y gritar cuando descubre a los acampados de la Castellana.
Esos paisanos no saben qu¨¦ es eso del 0,7%, pero les molesta la actitud de los campistas, intuyen que no son "de su cuerda". Aunque se definen apol¨ªticos, indiferentes, esc¨¦pticos, no lo son.
Ese ciudadano indefinido; transe¨²nte, an¨®nimo paseante, en principio, no estar¨¢ a favor ni en contra de la protesta, pero encontrar¨¢ una causa, una excusa, que incline la balanza de un lado, siempre del mismo: en contra. En este caso, esa causa puede ser el c¨¦sped, ahora tan importante, est¨¦n luchando, equivocados o no, para mejorar las condiciones de millones de personas, las m¨¢s pobres del planeta. Lo ¨²nico que cuenta desde su descubrimiento es que antes hab¨ªa un precioso c¨¦sped all¨ª, y ahora no est¨¢. ?ste ciudadano se siente ultrajado, estafado, invadido, sufre un ataque agudo de ecologismo, aunque detesta la ecolog¨ªa, y grita primero para s¨ª y luego hacia fuera: "No hay derecho". Sin embargo, tan est¨²pido argumento encontrar¨¢ eco en muchas personas que se dicen tambi¨¦n "apol¨ªticas" y que a¨²n no se hab¨ªan definido respecto a esta cuesti¨®n porque les faltaba "el argumento".
Son los que est¨¢n en contra de las manifestaciones por las retenciones de tr¨¢fico que provocan, los que est¨¢n en contra de las huelgas por la cantidad de horas de trabajo que se pierden, los que est¨¢n en contra de los bares de juventud por las molestias que causan al vecindario, los que est¨¢n en contra del control ecol¨®gico porque dificulta el desarrollo, los que creen que hablar una lengua diferente a la suya delante de sus narices es una falta de educaci¨®n (y si esa lengua es de una de las autonom¨ªas, una provocaci¨®n), los que est¨¢n en contra de la objeci¨®n de conciencia y la insumisi¨®n por el agravio moral que supone al soldado voluntario, los que est¨¢n en contra de las campa?¨ªas d¨¦ prevenci¨®n del sida porque creen que favorecen la promiscuidad (?y qu¨¦?), los que est¨¢n en contra del aborto porque creen en la libertad de elecci¨®n del feto, los que dicen que siempre ha habido agujero de ozono; en definitivas cuentas, los que se llaman liberales porque creen que est¨¢n a favor de la libertad y la democracia y en contra del libertinaje y la anarqu¨ªa. Son los que dicen que primero hay que destinar el 0,7% a nuestro pa¨ªs, y lo que sobre, al extranjero.
Parad¨®jicamente, el Ayuntamiento de Madrid est¨¢ por entregar el 0,7% a los pa¨ªses en v¨ªas de desarroll¨® mientras recorta los gastos sociales aqu¨ª. Al final va a resultar que son internacionalistas proletarios.
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