La gesti¨®n de Grand Tibidabo
La iniciaci¨®n de un proceso penal contra Javier de la Rosa, encarcelado el pasado 19 de octubre, ha colocado de nuevo en las portadas de la prensa a la sociedad Grand Tibidabo, cuya gesti¨®n por aqu¨¦l es el motivo del proceso. Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Oviedo, que presid¨ªa el Consorcio Nacional del Leasing cuando De la Rosa asumi¨® el control de esta sociedad, dando as¨ª origen a la futura Grand Tibidabo, analiza la gesti¨®n de De la Rosa durante los tres a?os que ha durado la misma.
Antes de nada, dos explicaciones al lector. La primera que, al renunciar a finales de mayo de 1991 a la presidencia. de] Consorcio Nacional del Leasing, he continuado como asesor del presidente, sin funciones ejecutivas, a petici¨®n del propio Javier de la Rosa, hasta abril de 1993, mes en el que quedaron resueltos todos los v¨ªnculos profesionales que me un¨ªan con la sociedad (que ya por entonces era Grand Tibidabo). Y la segunda, que durante el tiempo transcurrido entre aquellas dos fechas, en ninguna ocasi¨®n fue requerida mi asesor¨ªa por el presidente o el consejo de administraci¨®n de la sociedad, ni he tenido acceso a otra documentaci¨®n que no fueran las cuentas p¨²blicas aparecidas con ocasi¨®n de las sucesivas juntas de accionistas. Mi an¨¢lisis, por tanto, se basa tan s¨®lo en las citadas cuentas, que, como bien se sabe, carecen siempre de un desglose suficiente para determinar ciertos aspectos.No obstante lo anterior, esas cuernas ofrecen base para analizar la gesti¨®n de Corporaci¨®n CNL y de Grand Tib¨ªdabo y para emitir los juicios severamente cr¨ªticos que a continuaci¨®n expongo. S¨®lo me queda por a?adir que, dado el car¨¢cter de divulgaci¨®n que pretendo dar a este an¨¢lisis, he procurado aligerar el estudio de connotaciones t¨¦cnicas y limitarlo en cifras a las m¨¢s indispensables.
?Que ten¨ªa la sociedad y qu¨¦ tiene hoy?
A 31 de diciembre de 1990 -¨²ltimo 9jerc¨ªcio, de mi gesti¨®n en la sociedad-,_el Consorcio Nacional del Leasing contaba con unos activos reales de 37.000 millones. Sumados a. los del grupo Tibidabo, que absorber¨ªa a aqu¨¦l en abril de 1992, el importe se elevaba a 45.000 millones. Por lo que, se refiere al Consorcio, esos activos constaban, fundamentalmente, de bienes diversos arrendados bajo r¨¦gimen de leasing, que supon¨ªa la actividad exclusiva de la sociedad. Tibidabo era propietaria del parque de atracciones del mismo nombre, sito en Barcelona, y del 25% del canal de televisi¨®n privada Telecinco. Pero adem¨¢s esta ¨²ltima sociedad ya hab¨ªa comenzado a contaminarse con las peculiares inversiones de Javier de la Rosa, que hab¨ªa accedido a su control en 1988, y, Por ejemplo, contaba con participaciones en el sector inmobiliario (complejo Tropical, en Gav¨¢) y del espect¨¢culo (discoteca Up and Down y restaurante Las Vegas).
La actividad exclusiva de leasing que desarrollaba el Consorcio supon¨ªa el cobro, en un plazo entre uno y cinco a?os, de 43.000 millones de pesetas a abonar por los clientes de aqu¨¦l. ?sta es la famosa cartera de leasing que De la Rosa, nada m¨¢s asumir la gesti¨®n de la sociedad, vendi¨® a Uninter Leasing, del grupo del Banco Hispano Americano. El proyecto de aqu¨¦l consist¨ªa en transformar la entidad en una "sociedad de inversiones", para lo cual vendi¨® la pr¨¢ctica totalidad del patrimonio social, integrado por la mencionada cartera y el edificio social. Con esas ventas, Corporaci¨®n CNI, (nombre que hab¨ªa sustituido al del Consorcio) obtuvo 32.000 millones l¨ªquidos, es decir, dinero disponible.?En qu¨¦ se han invertido esos 32.000 millones de que dispon¨ªa Corporaci¨®n CNL, en julio de 1991? En sus partidas fundamentales, en lo siquiente:
a) Los 2.000 millones netos cobrados por la venta de la sede s ocial en una nueva sede que, a pesar de estar en frente de la antigua, se adquiri¨® a un precio del doble por metro cuadrado.
b) 3.630 millones, en comprar a Quail Espa?a -sociedad patrimonial del propio De la Rosa- el 34% de Tibidabo a un precio superior en 800 millones al tipo medio de cotizaci¨®n que por entonces ten¨ªan aquellas acciones. Como quiera que Corporaci¨®n CNI, ser¨ªa absorbida despu¨¦s por la propia Tibidabo, las acciones fueron amortizadas, lo que supuso la p¨¦rdida total de esta inversi¨®n.
c) 967 millones, en la creaci¨®n de Sierra Nevada Holding, una sociedad domiciliada en las islas Bermudas y cuya inversi¨®n, que permanece, a¨²n no ha reportado ning¨²n beneficio ni aparecen huellas de su destino real.
d) Otros 1.500 millones, en la compra a Prima Inmobiliaria -del grupo KIO, que tambi¨¦n gestionaba De la Rosa hasta mediados de 1992- de unas naves industriales en Coslada (Madrid). Revalorizadas contablemente con motivo de la fusi¨®n hasta 2.670 millones, las naves fueron. vendidas en 1993. Aunque el resultado no consta, el beneficio ha debido de ser nulo, ya que la partida global de ventas por estos conceptos muestra una p¨¦rdida de dos millones.
e) 3.000 millones, en la compra del 10% del Banco de Ibiza, controlado por Abel Matutes. El paquete fue vendido en abril de 1994 con una p¨¦rdida de unos 1.000 millones.
f) M¨¢s de 8.000 millones, en la compra, tambi¨¦n a Prima Inmobiliaria, de terrenos y de la sociedad Guadalmina (Costa del Sol). mediante una compleja operaci¨®n que en 1994 ha debido reflejar una reducci¨®n de 765 millones como consecuencia de revalorizaciones contables llevadas a cabo el a?o anterior. Estos activos todav¨ªa est¨¢n en poder de Grand Tibidabo y con ellos se pretende ahora garantizar la emisi¨®n de obligaciones que por 6.700 millones sigue viva.
g) 2.961 millones, en compra del 99,98% de Bamsa, cabecera de un grupo de sociedades que a la fecha de la operaci¨®n' (1992) hab¨ªa perdido 64 millones y en 1993 contribuy¨® a las p¨¦rdidas totales de Grand Tibidabo en otros 34. El 22,5% de esas acciones pertenec¨ªa a Quail -sociedad de De la Rosa-, que ingres¨® 680 millones a un precio por acci¨®n del 134%, muy superior al que por entonces cotizaba. Como consecuencia del menor valor de esta participaci¨®n, Grand Tibidabo ha debido provisionar, 800 millones en 1993.
h) 2.700 millones, en pr¨¦stamos a la Corporaci¨®n Alimentar¨ªa Ib¨¦rica, de Ram¨®n Fiter, declarada poco despu¨¦s en quiebra y, por tanto, previsiblemente perdidos en su totalidad.
i) 4.000 millones, en la compra de New Teknon, la cl¨ªnica m¨¦dica presidida por la esposa de De la Rosa, de los que 2.200 corresponden a compra de las acciones de la sociedad -compra anulada, pero cuyo importe no ha sido devuelto- El resto corresponde a los terrenos en los que se asienta la cl¨ªnica en Barcelona, aun cuando, seg¨²n noticias publicadas, Grand Tibidabo no ha podido inscribir a su nombre tales terrenos por hab¨¦rselos vendido una sociedad instrumental de De la Rosa, Nueva Madrugada, que no aparece como titular registral de los mismos (la titular es todav¨ªa otra instrumental, Quail Espa?a).
j) En fin, cr¨¦ditos a sociedades patrimoniales del propio De la Rosa. ?ste, en documento firma(lo el pasado 26 de julio con la sociedad -en la que hab¨ªa dimitido como presidente dos meses antes-, reconoce por este concepto 1.935 millones, pero el auto de prisi¨®n de aqu¨¦l eleva el importe a., por lo menos, 3.941 millones por cinco operaciones concretas que describe. A este respecto cabe se?alar que en el documento antes citado De la Rosa se compromete a ceder sus acciones de Grand Tibidabo en pago de sus deudas y que ese paquete tiene a la fecha un valor contable superior a los 7.000 millones. (El paquete, no obstante, est¨¢ pignorado y el Banco Santander acaba de hacerse con la propiedad del 12,5% de aqu¨¦l).
La lista anterior suma alrededor de 33.000 millones y no es exhaustiva, sino que se limita a las operaciones- m¨¢s significativas. Queda por a?adir que, a fecha de hoy, esas inversiones han producido p¨¦rdidas efectivas por 10.000 millones, con independencia del valor real de los ¨²nicos activos importantes que aun quedan en poder de Grand Tibidabo: el parporaci¨®n Alimentar¨ªa Ib¨¦rica, de Ram¨®n Fiter, declarada poco despu¨¦s en quiebra y, por tanto, previsiblemente perdidos en su totalidad.
i) 4.000 millones, en la compra de New Teknon, la cl¨ªnica m¨¦dica presidida por la esposa de De la Rosa, de los que 2.200 corresponden a compra de las acciones de la sociedad -compra anulada, pero cuyo importe no ha sido devuelto- El resto corresponde a los terrenos en los que se asienta la cl¨ªnica en Barcelona, aun cuando, seg¨²n noticias publicadas, Grand Tibidabo no ha podido inscribir a su nombre tales terrenos por hab¨¦rselos vendido una sociedad instrumental de De la Rosa, Nueva Madrugada, que no aparece como titular registral de los mismos (la titular es todav¨ªa otra instrumental, Quail Espa?a).
j) En fin, cr¨¦ditos a sociedades patrimoniales del propio De la Rosa. ?ste, en documento firma(lo el pasado 26 de julio con la sociedad -en la que hab¨ªa dimitido como presidente dos meses antes-, reconoce por este concepto 1.935 millones, pero el auto de prisi¨®n de aqu¨¦l eleva el importe a., por lo menos, 3.941 millones por cinco operaciones concretas que describe. A este respecto cabe se?alar que en el documento antes citado De la Rosa se compromete a ceder sus acciones de Grand Tibidabo en pago de sus deudas y que ese paquete tiene a la fecha un valor contable superior a los 7.000 millones. (El paquete, no obstante, est¨¢ pignorado y el Banco Santander acaba de hacerse con la propiedad del 12,5% de aqu¨¦l).
La lista anterior suma alrededor de 33.000 millones y no es exhaustiva, sino que se limita a las operaciones- m¨¢s significativas. Queda por a?adir que, a fecha de hoy, esas inversiones han producido p¨¦rdidas efectivas por 10.000 millones, con independencia del valor real de los ¨²nicos activos importantes que aun quedan en poder de Grand Tibidabo: el parque de atracciones Tibidabo, los terrenos en Guadalmina y -si el problema registral, que es algo m¨¢s que eso, se resuelve- los de la cl¨ªnica New Teknon, adem¨¢s de la sede social y las acciones del grupo Bamsa.
?Qu¨¦ ha ganado y qu¨¦ ha perdido la sociedad?
Javier de la Rosa dec¨ªa hace tan poco como julio de 1994: "Cuando yo entr¨¦ en Grand Tibidabo, estaba absolutamente quebrada. Dos a?os despu¨¦s, cuando me he ido, la he vuelto a dejar con un valor patrimonial similar al que ten¨ªa" (seg¨²n Expansi¨®n del 22 de octubre siguiente). La frase ser¨ªa verdad con s¨®lo invertir los momentos temporales.
Por de pronto, De la Rosa no entr¨® en Grand Tibidabo hace dos a?os: lo que hizo entonces fue que esta sociedad, que todav¨ªa se llamaba Tibidabo, absorbiese a la Corporaci¨®n CNI, mediante un proceso de valoraci¨®n de ambas sociedades sumamente discutible. Donde s¨ª entr¨®, hace tres a?os y no dos, fue en la segunda de las sociedades mencionadas, y no se la encontr¨® en quiebra, sino con m¨¢s de 32.000 millones de recursos. l¨ªquidos, que invirti¨® de la manera y con los resultados que antes hemos visto.
El Consorcio Nacional del Leasing (nombre que De la Rosa cambi¨® en junio de 1991, tras adquirir en una OPA el 30%, por el de Corporacion CNL) era un¨ªa sociedad que, a pesar de haber sufrido una grave crisis de gesti¨®n y de imagen, obtuvo en 1990 un beneficio neto de 1.944 millones de pesetas. Ese beneficio ' era un 14% superior al del a?o anterior y proced¨ªa de las operaciones de leasing, que constitu¨ªan la actividad exclusiva de la entidad. Cabe aqregar que ese incremento del 14% en 1990 del beneficio neto tuvo lugar en un a?o de crisis particular de la sociedad -como ya se ha se?alado- y tambi¨¦n del sector: la media de reducci¨®n de beneficios de las empresas de leasing en ese ejercicio fue del 59%.
A finales de 1991, a los siete meses de que De la Rosa asumiera la gesti¨®n de la ahora llamada Corporaci¨®n CNL, el beneficio declarado fue de 2.889 millones, un 50% superior al de 1990. Lo primero que ha de se?alarse es que, salvo 600 millones que proced¨ªan de operaciones de leasing realizadas durante la etapa anterior, aquel beneficio era de los llamados at¨ªpicos y extraordinarios. Al ser el resultado de la venta de la pr¨¢ctica totalidad del patrimonio de la sociedad, est¨¢ claro que no podr¨ªa repetirse en a?os posteriores. Los beneficios esperados en ¨¦stos habr¨ªan de venir de los resultados de las nuevas inversiones y, como ya hemos avanzado, esos resultados ocasionar¨ªan. p¨¦rdidas efectivas superiores a 10.000 millones.
Pero, adem¨¢s, hay buenas razones para desconfiar de la realidad de aquel beneficio que proced¨ªa de la venta de la cartera de leasing. El resultado final de esa venta no ha sido positivo, sino que ha supuesto una fuerte p¨¦rdida a la sociedad. En 1992 ya hubieron de registrarse 1.217 millones de p¨¦rdidas y provisionarse otros 3.776. Al liquidarse en febrero de 1993 la venta, Grand Tibidabo hubo de adquirir adem¨¢s bienes y cr¨¦ditos morosos por 3.377 millones, de los que, en el mejor de los supuestos, apenas si recuperar¨¢ la tercera parte de su valor. En una estimaci¨®n optimista, la p¨¦rdida producida por la venta de la cartera de leasing se elevar¨ªa, pues, a m¨¢s de 7.000 millones de pesetas. En buenos principios contables tendr¨ªa que haberse asumido una parte de esa p¨¦rdida en 1991, con lo que el beneficio real en ese a?o proceder¨ªa, en el mejor de los casos, de lo obtenido por las operaciones de leasing que De la Rosa abandon¨® en junio.
En abril de 1992, se llev¨® a cabo la controvertida fusi¨®n antes mencionada. Para el conjunto de ese a?o, Grand Tibidabo -como pas¨® a denominarse la sociedad resultante- declar¨® un beneficio neto de 2.051 millones. La reducci¨®n fue del 39% con respecto al a?o anterior, si se compara s¨®lo con la suma de beneficios declarados por las dos sociedades fusionadas, y no s¨®lo Corporaci¨®n CNL (Tibidabo declaraba para ese a?o un beneficio de 463 millones).
En fin, en el ejercicio de 1993, tras la renuncia de De la Rosa (mayo de 1994), bajo cuyo mandato a¨²n se intent¨® declarar el m¨¢s que modesto beneficio de 190 millones, las correcciones impuestas por el auditor han traducido ese resultado en una p¨¦rdida de 7.500 millones.?A qu¨¦ se deben los desfavorables resultados rese?ados? Por reducirlo a los conceptos m¨¢s importantes, a los dos siguientes:
a) Fuerte incremento de los gastos, en especial los pagos a terceros. Frente a 1.32 en 1990, en 1991 se elevaron a 4.556, debidos en gran parte a operaciones at¨ªpicas. En ese ejercicio llaman poderosamente la atenci¨®n dos partidas, que suman las tres cuartas partes de los gastos: una de 2.246 millones por "gastos at¨ªpicos por ventas de inmuebles" y otra de 1.027 millones que, seg¨²n la Memoria, " incluye costes de intermediaci¨®n y gastos directamente relacionados con el cambio de actividad de la sociedad". En 1992, los gastos aumentan un 69% con relaci¨®n a 1991. Dentro de ellos resalta una partida de 1.758 por "servicios exteriores", que es casi id¨¦ntica en 1993 (1.543 millones).
b) Escaso rendimiento de las inversiones. En 1990, antes de la gesti¨®n de De la Rosa, la rentabilidad antes de impuestos sobre activos reales medios hab¨ªa sido 'del 7%, con un aumento del 12% sobre 1989. Si se imputa correctamente la p¨¦rdida final por venta de la sociedad de cartera -como antes hemos dicho-, la rentabilidad ser¨ªa nula en 1991 y de s¨®lo un 2,3% en 1992.
Crisis de tesorer¨ªa y situaci¨®n de quiebra
?Cu¨¢l es la situaci¨®n de Grand Tibidabo seg¨²n las cuentas de 1993, rectificadas con una baja en resultados de 7.700 millones?
Por de pronto, de grave crisis de tesorer¨ªa. A finales del ejercicio anterior, la entidad ten¨ªa que hacer frente a 14.000 millones de deuda a menos de un a?o con un realizable de 13.000, de los que m¨¢s de la mitad son cr¨¦ditos a empresas del grupo y a sociedades del propio De la Rosa incobrables, en el mejor de los casos, a corto plazo. Como revelan las negociaciones en curso para aplazar los pagos a los suscriptores de las obligaciones convertibles, Grand Tibidabo se encuentra en una situaci¨®n t¨¦cnica de suspensi¨®n de pagos.
?S¨®lo eso? Acaso no. Es problem¨¢tico que el valor de los activos reales de la sociedad iguale siquiera al de sus deudas totales (25.500 millones). Bajo tal supuesto, Grand Tibidabo -ahora s¨ª, y no en sus comienzos, como De la Rosa dec¨ªa- estar¨ªa en quiebra. Si, por las circunstancias que fueren, la sociedad entrase en proceso de liquidaci¨®n, la quiebra se manifestar¨ªa con toda crudeza. Al tratarse de adquisiciones llevadas a cabo, en general, a precios muy superiores a los de mercado, y al liquidar aqu¨¦llas en un proceso p¨²blico, las diferencias de valor ser¨ªan abismales. La ¨²nica receta para intentar evitar ese mal es, como ense?an otros malos ejemplos, muy amarga. S¨®lo un duro es fuerzo de gesti¨®n y -por injusto que resulte- un nuevo sacrificio de los accionistas y de los tenedores de obligaciones de la sociedad podr¨ªan conseguir que la sociedad saliera a flote. Contar con que lo defraudado se reponga, como corresponde, es, hoy por hoy, una ilusi¨®n. Aun cuando la entidad como tal, adem¨¢s de sus accionistas, debiera mostrarse activa en cuanto perjudicada, la si tuaci¨®n econ¨®mica actual es la que es y nada excusar¨ªa el que no se afrontase con total realismo.
Jos¨¦ Mar¨ªa Mart¨ªn Oviedo fue presidente del Consorcio Nacional del Leasing desde el 30 de julio de 1990 hasta el 30 de mayo de 1991.
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