El cinismo de una propuesta
Responde el autor a un art¨ªculo de Enrique Olmos publicado en este peri¨®dico el pasado 4 de noviembre. Y muestra su disconformidad con sus tesis sobre lengua y nacionalidad.
El se?or Enrique Olmos publica un art¨ªculo en EL PA?S deL 4 de noviembre de 1994, titulado ?Qu¨¦ es sentirse espa?ol? en el que retoma la pregunta a la que La¨ªn Entralgo le dedic¨® un largo comentario en este mismo peri¨®dico.Despu¨¦s de leer detenidamente el art¨ªculo del se?or Olmos en busca de respuesta, lo ¨²nico que he encontrado es que como euskaldun mejor si renuncio a mi lengua materna; que como dirigente nacionalista soy intelectualmente limitado, y que como responsable pol¨ªtico en el Gobierno vasco estoy cometiendo un crimen de lesa majestad en la medida en que cumpliendo una ley, promulgada casi con un consenso total por el Parlamento vasco y corroborado por el Tribunal Constitucional, estoy empe?ado en asegurar que las futuras generaciones de vascos conozcan y puedan usar ambas lenguas oficiales de Euskal Herria: el euskera y el castellano.
Una vez m¨¢s, la ¨²nica respuesta posible que se plantea, que plantea el se?or Olmos a la pregunta: ?Qu¨¦ es sentirse espa?ol?, es: no ser vasco, no ser euskaldun, no ser hablante en gallego o en catal¨¢n.
Y luego se extra?an de que quienes se entienden euskaldunes, o catalanohablantes, o gallegohablantes, tengan dificultades para identificarse como espa?oles. Incluso habr¨ªa que decir algo m¨¢s: se les excluye de ser espa?oles mientras no renuncien a su lengua local, como las denomina el se?or Olmos.
Y todo ello en nombre de la plenitud humana, plenitud que a todas luces pasa por ser castellano-hablante. Plenitud a la que los euskaldunes no podemos tener acceso mientras sigamos aferrados a la lengua que recibimos del pecho de nuestra madre y de mano de nuestro padre. Aunque podamos leer a Goethe en alem¨¢n, a B. Shaw en ingl¨¦s y a M. Yourcenar en franc¨¦s.
Cuatro son los argumentos b¨¢sicos que aporta el se?or Olmos a favor de su excluyente forma de entender la plenitud humana.
En primer lugar, reconoce que el hic et nunc, el aqu¨ª y el ahora de una sociedad, de una cultura de una lengua pertenecen a la concreci¨®n del individuo humano, pero le resta casi toda importancia al considerarlos puramente accidentales.
Degradando a la accidentalidad, los elementos constitutivos de la concreci¨®n humana proclaman una universalidad abstracta, sin preguntarse en ning¨²n momento c¨®mo se constituye una cultura universal, c¨®mo se constituyen los valores universales, en especial en su relaci¨®n con las culturas y los valores particulares/ concretos.
Pero es que, en segundo lugar, la accidentalidad de cada hic et nunc sociocultural y ling¨¹¨ªstico, no es tal para el se?or Olmos. O mejor dicho: s¨ª lo es en el caso de] vascuence, no lo es en el caso del castellano; s¨ª lo es en el caso de lo que denomina lenguas locales y no lo es en el caso de lo que para ¨¦l son lenguas universales.
Y la diferencia entre unas y otras es su extensi¨®n, un criterio cuantitativo: muchos hablantes, m¨¢s universal; pocos hablantes, m¨¢s local. Seg¨²n este argumento del se?or Olmos, el chino es m¨¢s pleno humanamente que el ingl¨¦s, ¨¦ste que el espa?ol, ¨¦ste que el ruso, ¨¦ste que el alem¨¢n, ¨¦ste que el franc¨¦s, y as¨ª sucesivamente. En el ¨²ltimo escal¨®n estar¨ªan mis pobres padres que nunca supieron cu¨¢n lejos de la plenitud humana estuvieron por haber querido a sus padres en vascuence, por haberse conocido y querido en vascuence, por habernos querido y educado a nosotros, sus hijos, en vascuence.
Y todo ello, en tercer lugar, en nombre de las decisiones que ha adoptado la biolog¨ªa, la historia natural, la selecci¨®n natural, que en su sabidur¨ªa ha optado por unas lenguas en contra de otras.
Uno, en su incencia, cre¨ªa que la aplicaci¨®n de criterios biol¨®gicos y de selecci¨®n natural a los fen¨®menos humanos era algo ya superado, como hab¨ªa llegado a pensar que la historia es el reino de la libertad, y no de la necesidad; o que por lo menos que a ello habr¨ªa que tender. Pero no. El se?or Olmos es prueba fehaciente de que la mejor forma de definir la universalidad es cuantitativa, y que la - plentiud humana depende de la selecci¨®n biol¨®gica natural. Por ¨²ltimo, el se?or Olmos aduce un argumento de f¨¢cil comprobaci¨®n o falsificaci¨®n: el esfuerzo por garantizar el conocimiento del vascuence o del catal¨¢n va en detrimento del aprendizaje del ingl¨¦s o de cual quier otra lengua universal. El se flor Olmos, sin embargo, no aporta ning¨²n dato.
Espero que me sean permitidas un par de preguntas. ?Tiene el se?or Olmos alg¨²n dato que constate que en las comunidades aut¨®nomas que no cuentan con dos lenguas oficiales es mayor el porcentaje de ciudadanos que conozcan el ingl¨¦s que en Catalu?a o en Euskadi? ?Puede el se?or Olmos realmente afirmar que el problema del aprendizaje de lenguas extranjeras, que constituye tradicionalmente uno de los tres mayores fracasos del sistema escolar espa?ol, comienza con la aplicaci¨®n de pol¨ªticas ling¨¹¨ªsticas en algunas comunidades aut¨®nomas?, ?Puede el se?or Olmos aportar alg¨²n argumento, basado en los conocimientos de la psicolog¨ªa del aprendizaje, que recomiende una educaci¨®n monoling¨¹e, en contra de una educaci¨®n biling¨¹e, como el mejor camino para garantizar un eficaz aprendizaje de lenguas extranjeras? Tengo la impresi¨®n de que las propuestas del se?or Olmos tienen muy poco que ver con ninguna plenitud humana, y mucho con una postura cerrada a favor del monoling¨¹ismo en el Estado espa?ol, eso s¨ª, es cud¨¢ndose en unos ut¨®picos biling¨¹ismos de espa?ol e ingl¨¦s.
Quien escribe estas l¨ªneas es un vascoparlante que nunca de jar¨¢ de serlo y a quien el dominio del vascuence no le impide leer a Rilke o a Celan en ale m¨¢n, T. Elliot o J. Williams en ingl¨¦s, o a Flaubert y a M. Yourcenar en franc¨¦s, am¨¦n de leer a Cervantes en castellano y a Dechepare en euskera.
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