"M¨¦xico en un pa¨ªs moderno y una democracia plena"
El presidente que hoy toma posesi¨®n en M¨¦xico, Ernesto Zedillo Ponce de Le¨®n, tiene la apariencia de un alto ejecutivo de una gran multinacional, c¨®modo en todas las situaciones menos en las propias del pol¨ªtico de masas. Todo en ¨¦l alude a la eficacia contable y segura de un esmerado profesional, para el que el ba?o de multitudes no sea la mejor manera de gobernar un pa¨ªs. En privado confiesa que habr¨ªa preferido esperar seis a?os m¨¢s, otro sexenio por delante, y que s¨®lo el asesinato de su jefe y amigo, el candidato del partido gobernante, Luis Donaldo Colosio, ha podido catapultarlo antes de tiempo a la primera magistratura mexicana. El presidente Zedillo habl¨® largamente durante un almuerzo con un enviado especial de EL PA?S.El Partido Revolucionario Institucional (PRI), gobernante en M¨¦xico a trav¨¦s de sucesivas reencarnaciones de logotipo desde hace medio siglo, podr¨ªa estar viviendo los ¨²ltimos a?os de su historia.
La insurrecci¨®n chiapaneca de primeros de a?o ha tocado a rebato para una desintegraci¨®n en la que unos juegan a la reforma democr¨¢tica porque creen en ella, otros porque piensan que es hasta mejor defender sus intereses con las urnas por delante, algunos no juegan a nada a la espera de tomar partido, y los ¨²ltimos, pero no los menores, se oponen a cualquier cambio porque les va el cocido en la refriega. Zedillo se declaraba hasta ayer: "Jef¨¦ del ala reformista radical del partido; hoy ya no, porque soy el presidente de M¨¦xico".
Aunque no niega Zedillo que el PRI dista mucho de ser un dechado de democracia, afirma sin el parpadeo de la duda, que sigue unido, que el prop¨®sito de reforma, es decir de enmienda, es irrevocable y que: "Todos los presidentes provinciales me reiteraron su confianza en una reuni¨®n durante la campana, asegur¨¢ndome que la reforma no ten¨ªa que hacerlo s¨®lo por m¨ª, sino por su propia continuidad al frente del partido". Tambi¨¦n ser¨ªa ¨¦sta la continuidad del narcotr¨¢fico, de los chanchullos, de los asesinatos mucho m¨¢s cremat¨ªsticos que pol¨ªticos, o pol¨ªticos por lo cremat¨ªsticos. "El PRI no es hoy una democracia, pero asume el reto de reformarse para sobrevivir en el nuevo M¨¦xico, el del acuerdo econ¨®mico con Estados Unidos y Canad¨¢ [TLC] y de la democracia sin paliativos".
"Mire, usted. Mis antecesores, como L¨®pez Portillo por ejemplo, no tuvieron rivales en las presidenciales, y fueron elegidos, casi plebiscitariamente, con m¨¢s del 70% del voto. Yo, en cambio, he tenido ocho oponentes y he ganado, de verdad, con apenas unas cent¨¦simas por encima del 50%".
?Significa ello que M¨¦xico es ya una democracia plena?
"En absoluto, M¨¦xico no es a¨²n una democracia plena. Hemos avanzado hacia la verdad del sufragio, pero no se han eliminado todas las irregularidades, y sigue habiendo un problema de equidad; que el partido no se comporte como Estado, que haya igualdad de oportunidades para votantes y partidos, es lo que hemos de conseguir". ?Har¨¢ falta todo un sexenio para esa evoluci¨®n? "Ni siquiera es seguro que baste con mi mandato, pero ¨¦sa es una de mis prioridades".
Para prioridades Chiapas.. Entre el 1 y el 8 de diciembre fechas de la toma de posesi¨®n presidencial y de la del nuevo gobernador chiapaneco, provincia donde la estad¨ªstica dice que gan¨® el candidato del PRI, y todos los dem¨¢s, que fue Amado Avenda?o, del Partido Revolucionario Democr¨¢tico de Cuahut¨¦moc C¨¢rdenas, apoyado por los insurrectos zapatistas- puede decidirse un buen o mal comienzo del sexenio. Si no hay acuerdo, es decir, si no se pacta el reparto del poder con una fuerza sublevada, que act¨²a como gobierno de facto en una zona liberada de la extensi¨®n de la provincia. de Barcelona, el rebrote de la rebeli¨®n se da como seguro. Ya los grandes ganaderos y terratenientes arman sus milicias, llamadas por la imaginaci¨®n popular guardias blancas, como los mercenarios del zarismo, para aplicarle un torniquete a una jacquerie nacional, que no pocos consideran inevitable.
"No hay soluci¨®n militar al problema. S¨®lo deseo que tengamos verdaderos interlocutores entre los zapatistas y que se avengan a negociar. Muchas de sus reivindicaciones sobre derechos pol¨ªticos, justicia social, ejercicio de la soberan¨ªa, est¨¢n justificadas. Es un problema que s¨®lo se resuelve con la transformaci¨®n democr¨¢tica de todo el pa¨ªs. No s¨®lo de Chiapas". Negociar se est¨¢ haciendo ya, a medio camino de los bastidores. Un estampido de fusiler¨ªa ser¨ªa la segura se?al de su fracaso.
En la coyuntura de la americanizaci¨®n de la econom¨ªa mexicana, Zedillo sabe que ha de contar con Europa, o al menos, que no quede por hacerlo constar. Ah¨ª es donde el presidente, bragado a la media distancia, con el tono persuasivo del buen administrador, declara que "nuestra relaci¨®n con Espa?a es desde hace algunos a?os, no ya buena, sino estrat¨¦gica. Espa?a es para nosotros la puerta de Europa, la voz que necesitamos en la Uni¨®n Europea. La relaci¨®n no va a cambiar conmigo porque ya est¨¢ trazada una v¨ªa de cooperaci¨®n, pero, yo siento profundamente lo espa?ol, y no me pida que le enumere la lista de pol¨ªticos espa?oles, del PSOE y del PP, que son mis amigos personales".
Ante tan impecable disposici¨®n s¨®lo falta preguntarse si alg¨²n d¨ªa, como ya pretendi¨® Jos¨¦ L¨®pez Portillo a comienzos de los 80, se erigir¨¢ en M¨¦xico un monumento p¨²blico a Cort¨¦s, el que hizo del malinchismo t¨¦rmino de oprobio, pero que tambi¨¦n inici¨® formidablemente al indio en el sagrado rito de odiar en espa?ol.
"En los ¨²ltimos a?os ya ha habido importantes monumentos intelectuales a Cort¨¦s como la biograf¨ªa de Jos¨¦ Luis Mart¨ªnez, la obra de Carlos Fuentes, de Octavio Paz. Pero este pasado 12 de octubre por poco nos descuajan la estatua de Col¨®n, aqu¨ª en la capital, y cada a?o aparecen pintadas contra la conquista en el monumento al descubridor. No ha llegado el momento para ello, y, adem¨¢s, tengo tareas m¨¢s urgentes".
Todas lo son. Zedillo Ponce de Le¨®n, apellido de conquistadores, hereda un pa¨ªs a medio brinco entre dos mundos. ?Modernidad? Nadie la rechaza, y menos que nadie las guerrillas del subcomandante Marcos. S¨®lo piden que lo sea tambi¨¦n para ellos. Ante tanta asechanza, econ¨®mica, pol¨ªtica, militar, social, el presidente mexicano puede pensar hoy que, cuando menos, sobrevivir es vivir un poco.
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