Presupuestos clandestinos y terminales
La pol¨ªtica espa?ola, a base de declaraciones rotundas y de frases brillantes, est¨¢ adquiriendo grados preocupantes de enmascaramiento. Ello tiene dos efectos: solemniza lo obvio, y, por lo tanto, adquiere tono la demagogia y lo primario, en detrimento de la complejidad; y se olvida la realidad, tomando por ¨¦sta lo que los discursos dicen que es o que pasa, no lo que verdaderamente sucede.Desde hace dos semanas, EL PA?S ha publicado distintos datos sobre el caso Palomino que han tenido la virtud de romper la maniobra letal de una gigantesca manipulaci¨®n editorial, que se estudiar¨¢ en los libros de texto de las facultades de Ciencias de la Informaci¨®n. Lo sorprendente era que, hasta ese momento, los portavoces pol¨ªticos, incluidos los m¨¢s afectados -los socialistas-, no hab¨ªan acudido a los datos, las auditor¨ªas, los contratos, es decir, a las fuentes, sino que daban por buena la existencia de un esc¨¢ndalo, bas¨¢ndose en declaraciones, titulares, interpretaciones, medias verdades, insinuaciones, etc¨¦tera.
M¨¢s preocupante es que, en este ambiente enrarecido, est¨¦n pasando casi inadvertidos los Presupuestos Generales del Estado para 1995, eje de la pol¨ªtica econ¨®mica del pr¨®ximo ejercicio e instrumento sobre el que se ejercen todas las presiones que determinan la pol¨ªtica de alianzas y las l¨ªneas dial¨¦cticas que va a seguir la oposici¨®n. Siempre son interesantes las declaraciones de Pujol, Roca, Arzalluz, Felipe Gonz¨¢lez, Aznar o Borrell sobre la gobernabilidad, la corrupci¨®n o las elecciones generales, pero all¨ª donde se confirman o desmienten es en los presupuestos y los apoyos que reciben.
En estos momentos, los presupuestos se encuentran en el Senado, tras haber pasado por el Congreso y haber superado las enmiendas a la totalidad. En ese caso, a los votos del PSOE se les unieron los de CiU y los del PNV, una contundente mayor¨ªa que no ten¨ªa precedentes; adem¨¢s, la oposici¨®n, como es l¨®gico, no se apoy¨® mutuamente en sus respectivas enmiendas, ya que ten¨ªan sentidos contrarios: el Partido Popular pretend¨ªa disminuir el d¨¦ficit p¨²blico, e Izquierda Unida, mantenerlo o aumentarlo.
Pero, adem¨¢s, los presupuestos de 1995 tienen un apoyo extraparlamentario que tampoco se hab¨ªa producido en el pasado: acuerdo con los sindicatos en cuanto a la subida salarial; y con las comunidades aut¨®nomas y los ayuntamientos respecto a la financiaci¨®n de la sanidad en el primer caso y una nueva financiaci¨®n en el ¨²ltimo. Por el contrario, no obtuvieron el aval con el que el FMI hab¨ªa visado la pol¨ªtica econ¨®mica otros anos, ya que el organismo entiende que los presupuestos suponen un par¨®n en el ajuste pendiente y en la lucha contra el d¨¦ficit p¨²blico. Las dificultades p¨²blicas por las que aparentemente atraviesa la mayor¨ªa gubernamental no se corresponden, pues, con el paseo militar de los presupuestos por el Congreso de los Diputados.
La gran inc¨®gnita es la de si estos presupuestos, adem¨¢s de clandestinos, van a ser terminales. Es decir, si van a ser los ¨²ltimos en recibir el apoyo, nacionalista en esta legislatura, y, por lo tanto, al no tener suficientes votos para imponerlos, Felipe Gonz¨¢lez tendr¨¢ que disolver las c¨¢maras y convocar elecciones generales. Los movimientos subterr¨¢neos en Converg¨¨ncia, las declaraciones de Pujol en la SER, la contienda por la alcald¨ªa de Barcelona o las elecciones a la Generalitat permiten interrogarse sobre si la ruptura entre socialistas y convergentes se producir¨¢ antes de los comicios municipales y auton¨®micos d¨¦ mayo, inmediatamente despu¨¦s de los mismos, o justamente antes del final del ejercicio, cuando se negocien los presupuestos de 1996. Pero muy pocos creen que, tras los de este a?o, habr¨¢ otros presupuestos con la mayor¨ªa suficiente para ser aplicados.
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